lunes, 28 de enero de 2008

Brecha generacional...

Imagina por un momento un diamante; empañado por una costra de polvo acumulado a lo largo de los años… ¿Sigue siendo un diamante?... ¡Claro! ¡Sigue siendo un diamante! Brillará más, brillará menos, no brillara de plano, dependiendo del polvo y de la luz que reciba, pero no cambiará nunca… seguirá siendo un diamante.

De igual manera, nuestro verdadero ser persiste y se expresa de acuerdo a las circunstancias, y a la experiencia, en forma de actitudes que portamos como máscaras para proteger, conservar o conquistar un espacio vital.

Las nuevas generaciones perciben ese espacio vital como cada vez más escaso y hoy se enfrascan en la lucha competitiva que conciben como medio para trascender las barreras de la inequidad; las reales, de la pobreza y la marginación; y las ficticias, creadas por una sociedad global que transforma deseos en necesidades sin sentido.

Sociedad que por razón de la inmediatez de todo tipo de medios de comunicación; trastoca, confronta, transfunde y destruye los sistemas de valores tradicionales de culturas antes distantes y estables generando modelos mentales, conductas y valores resultado de un sincretismo difícil, por no decir imposible de comprender para muchos de nosotros padres de las últimas generaciones.

Un adulto joven que nació en una familia acomodada a principios de los 70 no concibe un mundo sin periódicos, televisión, ni teléfono. Nuestro “treintañero” amigo conoció las computadoras personales a los 11 años de edad, el celular a los 18, Internet a los 19… vive inmerso en la sociedad de la ¿información? de un mundo altamente competitivo con objetivos, visión y valores que como ya comenté, resultan difíciles, por no decir imposible de comprender para muchos con unos cuantos años más a cuestas.

La brecha generacional siempre ha existido y ha sido el motor del cambio de la sociedad; sin embargo a diferencia de antaño, hoy las posiciones se tornan irreconciliables pues la necesaria empatía para comprender las divergencias de los interlocutores trasciende, a diferencia de antes, la sola buena voluntad de las partes.

¿Cómo podría un adulto que nació en la provincia mexicana en los 50 comprender el enfoque de la generación de tan solo 15 años después? Nuestro casi “sesentón” de hoy si acaso cursó estudios universitarios, lo hizo apoyándose ¡En la regla de cálculo y el ábaco! Si, ¡Él ábaco! Nadie me lo platicó, en mi facultad algunos lo utilizaban por cierto que con mucha habilidad. La PC, la Internet y el contacto cotidiano e inmediato con las cosas y la gente del mundo fueron para él cosas de ciencia ficción hasta que cumplió mínimo los 40 años, a principios de los noventa, cuando inició el despliegue del Word Wide Web en México.

El ser humano persiste, sin embargo las máscaras, las actitudes, son muy pero muy diferentes. La experiencia, la visión, los valores, los propósitos, los ritmos, la actitud competitiva son cada vez más distantes. Y no es por falta de buena voluntad, solo es que nacimos en mundos diferentes.

Y para muestra un par de botones de los muchos que hay en la vida política nacional, Andrés Manuel López Obrador quien tiene 54 años nació en un pueblo de la provincia mexicana. Juan Camilo Mouriño Terrazo nació en el seno de una familia acomodada y tiene 36 años…

¡Dios nos agarre confesados, el reto es mayúsculo!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

martes, 15 de enero de 2008

Transición

La evaluación objetiva del desempeño de los funcionarios públicos solo puede darse cuando se han establecido metas precisas al inicio de la administración.

En ausencia de esas condiciones, ante la crítica de quienes llegan, los que se van asumen que el tiempo dará a cada quien el lugar que merece; y se equivocan pues cuando del reconocimiento a la labor ajena se trata, la memoria es corta, y muy, pero muy larga en cuanto al recuento de los errores.

Unos ocultan sus desaciertos y pregonan con orgullo triunfos que no pueden determinarse como reales o ficticios en ausencia de compromisos concretos pactados previamente con una ciudadanía que no los exige.

Quienes arriban, buscan en la coyuntura magnificar el desastre real o ficticio para apalancar el inicio de su gestión ante una ciudadanía que exige pero no aporta, que exige pero no atina a distinguir lo urgente de lo importante.

En la lucha por espacios políticos que los llegan a considerar propios, la transición nunca es tersa y se complica aún más, cuando en nuestro caso, ironías de la vida, quien recibe le entregó en su oportunidad al que recién se despide y la memoria de aquella transición de tres años atrás está aun presente; y todavía más, cuando grupos políticos emergentes contribuyen a enturbiar las aguas en la búsqueda de cuotas de poder.

Y en esa confrontación nadie gana, todos pierden particularmente la ciudad pues energía que habrían de invertir en el trabajo efectivo, se desperdicia en la sin razón de nuevas facturas políticas que alguien tendría que pagar más tarde o más temprano.

Habría que reconocer que el estado del desarrollo de nuestra ciudad es el resultado de un proceso en el que todas las administraciones contribuyeron de una forma u otra a su logro. ¿Quien recuerda ahora las semillas del Coatzacoalcos de hoy que sembraron muchos presidentes municipales en su tiempo y sus circunstancias? Difícilmente alguien se acuerda de quien fundó el primer centro de salud o construyó el primer mercado, la primera escuela. Sin embargo muchos fueron criticados, y mucho, al término de su administración y la memoria de corruptelas reales o ficticias aun persisten en la memoria.

¿Porqué no hacerlo al revés? ¿Por qué no reconocer a todos y cada uno de los presidentes municipales las semillas sembradas que las hay y muchas? ¿Por qué no reconocer lo que ha estado bien hecho y darle continuidad antes que descartarlo? ¿Por qué destacar los desaciertos reales o ficticios y crear resentimientos innecesarios? ¿Por qué no establecer compromisos concretos que al término de la administración simplemente puedan “palomearse” para decir esto se cumplió, esto no y porqué; para así realizar una evaluación del desempeño objetiva de cara a la ciudadanía?

Coatzacoalcos y ninguna ciudad del mundo puede reinventarse cada tres años y ninguna administración puede decir que ha partido de cero.

Con mis mejores deseos…



Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

PD Mensaje de los Guavinos a Polo ¡Recupérate y regresa pronto a casa!

domingo, 13 de enero de 2008

De tí depende...

“Vivir las experiencias de la vida es obligatorio; sufrirlas o gozarlas es opcional”
Matthieu Ricard

Tendemos a creer que las experiencias que vivimos son algo coyuntural y no es así; las experiencias son inevitables como consecuencia de procesos cuyo origen se pierde en nuestra memoria.


El día de hoy podemos estar iniciando inconcientemente un proceso que nos llevará a vivir una experiencia muchos años después sin darnos cuenta que una vez en la ruta, la futura experiencia siempre se dará si no tomamos conciencia a tiempo de la importancia y trascendencia de nuestras decisiones.

Cuando nos preguntamos ¿Qué me ha llevado a esta circunstancia? Difícilmente encontraremos la verdadera causa raíz, particularmente cuando la experiencia no es placentera, porque ¡Sorpresa! En la búsqueda nos detendremos en lo que a primera vista pudiera exculparnos; es decir cuando "podemos" deslindarnos de toda responsabilidad.

¡Me ensartaron con la cuenta! Diría aquel que en la pachanga lo dejan solo sus amigos pero omite considerar que fue él quien eligió a esos amigos para trasnochar. ¡El otro venía muy rápido! Diría quien omite considerar que venía distraído y que bien pudo evitar el golpe con unas llantas en mejores condiciones…

La gente en general se detiene siempre cuando encuentra a quien echarle la culpa de sus desventuras. Desventuras que son inevitables a partir del momento en que toma una decisión sin considerar el impacto y la trascendencia futura… y una cosa lleva a la otra para al final quedar la causa en el olvido y preguntarnos buscando ser víctimas y no victimarios de nosotros mismos:

-¿Qué me llevó a esto? Antes que


-¿Cómo llegué a esto?

Las experiencias, experiencias son; fueron inevitables una vez que emprendimos el camino y no podemos cambiarlas pues están ya en el pasado; lo único que podemos controlar es nuestra actitud respecto de ellas. Podemos optar irreflexivamente por continuar el sufrimiento ó cambiar nuestra actitud y disfrutar cotidianamente de una nueva conciencia.

Alguien se preguntaba sobre si las decisiones que había tomado en el pasado eran “equivocadas” o “correctas” y le dije que sus decisiones solo serán "equivocadas" o "correctas" en función de la actitud que a partir de hoy tome ante sus consecuencias.

Si dispendias irreflexivamente, sufres las consecuencias, tomas conciencia y corriges tu actitud; la decisión habrá sido correcta en la medida en que te habría hecho tomar conciencia del significado del dispendio y corregirte; por el contrario si tomas conciencia y te sigue valiendo, la decisión de dispendiar habrá sido, y seguirá siendo, "incorrecta".

Como dice Matthieu Ricard, francés por nacimiento y monje tibetano por elección a quien se le considera el hombre más feliz de mundo; el gozo y el sufrimiento son opcionales, de ti depende.

Enrique Chávez Maranto

enrique.chm@gmail.com

lunes, 7 de enero de 2008

Lo que importa es el promedio...

El líder que con humildad reconoce sus limitaciones y con voluntad enfrenta los retos, entiende que siempre habrá y hay una mejor manera de hacer las cosas pero también que el tiempo para actuar no puede esperar siempre a la perfección.

Caso contrario de las voces de la soberbia y el resentimiento que en la coyuntura de la decisión siempre tienen “la” mejor y “única” manera de hacer las cosas pero eso sí, sin asumir responsabilidad sobre los resultados.

Quien es exitoso, enfrenta con toda responsabilidad las consecuencias de las decisiones que toma y en cada ocasión, pierda o gane, a la postre siempre crece al desarrollar las competencias requeridas para tomar con mayor frecuencia decisiones de calidad y para ejecutarlas una vez que las ha tomado.

Es decir la capacidad para tomar buenas decisiones es algo que con disciplina todos podemos tener, los siguientes son algunos “ejercicios” que Usted puede practicar para desarrollar el músculo necesario.

Distinga lo importante de lo urgente. Para mejorar su desempeño dedique espacios separados a lo importante y a lo operativo. El tiempo que dediquemos exclusivamente a lo importante le permitirá decidir cada vez con mayor frecuencia y calidad sobre temas trascendentes. El tiempo dedicado a lo operativo le permitirá ejecutar sus planes con mayor efectividad.

Distinga deseos de necesidades. Si tiene cualquier tipo de limitaciones de presupuesto, al tomar su decisión y desarrollar sus planes distinga muy bien entre lo que realmente necesita y lo que usted desea. Satisfacer los deseos normalmente sale caro y puede significar la diferencia entre el éxito o el fracaso de su proyecto.

No lo piense mucho. Siempre habrá una mejor manera de hacer las cosas. Una decisión imperfecta implica riesgos, pero más vale tomar riesgos a sabiendas que pueden ser controlados y darse la oportunidad, que no hacer nada buscando la perfección. Si bien hay que tomar buenas decisiones… tomar la mejor decisión fuera de tiempo es… ¡Una pérdida de tiempo!

Apéguese a los planes. Los resultados en gran medida dependen de la efectividad en la ejecución de los planes. Nunca deje de escuchar a quien le proponga una nueva forma de hacer las cosas, solo que para cambiar los planes tendrá que estar absolutamente convencido de que es factible y que el cambio no agregará mayores riesgos o costos a su proyecto y por el contrario le representará muchas ventajas. Si el cambio no agrega un valor significativo, continúe con sus planes actuales.

Lo que importa es el promedio. Tomar solo una buena decisión no lo llevará al éxito. Se requiere tomar muchas donde seguramente solo el 20% serán las que mayor valor le representen, del 80% restante usted no estará satisfecho pero la única manera de desarrollar las competencias requeridas para el éxito es ¡Ejercitándose!

Busque siempre crear valor para Usted y los demás. Los “buenos” resultados de las decisiones que solo buscan crear valor para usted no perdurarán. Considere que el valor creado por sus decisiones debe repartirse con equidad entre todos aquellos que participaron este es el principio de un desarrollo personal sustentable.

Con mis mejores deseos para este 2008

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com