sábado, 21 de noviembre de 2009

Luz de luna...

Ya hace un buen número de columnas que he escrito procurando formar opinión sobre una problemática nacional que difícilmente se resolverá en mediano plazo. Está visto que la actitud de los actores no va a cambiar… yo sí… ¡pero de tema! En esta ocasión, decidí darme un respiro entrevistando a un buen amigo con quien he disfrutado muchas aventuras y sin embargo no conozco del todo. Así que emprendí el camino al bar la Guabina donde pensé que con toda seguridad lo encontraría y así fue.

-¿Cómo has estado? -Bien gracias ¿Y tú?

-Te diré que no puedo negar lo bien que me ha ido últimamente. Mi esposa está bien, los “niños” también, el negocio siempre generoso… los vecinos mejorando –cada vez hacen menos ruido-, mí juguete preferido no se ha descompuesto, el trabajo bien, ¡Vamos! Que hasta el servicio en la Guabina ha mejorado, la botana está cada vez mejor. En fin, todo está muy bien.

-Pero… ¿Qué me dices de ti? ¿Cómo estás tú? -¿Yo? Hum…

-Si tú. Me has dicho que todo lo que está alrededor tuyo, está muy bien y eso, si bien es importante, es solo una parte. Insisto, a ver dime… ¿Cómo estás tú?

-Bueno te diré que, la verdad, no he pensado mucho en eso. A ver… empezaré por lo que hago: Suena la alarma, me levanto, hago mis cositas, desayuno leyendo el periódico, me lavo los dientes, enciendo el coche, después el Ipod, emprendo la ruta a la oficina, saludo al vigilante del estacionamiento, estaciono el coche, saludo a los compañeros que conozco, me instalo en la oficina, atiendo los asuntos, emprendo el camino de regreso a casa, ingiero mis sagrados alimentos y después… una siestecita; suena la alarma, besito de despedida, emprendo el camino a la oficina nuevamente, lo mismo, regreso, leo un poco, veo la novela....

-¿La novela? Será la telenovela. -Si pues, ¿Qué tiene de raro? Tiene buenas actrices, buenos actores, eso sí, ninguna trama pero entretiene hombre… no nada más el Discovery Channel… o las películas 20 X… Pero no interrumpas por favor... ¿Dónde me quedé? ¡Ha sí! en la telenovela, continuamos, después la frutita de la cena, lavarse los dientes y tan ¡tan! Lo demás es privado.

-Está bien, ya enlistaste todas, bueno, casi todas tus actividades pero no has respondido a mi pregunta ¿Cómo estás tú? ¿Eres feliz? Brotó inoportuna la pregunta en tanto la felicidad, para tantos, es cosa tan distinta…

-Sí y No. Me contestó de pronto -cual buen torero buscando esquivar la cogida del toro por su inconsciencia- intentando que su rostro no mostrara duda o falsa seguridad.

-Soy feliz cuando disfruto de buena compañía y buen vino bajo el manto de las estrellas en una noche de verano con una brisa firme que me susurra palabras… Soy feliz cuando por las mañanas salgo al jardín y escucho en el murmullo de la naturaleza el canto de los pajarillos ¡Eso es vida! Soy feliz cuando después de un eventual “mal” día en el trabajo; recorro los escasos kilómetros a mi casa y me envuelve el ronroneo de mi auto que susurra quedamente al oído, ¿Ya viste el mar? ¿Y el cerro de San Martín? ¿El atardecer? ¿Ya viste lo que nunca ves, pero que siempre está ahí para tí? Soy feliz cuando la sonrisa de alguien más o la ternura de su mirada inspiran el amor… Soy feliz cuando mis manos, de estar quietas, vuelan sobre el teclado expresando lo que mi alma siente.

-¿Y cuándo no eres feliz? Le pido concluir...

-Cuando, querido amigo, he de olvidar lo feliz que estoy ahora por contestar tu pregunta.

“Luz de Luna, piano, hum…
Infunden la calma que el alma busca
Cuando en el momento de la íntima soledad
El rostro muestra la intención de la eternidad…”

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

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