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domingo, 19 de agosto de 2012

Y el mundo se hizo chiquito...


Hoy es de esos días cuando se antoja el regreso de la inocencia y la imaginación. A los tiempos de las historias contadas, para mi estatura de entonces, por un altísimo Don Carlos flaco, desgarbado, siempre de barba hirsuta; quien mirando al cielo, con el dedo en alto señalaba entre las estrellas al puntito brillante donde viajaba la perrita Laika ¿la recuerdan?

A los tiempos de construir carreteras en la banqueta, para carritos con llantas de corcholata, con el cemento de los sacos rotos que vendía el español enojón aquel, papá del güero Mocholí.

O él de las lecturas tirado en el suelo panza abajo, de viejos ejemplares del semanario Siempre! del maestro Pagés Llergo, de las colaboraciones de Elenita Poniatowska; de los cuentos de Memín Pinguin; o de los pies de foto del National Geographic, o el Popular Mechanics con el diccionario a un lado; o de la Vagabunda de Luis Spota por las noches y a escondidas...

O al tiempo de aspirar los olores de tierras distantes, polizontes de los mil y un productos que se vendían en el mercado de mí pueblo…

Vaya que si volaba la imaginación en esa época.

Pero a la par el mundo se hizo más chiquito. Empezó con los periódicos que en mi niñez llegaban al pueblo a veces sí, y otras quién sabe. Más adelante con la televisión de la vecina que como la miel, atrajo a los niños de la cuadra a verla con la nariz pegada a la ventana hasta que la buena señora se compadecía y nos abría las puertas de su casa con el consabido “¡chamacos! un ratito nada más, ¿eh?” que se repetía todos los días…

Hasta que un buen día Mamá cansada de buscarnos por las “teles” del vecindario compró una televisión ¿Philips, Telefunken, RCA? No lo se de cierto, lo que sí, es que a los pocos días terminó el romance con la hija de la vecina…    

Televisión que en sus inicios no enseñaba violencia. Enseñaba cultura, arte y sano entretenimiento. ¿Conocen quién fue Benjamín Disraeli? Pues a él lo conocí, como a muchos otros personajes en las películas que Don Jorge Saldaña reseñaba, en la televisión. Otras épocas, otros propósitos.

Y sí, conforme fui creciendo, con los avances tecnológicos, con las maravillas vaticinadas por Don Carlos que inexorablemente se fueron presentando una tras otra; el mundo se hizo cada vez más chiquitito dejando menos espacio para la inocencia, la imaginación y por el contrario, mucho para el morbo, la violencia, la ignorancia y lo peor… para manipular al pueblo.

Grandes distractores son los medios que hacen la noticia. Vuela una mosca al otro lado del mundo en la mesa de Lady Gaga; la socialité de moda deja ver los choninos o su ausencia; meten a la cárcel a 3 cantantes punk; aparece un delfín muerto en una playa, la noticia llega en un instante a los teléfonos “inteligentes”, las redes sociales se disparan y se arman las campañas olvidando que los delfines también eventualmente mueren…

En cambio la policía de Sudáfrica masacra casi en vivo y en directo a 34  mineros, en Siria mueren civiles, en México decenas de miles y no pasa nada pero eso sí, los vídeos están en YouTube al alcance del morbo de cualquiera que tenga un Smart Phone… Y me pregunto, ¿Cuántos de todos ellos, ya no digamos hacen, dicen algo? ¡Ah! y una última pregunta…

Al final del día, ¿De qué ha servido que el mundo se vuelva tan chiquito?

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm