domingo, 30 de marzo de 2008

Siervo de la Nación...

Las reflexiones de hoy entremezclan los comentarios que recibí a propósito de mi artículo anterior titulado “Reunión de Gabinete” donde narré las palabras del Presidente de la República a sus secretarios de estado al inicio de una hipotética reunión de trabajo. Agradezco sinceramente y doy el debido crédito a Cinthya, Alfonso, Agustín, Manuel, Guillermo y Juan Fernando quienes seguramente podrán identificar sus comentarios dentro del texto.

El artículo “Reunión de Gabinete” esboza la mística que debería prevalecer en el servicio público para la búsqueda del bien común. Mística que los políticos difícilmente aplican y entienden por lo que a ese artículo debí intitular “Utopía”.

Mística que pudo ser la que guió a Don Benito Juárez a quien el imaginario colectivo concibe como el arquetipo del líder que privilegió el interés de la Patria antes que el suyo propio. Sin embargo esa, la historia escrita por los vencedores, se convierte en instrumento útil para todos los actores. Baste recordar el aniversario del natalicio del Benemérito, cuando uno y otro bando, buscaron apalancarse en su figura para fortalecer su causa.

La consecuencia es que muchos consideran a los políticos como ignorantes, soberbios unos y resentidos otros; carentes de valores, memoria histórica, principios y amor a la comunidad; que se muestra en el comportamiento mentiroso y corrupto que no escucha, que vela solo por su interés, o el de su tribu, para llevar agua a su molino antes que bienestar al pueblo. Hay excepciones que se iluminan solo con la lámpara de Diógenes.

¿Cómo Benito Juárez aprendió los valores que le guiaron? ¿Los mamó en casa? ¿Los adquirió por voluntad propia? ¿Cómo? Es difícil decirlo, pero tengo la convicción de que, así como del contraste de las ideas surgen las opciones válidas; él contraste de las experiencias es propicio para desarrollar la conciencia y fortalecer el carácter de aquellos como el Benemérito. Él vivió grandes contrastes y seguramente aprendió que crear valor para todos, implica exactamente lo mismo para el pastor que para el gobernante: servir a sus ovejas y no servirse de ellas.

La mayoría de quienes hoy detentan el poder, nacieron en pañales de seda y fueron educados muy distantes de la realidad cotidiana del resto de la población; en contraste, muchos de sus opositores crecieron con el lastre del resentimiento y la frustración acumulados a lo largo de muchas generaciones. Ni unos ni otros han tenido grandes contrastes a lo largo de su vida, si acaso el poder coyuntural que corrompe lo que toca cuando no hay una sólida base de valores de por medio.

Valores que se transmitirían de padres a hijos como los eslabones de una cadena que hoy se ve rota. ¿Cuál eslabón se fracturó? ¿Por qué? Si bien es cierto que para la formación en valores la familia es un factor clave; también es cierto que la brecha generacional se ahonda y se expande exponencialmente en razón de un proceso de transculturación acelerado por razón de la tecnología, la competitividad y la globalización, esta última no solo desde la perspectiva del comercio sino también de las ideas.

Así se trastocan los valores, se dan nuevas formas de percibir la realidad y nuevas formas de comunicarse en las generaciones más recientes al extremo de la casi total incomprensión entre “viejos” y los “jóvenes”. Hace unos pocos días una adolescente de escasos 14 años se dirigió a mí, con 55 años, en un “español” que no conozco; sorprendido, lo comenté con mi hijo de 26 años que presenció los hechos y él me respondió lacónico: Papá, así hablan entre ellos.

Muchos estamos cansados de percibir cotidianamente solo cosas que incomodan, lastiman, humillan… que laceran lo más profundo de nuestro ser y urgimos al cambio -que solo podría darse a través de la reconciliación de los que perdieron, de los que ganaron, de los que creen que ganaron, de los que creen que todo fue una farsa- para poder cerrar filas y así, pro activamente, lograr consensos y acuerdos a instrumentar con el verdadero trabajo en equipo de todos los Mexicanos.

Es cierto, el cambio urge, sin embargo el tamaño del reto es mayúsculo pues implica reconciliar a actores políticos con valores, lenguajes y cultura que corresponden a percepciones muy distintas de la realidad, percepciones que si acaso comparten solo la geografía pero no las expectativas, salvo el poder.

¿Significa esto acaso que la lucha está perdida? ¿Qué ya no se puede hacer nada? La respuesta es que sí podemos hacer algo, solo que no esperemos levantar nosotros la cosecha de las semillas que sembremos hoy.

Quienes promovamos el cambio aprenderemos que se puede navegar con el viento en contra; que se puede crear conciencia en uno y en otro lado de la contienda, primero en nuestro entorno más cercano, poco a poco, cada cuál en su trinchera, cada cuál de acuerdo a sus capacidades. Igual aprenderemos a dejar de lado los atavismos que impiden asimilar lo bueno de las nuevas formas.

Quienes promovamos el cambio, entenderemos que no se busca imponer las viejas soluciones, ni asumir liderazgos protagónicos, si no construir puentes de entendimiento alineando voluntades entre quienes hoy se enfrentan para que sean ellos, los dueños del futuro, quienes finalmente elijan lo que mejor corresponda al propósito de nuestra Nación.

¿Recuerdan la imagen del pastorcillo guiando a sus ovejas?

Con mis mejores deseos.

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

PD: La coyuntura de los “baños” en el malecón felizmente concluyó. Los ciudadanos iniciamos y la autoridad concluyó. Mi reconocimiento a todos los que participaron con poco o con mucho, a quienes entendieron que la confrontación es estéril y que el cambio que buscamos es responsabilidad de todos.

domingo, 23 de marzo de 2008

Reunión de gabinete...

Señores Secretarios, la medida del éxito de nuestra gestión será el anonimato; les digo desde ahora, no buscamos ser protagonistas, buscamos ser promotores de un futuro promisorio para nuestro pueblo.

Muchas pequeñas gestas que se han perdido en la historia, forman parte del cimiento que nos soporta; muchas pequeñas gestas requirieron la férrea voluntad y la humildad de un puñado de gente que no buscaron el registro de la historia si no el auténtico bienestar de nuestro pueblo.

No somos lo que decimos Señores Secretarios, somos lo que hacemos y en esa medida mi exigencia para todos ustedes es alejar la soberbia que no admite más verdad que la propia y que solo busca las letras de oro del reconocimiento inmerecido de la historia…

Les pido alejar las siembras de una sola cosecha que destruye la tierra de la que comerán los hijos de nuestros hijos…

Les pido alejarse de quienes les alaben y no les pido, ¡les exijo!, debatir humildemente y de cara al pueblo con quienes les critican; escuchando a todos, al ignorante y al maestro; al pobre y al potentado, al trabajador y al patrón, a la mujer y al hombre; al niño, al joven, al adulto y al anciano; al ateo y al religioso pues solo del contraste de las ideas surgirán las decisiones que darán pié a la verdadera transformación de la Patria lo que nunca surgirá de la confrontación que divide y que destruye…

Y de los acuerdos y consensos, Señores, no habrá quien de nosotros busque obtener el crédito; lo que haremos será aplicar toda nuestra voluntad para construir las soluciones que serán de todos…

Como saben, asumimos la alta responsabilidad de servir a nuestra Patria por medio de un proceso electoral complicado, con resultados dudosos a los ojos de muchos que acumulan años de resentimiento por la inequidad e injusticia que ha prevalecido en nuestro país. El reto y la responsabilidad, de por sí mayúsculos, se acrecientan porque tendremos además que ganar credibilidad ante quienes hoy desconfían, ante quienes ven en los resultados de la contienda solo un motivo más para la confrontación que ciega e impide ver lo bueno que podemos aportar.

Miraremos al pasado para dar el justo y debido reconocimiento a lo bueno y valioso que encontremos en el inventario; Miraremos al pasado también para reconocer los errores que habremos de evitar, pero no para hacer escarnio ni leña del árbol caído ni buscar en la historia el pretexto de nuestra impotencia pues a partir de hoy, Señores Secretarios, somos los responsables de tomar las decisiones que apuntalen el futuro de México.

Ahora, Señores Secretarios, pasemos al primer punto de la agenda...

La materia petrolera.

Con mis mejores deseos…

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 16 de marzo de 2008

Amanecer petrolero...

Son las 6 de la mañana del lunes 6 de octubre de 1958 cuando, como todos los días, el imponente sonido de la sirena anuncia al pueblo el inicio de una nueva jornada de trabajo al mismo tiempo que sale al aire el programa el “Amanecer Petrolero” con la frase que aún resuena en mis oídos… “XEPR, transmitiendo desde Poza Rica, la capital petrolera de México…”

Nadie imagina que al caer la noche, caerán igual muchos trabajadores petroleros ametrallados desde los altos del edificio de la Sección 30 del sindicato cuando protesten contra la corrupción, el fraude electoral y el cacicazgo sindical… Ni el tocar desesperado en la puerta de mi casa de quienes buscaban refugio de la muerte, tampoco que días más tarde, en el Boulevard, un niño de la mano de su tía miraría pasar, sin comprender entonces, la imponente marcha del silencio de miles de trabajadores acompañando a féretros vacíos pues de los muertos de aquella noche no quedó ni rastro… eran los tiempos de Jaime J. Merino y de Pedro Vivanco…

El tiempo sigue y años después en mi adolescencia suena como siempre el amable despertador de la sirena pero hoy es diferente, ¡es el 18! cuando marchamos juntos los trabajadores, los estudiantes, los soldados, los viejos y los jóvenes, para celebrar al redoble de los tambores de las bandas de guerra y el sonido de las cornetas un año más de la expropiación petrolera… hoy es el día de vestir el uniforme de gala para el desfile cuya parafernalia diluye aun más lo que ya muchos olvidamos... pero que regresa de golpe un día de febrero de 1981 cuando encuentro entre papeles amarillentos, que de viejos se desbaratan, un telegrama dirigido a mi Papá con fecha 8 de abril de 1941 tan solo tres años después de la expropiación que dice “Extrañadísimos silencio acontecimientos petroleros esa región ocupación campos tropas Federales y huelga anunciada exitámoslos cumplir deber enviando esta vía informaciones hechos palpitantes urgentísimo, LA PRENSA”…

Y más delante un ejemplar del libro de Bruno Traven, “La Rosa Blanca”, obra tantos años censurada, que en 1929 describía la ambición y los atropellos de las empresas petroleras en aquel entonces…

¡Ya no escribas más sobre el tema del petróleo, mira que ni quien te haga caso y si sigues vas a terminar metido en “camisa de once varas”!… y a quien esto aconsejaba le concedí toda la razón para mis adentros: tanta ignorancia, necedad, cerrazón, dogma y fundamentalistas; tantos intereses creados y creándose; tantas comparaciones a modo, de peras con manzanas, con mentiras, verdades a medias o completas pero dichas fuera de contexto para convencer lo que les conviene; tanto chisme de que si el funcionario se reunió en lo oscurito con fulano y con sutano… que si esto, que si lo otro… sin un auténtico debate de cara a la sociedad a la que lo único que dan es publicidad, eso sí ¡bien hecha! pero para manipular y no para informar…

Pero como dice el dicho, más tarda en caer un hablador que un cojo y otra vez la burra al trigo, hablando de lo mismo… ¿Porqué? Por qué sin darme cuenta, enfrascado en el trajín cotidiano, me comprometí a dejar de lado el tema sin recordar que estaba por llegar el 18, sí ¡el 18!

Pero ahora será sin traje de gala, ni redoble de tambor, ni entusiasmo, para celebrar si acaso, lo que no hemos hecho en 70 años desde la expropiación petrolera…trabajar realmente por el bien de México como bien dijo un 27 de septiembre de 1960 el entonces Presidente Adolfo López Mateos “Sin Merinos, ni ladrones”.

Así entendí que tenía que escribir una vez más pero ya no la crítica, ni la propuesta, si no aquello que llevo en las entrañas desde que tengo memoria…

Con mis mejores deseos…

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

sábado, 8 de marzo de 2008

Todo es cuestión del tiempo...

En la batalla por la supervivencia, sin el menor escrúpulo, las potencias han sometido a los países menos desarrollados a un control político, militar y económico con el fin de obtener los recursos que necesitan para mantener un estilo vida tecnológicamente sofisticado pero ilegítimo por la depredación, la inequidad, el sufrimiento, el hambre y los impactos que de todo tipo causan al planeta y a los pueblos que sojuzgan; y lo hacen promoviendo modelos económicos y de democracia a modo en los que subyace el interés por mantener su hegemonía.

Eso ha conducido a un profundo resentimiento y a todo tipo de movimientos sociales hasta los extremos del terrorismo que al final, ya no busca solo la reivindicación de sus causas y la reparación del daño, si no la destrucción total de su enemigo. El espacio vital se ha reducido y solo hay lugar para uno de los contendientes aun cuando este superviva en un mundo devastado.

En la contienda todo se vale; unos desarrollan la industria de la guerra y combaten con la sofisticación de la tecnología aplicando la fuerza bruta, que no hace distingos entre civiles y combatientes, con ejércitos que rápidamente se desplazan a cualquier lugar del planeta. Los otros utilizan el terror y las drogas como armas que minan la moral y poco a poco, las fuerzas y competencias del enemigo.

Tal es el trasfondo de la guerra contra el narcotráfico; no es un asunto de oferta – demanda como nos lo han querido hacer ver; es la guerra por la supervivencia de las hegemonías en contra del resentimiento que ellas mismas han provocado.

El narcotráfico genera increíbles flujos de efectivo que enriquecen a los cárteles de la droga, pero que también les sirven para comprar la protección de los movimientos guerrilleros y terroristas del mundo como las FARC quienes por este medio se financian.

El daño colateral es la corrupción, la inseguridad en nuestras ciudades, la muerte de nuestros policías, soldados y juventud en una lucha que no podemos ganar, que difícilmente nadie podrá ganar salvo, si por un milagro, entendemos que no tiene caso pelear batallas en las que no habrá triunfadores, que debemos abandonarlas y sumar voluntades para resolver los problemas de la inequidad, el sufrimiento, el hambre y la depredación que estamos causando a nuestro planeta y a la humanidad.

El hecho de que jóvenes mexicanos hayan muerto en la operación de exterminio que realizó Colombia en el santuario de las FARC en Ecuador, debería ser motivo de la más alta preocupación para todos en el país y definitivamente no minimizarse pues difícilmente podría considerarse su presencia en el campamento de las FARC como una suerte de turismo académico por demás sui géneris.

Los jóvenes que murieron ahí, con toda seguridad, forman parte de aquellos a quienes su resentimiento, justificado o no, les ha llevado a la convicción de que el único camino es el enfrentamiento y la lucha armada. Y estimados lectores, los muertos son mexicanos y seguramente no son los primeros ni serán los últimos.

Escuché decir que deberían haber matado también a la joven superviviente Lucía Andrea Morett Álvarez por terrorista y reflexioné para mis adentros, que tanto mata la pobreza que provocan la inequidad y la injusticia, como las bombas de los terroristas.

Todo es cuestión del tiempo que se tarda en morir.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 2 de marzo de 2008

Los Señores X

Dado que “… Todo depende del cristal con que se mira” el valor de las cosas difiere en razón de las circunstancias, los deseos y las necesidades de cada cual. Siendo así, el valor de una cosa es relativo pues depende de la perspectiva del observador quien siempre podrá identificar algunas de las cuatro formas del comportamiento respecto del valor creado por las personas, a saber: a) Crear valor para si y para los demás; b) Crear valor para si a costa de los demás; c) Crear valor para terceros a costa de destruir el propio; d) Destruir tanto el propio valor, como el valor de los demás. ¿Sencillo…?

Si aplicamos el enfoque a los actores del negocio del narcotráfico, veríamos al capo y a sus secuaces (b) que se enriquecen a costa de los adictos (d) mismos que destruyen su salud con la droga adquirida delinquiendo y destruyendo el valor de los demás.

Particularmente el de sus padres (c) que son capaces de terminar en la miseria con tal de salvar a sus hijos. Finalmente ¿Quién crea valor para si mismo y para los demás en el tema del narcotráfico? Si acaso aquellos que buscan crear conciencia en otros para evitar las adicciones y ¡Perdón! Se me olvidaban… también los buenos policías por que los malos, esos crean valor para si a costa del que se deja…

Habría otros temas donde aplicar el enfoque… ¿El petróleo en México? Sí el petróleo en México.

¿Quiénes han creado valor para sí a costa de los recursos petroleros? El gobierno, los legisladores, los partidos, los sindicatos, los funcionarios y los proveedores corruptos…

¿Quién está al borde de la insolvencia energética por culpa del gobierno, los legisladores, los partidos, los sindicatos, los funcionarios y los proveedores corruptos? El País…

¿Quiénes, al impedir el desarrollo de la industria petrolera también han destruido el valor de sus representados? El gobierno, los legisladores, los partidos, los sindicatos y en general todos los actores políticos que no terminan de ponerse de acuerdo y como dice Don Teofilito, difícilmente lo harán, veamos por qué…

Siendo el gobierno, los legisladores, los partidos, los sindicatos, los funcionarios y empresarios corruptos una y la misma cosa, los agruparé bajo el mismo nombre: los “Señores X” al sintetizar lo dicho en los párrafos anteriores:

“De un lado los Señores X se han enriquecido a costa de los recursos petroleros colocando al País al borde de la insolvencia energética; del otro, los mismos Señores X tienen en sus manos la solución…”

Pero eso es un problema para los Señores X… si aplican la solución correcta se les acaba el negocio, si no hacen nada, también… ¿Complicado? ¡Complicadísimo! ¡Terrible! No obstante, el asunto tiene solución… Y aquí es cuando entra a escena un misterioso personaje que les habría dicho a los Señores X:

-Señores ¡No tienen de que preocuparse! Ustedes han sido hasta ahora los beneficiarios de lo que nunca ha sido suyo. Pero se les está acabando, los dueños no tienen dinero para invertir y ustedes no quieren hacer lo correcto pues se les acaba el negocio… ¿Qué les parece si me dan oportunidad de entrar en el negocio, le invierto y repartimos?

-Pero… ¿Que hacemos con los verdaderos dueños del negocio? Preguntaron al unísono los Señores X

-Tampoco se preocupen por eso, replicó el misterioso personaje, que para eso ya les estoy preparando unos vídeos

Finalmente, ¿Quién está creando valor en la industria petrolera en beneficio real del pueblo de México?

Lamentablemente no se le ve por ningún lado.
Todo lo anterior es una dramatización para ilustrar el punto de que el asunto no es trivial; pues ni todos los políticos son como los Señores X, ni todos los policías son malos, ni todos en el gobierno son corruptos, ni todos los papás se sacrifican por los hijos y con toda seguridad existe gente bien intencionada que con una postura u otra está trabajando con toda convicción en lo que considera lo mejor para el país.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto