¿Votar si todo está ya “tamaleado”? ¿Para qué si las cosas nunca cambian? ¿Para qué voto si todos los candidatos son iguales de corruptos? ¿De qué sirve? ¡De nada! ¡Votar y nada es lo mismo!... ¿Votar yo? Hum... ¡Bola de tarugos!
No obstante, al verlo desde otra perspectiva, parece, como lo es, que los tarugos son otros…
Irónicamente Don Abstemio, Don Resignado y los millones como ellos no se han dado cuenta que al despreciar su derecho al voto, se convirtieron en los mejores aliados de los partidos políticos.
Sí, aliados de quienes acusan de ser los causantes de todos sus males… pues por su actitud, los políticos no tienen que preocuparse por convencer, con propuestas sensatas y ni resultados, a los millones de ciudadanos militantes “activos” del partido del abstencionismo.
En ese contexto, las campañas de los candidatos –generalmente producto del “dedazo” de las dirigencias partidistas al margen de su militancia- se han convertido única y exclusivamente, en la cínica lucha por el poder entre la partidocracia que persigue proteger sus privilegios antes que el legítimo interés de los ciudadanos.
De ahí que el abstencionismo sea la medida del fracaso de la democracia. Fracaso que unos promueven por conveniencia y que los ciudadanos “abstemios” fomentan con su actitud sin entender que votar, si bien es un derecho, también es una obligación.
Regresar a lo básico, recuperar el voto ciudadano son los retos para fortalecer la democracia como el medio idóneo para la construcción de un futuro promisorio para el pueblo de México.
Un futuro donde el acto de votar sea el compromiso mínimo, ineludible por convicción, del ciudadano con la Patria.
Convencidos del camino de la democracia, asumir el compromiso de sumar a nuevos votantes en cada elección a través del convencimiento de nuestros familiares, vecinos, amigos, colaboradores y colegas será el camino natural para lograr una masa crítica de ciudadanos convencidos de acudir a las urnas para expresar su apoyo al candidato de su preferencia cualquiera que este sea, o a expresar su franco desacuerdo con la oferta política de los partidos políticos.
Una masa crítica de ciudadanos que dejen de lado la coyuntura política por la visión de largo plazo, por el sueño anhelado de equidad, justicia y prosperidad, que podemos, que debemos, construir al Votar Por México.
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
www.ramari.blogspot.com