domingo, 29 de noviembre de 2009

Diamante

El diamante siempre luce distinto a los ojos de quienes le admiran sin dejar de ser lo que es… diamante. La gema maravillosa que surge de la piedra opaca de la mina por los golpes precisos y el incesante pulir del tallador. Diamante que sigue siendo aun cuando la luz falte o el polvo y la suciedad enmascaren su brillo. Diamante siempre el mismo… pero siempre distinto a los ojos de los demás.

De igual manera es el Ser. Él requiere del tallador de la experiencia para transformarse y revelar las facetas de su grandeza. Ser siempre el mismo. Ser siempre distinto a los ojos de los demás. Ser que en tanto gema, ha de mantenerse limpio para no perder el brillo bajo la pátina de la soberbia y el resentimiento. Ser que ha de mantenerse limpio para poder ver su propia luz. Sin embargo, a diferencia del diamante que solo es lo que el tallador decide; el Ser no tiene límites y será siempre lo que él elija, aunque lo desconozca.

Eso escribí a principios del año 2007 y lo recordé hace poco cuando un amigo mío me comentó que como resultado de su participación en un proyecto donde le hicieron un estudio de sus fortalezas y debilidades gerenciales -basado en los conceptos de John H. Zenger y Joseph Folkman autores del libro “El líder extraordinario”- pudo confirmar que cada uno de los distintos grupos en los que se desenvuelve le perciben de manera distinta y que en consecuencia, cada cuál tiene expectativas distintas respecto de él. Mi amigo es quien es, pero como el diamante, es distinto dependiendo los “ojos” de quien lo mira.

La primera intención –y ese es el enfoque de los modelos tradicionales del desarrollo humano- sería buscar resolver las debilidades y procurar darle gusto a todos. Pero… ¿Es una actitud sensata? Difícilmente puede serlo. Es imposible negar tu naturaleza. Podrás mantener limpia la superficie de tu diamante pero jamás limpiar lo suficiente la superficie de los diamantes que te rodean.

La responsabilidad del líder es mantener limpia la superficie de su cristal para con la menor distorsión posible recibir información y transmitir su mensaje para, apalancado en lo que conoce como sus fortalezas, construir la “realidad” deseada. Nunca pretender darle gusto a todos. Eso es imposible.

Para constituir a México como un verdadero líder en el concierto de las naciones, ha de construir su propio camino y fincar su desarrollo en sus muchas fortalezas que no hemos querido ver como tales. Orgullosos de lo nuestro, orgullosos de lo que realmente somos, orgullosos de nuestra diversidad… con la superficie de nuestro diamante limpia, para dejar ver su luz en los confines del mundo.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

sábado, 21 de noviembre de 2009

Luz de luna...

Ya hace un buen número de columnas que he escrito procurando formar opinión sobre una problemática nacional que difícilmente se resolverá en mediano plazo. Está visto que la actitud de los actores no va a cambiar… yo sí… ¡pero de tema! En esta ocasión, decidí darme un respiro entrevistando a un buen amigo con quien he disfrutado muchas aventuras y sin embargo no conozco del todo. Así que emprendí el camino al bar la Guabina donde pensé que con toda seguridad lo encontraría y así fue.

-¿Cómo has estado? -Bien gracias ¿Y tú?

-Te diré que no puedo negar lo bien que me ha ido últimamente. Mi esposa está bien, los “niños” también, el negocio siempre generoso… los vecinos mejorando –cada vez hacen menos ruido-, mí juguete preferido no se ha descompuesto, el trabajo bien, ¡Vamos! Que hasta el servicio en la Guabina ha mejorado, la botana está cada vez mejor. En fin, todo está muy bien.

-Pero… ¿Qué me dices de ti? ¿Cómo estás tú? -¿Yo? Hum…

-Si tú. Me has dicho que todo lo que está alrededor tuyo, está muy bien y eso, si bien es importante, es solo una parte. Insisto, a ver dime… ¿Cómo estás tú?

-Bueno te diré que, la verdad, no he pensado mucho en eso. A ver… empezaré por lo que hago: Suena la alarma, me levanto, hago mis cositas, desayuno leyendo el periódico, me lavo los dientes, enciendo el coche, después el Ipod, emprendo la ruta a la oficina, saludo al vigilante del estacionamiento, estaciono el coche, saludo a los compañeros que conozco, me instalo en la oficina, atiendo los asuntos, emprendo el camino de regreso a casa, ingiero mis sagrados alimentos y después… una siestecita; suena la alarma, besito de despedida, emprendo el camino a la oficina nuevamente, lo mismo, regreso, leo un poco, veo la novela....

-¿La novela? Será la telenovela. -Si pues, ¿Qué tiene de raro? Tiene buenas actrices, buenos actores, eso sí, ninguna trama pero entretiene hombre… no nada más el Discovery Channel… o las películas 20 X… Pero no interrumpas por favor... ¿Dónde me quedé? ¡Ha sí! en la telenovela, continuamos, después la frutita de la cena, lavarse los dientes y tan ¡tan! Lo demás es privado.

-Está bien, ya enlistaste todas, bueno, casi todas tus actividades pero no has respondido a mi pregunta ¿Cómo estás tú? ¿Eres feliz? Brotó inoportuna la pregunta en tanto la felicidad, para tantos, es cosa tan distinta…

-Sí y No. Me contestó de pronto -cual buen torero buscando esquivar la cogida del toro por su inconsciencia- intentando que su rostro no mostrara duda o falsa seguridad.

-Soy feliz cuando disfruto de buena compañía y buen vino bajo el manto de las estrellas en una noche de verano con una brisa firme que me susurra palabras… Soy feliz cuando por las mañanas salgo al jardín y escucho en el murmullo de la naturaleza el canto de los pajarillos ¡Eso es vida! Soy feliz cuando después de un eventual “mal” día en el trabajo; recorro los escasos kilómetros a mi casa y me envuelve el ronroneo de mi auto que susurra quedamente al oído, ¿Ya viste el mar? ¿Y el cerro de San Martín? ¿El atardecer? ¿Ya viste lo que nunca ves, pero que siempre está ahí para tí? Soy feliz cuando la sonrisa de alguien más o la ternura de su mirada inspiran el amor… Soy feliz cuando mis manos, de estar quietas, vuelan sobre el teclado expresando lo que mi alma siente.

-¿Y cuándo no eres feliz? Le pido concluir...

-Cuando, querido amigo, he de olvidar lo feliz que estoy ahora por contestar tu pregunta.

“Luz de Luna, piano, hum…
Infunden la calma que el alma busca
Cuando en el momento de la íntima soledad
El rostro muestra la intención de la eternidad…”

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 15 de noviembre de 2009

Marionetas

Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos (Gandhi)

Estimado lector, el siguiente párrafo contiene una brevísima lista de palabras ofensivas, soeces, groseras, que pueden afectar tu sensibilidad. Tal vez preferirías no leerla, sin embargo es representativa de los adjetivos calificativos proferidos por muchos –no todos, aclaro- de nuestros señores legisladores en el transcurso de los “debates” que se dan en la más alta tribuna de la nación. Si bien podrías saltar al tercer párrafo, vale la pena respirar profundo, taparse la nariz y continuar con la lectura.

¡Asesino! ¡fascista!, ¡Mediocre!, ¡Usurpador!, ¡Payaso!, ¡Curulero!, ¿Aflojaste el cuerpecito?, ¡Esperpento traidor!, ¡Pinche nalgas prontas!, ¡Fanfarrón!, ¡Estorbo!, ¡Estúpido y traidor!, ¡Incompetente!, ¡Rajón!, ¡Salinista!, ¡Pendejo!, ¡Enanos del congreso!, ¡Por rata, te volviste joto!, ¡Inútil!, ¡Muerto de hambre!, ¡Tepocata!, ¡Peligro para México!, ¡Mierda!.. (Por violencia verbal in extremis se omite el tradicional recordatorio familiar).

La lista anterior podría continuar hasta compilar un libro que tendría como portada la fotografía del entonces legislador, Don Humberto Roque Villanueva, tomada el 17 de marzo de 1995, cuando hizo la “roqueseñal” para celebrar el incremento del 10 al 15 por ciento de impuesto al valor agregado. Gesto obsceno con él que merecidamente ingresó a la historia nacional. La “roqueseñal” sería el marco perfecto para el título que no podría ser otro que “Letrina”, el retrete colectivo, el lugar sucio donde, con honrosas excepciones los políticos, vierten las inmundicias y expelen los excrementos de su ignorancia e incapacidad para debatir las ideas.

Pero… ¿Será realmente ignorancia e incapacidad? Pensándolo bien no lo creo. Es insulto, oprobio, descalificación, agravio, bajeza, ruindad, vileza, cinismo y otras linduras pero, ignorancia e incapacidad definitivamente no. Es un hecho que quienes conforman la clase política son en general gente inteligente. Muy inteligente diría yo, que se aplica –salvo honrosas excepciones- sin escrúpulo alguno al propósito de conservar los privilegios que el poder implica a quienes se sirven de él. Muy competente para “operar” en un contexto plagado de intereses, componendas, “concerta” cesiones, acuerdos en “lo oscurito” que les aseguren permanencia dentro del sistema.

¿Pero entonces que es la diatriba que fluye cotidianamente de la boca de la clase política? Es en buena medida simplemente circo, mero teatro o una función de lucha libre, lo que mas te guste. Un espectáculo oprobioso de marionetas, cuidadosamente orquestado, de “rudos contra técnicos”, hecho para satisfacer el morbo del militante – aficionado.

Y para muestra un botón, recordemos las sentidas declaraciones de los diputados, unos a favor y otros en contra, del alza de impuestos. Declaraciones que no sirvieron para nada, pues al final del día terminaron en su gran mayoría votando a favor. Recordemos el inútil espectáculo en la cámara de senadores donde la ley de ingresos quedó peor –para el pueblo claro está, no para quienes mueven los hilos de las marionetas- de lo que salió de la cámara de origen.

Alguna vez ingenuamente pensé que los insultos, ofensas, descalificaciones, juicios de valor hechos en la tribuna, en las declaraciones de banqueta y en las conferencias de prensa eran autenticas. Me cuestionaba entonces que cómo era posible, después de decirse lo que se dicen, pudieran sentarse a la misma mesa en la búsqueda de consensos para el bien de la Nación.

Y la verdad es que si se sientan a la misma mesa, pero no de cara al pueblo y menos en el espacio común de las legislaturas. Ahí solo lo hacen las marionetas para representar el papel que cuidadosamente les han preparado. Los que si se sientan a la misma mesa para disfrutar las mejores viandas, a fumar habanos, a degustar el buen vino, a tomar güisqui –de 18 años para arriba- son quienes realmente detentan el poder. Ahí es donde se toman las decisiones, donde se logran los consensos y se escribe el guión.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 8 de noviembre de 2009

¿Cuál México?

Durante la guerra entre España y los Estados Unidos, el presidente McKinley entregó a un hombre llamado Rowan, una carta dirigida al General Calixto García quién se encontraba en algún lugar de la isla de Cuba. El Sr. Rowan sin recibir, ni pedir, mayores indicaciones, emprendió de inmediato el camino y al cabo de unos días entregó la carta en su destino.

El párrafo anterior es conocido como la historia de la “Carta a García” que se utiliza frecuentemente en cursos motivacionales, como ejemplo del espíritu de colaboración que debería prevalecer en las organizaciones. Se espera, que cuándo alguien necesite «enviar una carta a García», exista un «Sr. Rowan» competente para cumplir la misión. Sin embargo esto no puede darse en todos los casos, pues hay algunas encomiendas realmente muy complicadas, diría yo casi imposibles de lograr.

Si hoy, una hipotética “Carta a García” se tuviera que entregar con la única seña de que el destinatario está en México, una pregunta pertinente, sin demerito de la actitud del Sr. Rowan, sería: ¿Cuál México?

Sí, ¿Cuál México? ¿Él del norte, ó el del sur? ¿Él de las costas, ó el de las montañas? ¿Él de los ciudadanos de primera, ó el de los ciudadanos de segunda que no pueden aspirar a un puesto de elección popular si no es a través de los partidos políticos” ¿Él de los que pagan impuestos, ó el de los que los evaden? ¿Él de los que estudiaron en las escuelas privadas, o él de los egresados de las universidades públicas? ¿Él de los que estrenan auto cada tres años, ó el de los que compran camionetas importadas que de viejas se desbaratan? ¿Él de quiénes en una sola comida gastan, lo que es el sueldo que no verán en toda su vida quienes viven en el otro México? ¿Él de los que usan su BlackBerry para “tuitear”, ó el de los que abonan al saldo solo lo necesario para hacer una llamada? ¿Él de los que son “completamente palacio” ó él de los que visten ropa de segunda mano? ¿Él de los que toman vacaciones en Cancún ó él de los que solo conocen la arena de la playa que les acarrean al Distrito Federal? ¿Él de los que viven en el municipio de San Pedro Garza García ó él de aquellos en los altos de Chiapas? ¿Él del PAN, él del PRI, ó el del PRD?

Sí, ¿Cuál México? ¿Él de los pocos muertos amigos del presidente, ó él de los cientos cuyo sacrificio no ha merecido un modesto monumento colectivo?

Definitivamente la misión del Sr. Rowan no sería nada fácil de cumplir. Por que, en efecto, existe una diversidad incalculable de percepciones de la realidad de nuestro país que dificultaría enormemente entregar la carta en su destino. Diversidad que no hemos sido capaces de convertir en fortaleza y que obstruye la construcción de acuerdos básicos sobre el futuro deseado. Solo en uno todos coincidimos: El anhelo es un México mejor.

Solo que esta frase es y seguirá siendo hueca en tanto del anhelo no pasemos. Y«mejor» signifique cosas tan distintas para tantos. Así que no se asombre, ni se disguste, ni vea moros con tranchete, por leyes que parecen mal hechas e inequitativas. Al contrario regocíjese, pues seguramente nuestros doctos y justos legisladores las diseñaron pensando en aquellos que viven en alguno de los otros México que usted no conoce. Pensando en aquellos que seguramente son mayoría.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 1 de noviembre de 2009

Tierra fértil...

“Los días transcurrían plácidamente en esa época del año. Atrás habían quedado las arduas jornadas de la cosecha que, como ellos, generaciones atrás habían levantado de esa bendita tierra fértil donde todo se daba.

Con los graneros rebosantes, más allá de sus necesidades, era la temporada para disfrutar del maravilloso espectáculo de la naturaleza que les llevaba, envueltos por la brisa fresca y apacible, de las noches iluminadas por miríadas de estrellas, a los encendidos tonos del amanecer siempre cambiante. Nada parecía amenazarles.

Decían los ancianos a su prole: «así ha sido y así será». Pero no ocurrió así, las lluvias menguaron hasta no llegar, y la tierra se tornó yerma. Lo demás, es la historia que hemos vivido juntos sus padres y yo cuando peregrinamos durante muchos meses en busca de una nueva tierra llevando a cuestas unos pocos bultos de semilla para sembrar.

En esos días difíciles, mucho hubimos de luchar, cuando las frutas del campo se nos negaban y el hambre apretaba, para no convertir la semilla en pan... Al cabo, casi sin fuerzas, llegamos a estos predios con tierras que se veían buenas, pero que no estaban preparadas.

Discutimos mucho entonces para vencer la tentación de sembrar nuestro tesoro y sentarnos a esperar las lluvias como lo hacían nuestros padres. Allá en las tierras de las que venimos -les dije-, nuestros mayores nunca lo pensaron necesario, «así ha sido y así será» dijeron y ya vieron que un mal día las lluvias nos abandonaron.

Finalmente nos ganó la prudencia y construimos las terrazas, las presas y los canales de riego donde nuestro tesoro rindió los frutos para bien nuestro, de ustedes y de los hijos que aún no les han nacido…”

Cuando con visión de estado el gobernante tiene la voluntad política de resolver los desequilibrios que afectan a sus gobernados puede, a pesar del costo que le represente, conducir a la promulgación de leyes y a la fundación de instituciones idóneas para restablecer el orden deseado en favor de la sociedad. Sin embargo, no bastan visión de estado, voluntad política, leyes e instituciones para asegurar el éxito.

Se requiere también, de tierra fértil y abono para que las leyes puedan aplicarse y las instituciones alcancen sus objetivos. La tierra fértil es una ciudadanía comprometida y co responsable; el abono es la necesaria confianza que el poder político debe inspirar en sus gobernados. Compromiso y confianza que han de reconocer, tanto la ciudadanía militante, como quienes ejercen de buena fe el poder; toma su tiempo construir antes de que la tierra de frutos.

Y en lo que eso se logra, habrán de no perder la paciencia, ni permitir que les venza la tentación de saciar el hambre con la semilla que resguardan para la transformación del país.

***

A propósito de calaveras e impuestos: Brava la Parca iba / Pues no es posible, se dijo encorajinada… / Que en el panteón por mortaja / ¡Ahora impuesto le harán pagar! / / En esa bravura de ánimo / A las puertas del senado llegó, / Buscando a Paredes, a Nava o a Manlio… / Para arrastrarlos de la greña al panteón… / / No nos lleve… / Temblando los tres suplicaron / Que por su alta investidura / Su señoría tendrá una exención… // Ya sin pretexto la Parca les dijo: / ¡Dejen de lloriquear! que en su curul quedarán / Pero ¡vamos!... díganme y pronto… / ¿Dónde están Carstens y Calderón?

A propósito de solidaridad y apoyo: Miranda Sánchez es una bellísima niña de 6 años de edad que necesita trasplante de médula. Necesitamos reunir fondos de manera urgente para realizar lo antes posible la operación que le ayude a vencer esta enfermedad. Mayores informes en la página
www.ayudemosamiranda.com o a los teléfonos (998) 185-5042 (998) 171-3501

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com