A propósito de la columna anterior un
lector me hizo doce preguntas las que, abusando de la síntesis, expresé en una
sola ¿Por qué el mundo está cómo está? La respuesta está en el siguiente
cuento:
Había una vez una colonia donde un bravucón
invadió las propiedades de los vecinos más cercanos. En respuesta, los
afectados se unieron para defenderse con lo que tenían a la mano pero el malo,
acostumbrado al pleito, pronto empezó a sacarles ventaja.
Estando así las cosas, un vecino decidió no
comprar pleitos ajenos y mirar para otro lado. Sin embargo, cuando un pariente
le pidió ayuda, sin involucrase directamente en el conflicto aprovechó la
oportunidad para hacer un buen negocio vendiendo y prestando recursos, armas y
alimentos al bando de su pariente lo que acabó inclinando la balanza a favor de
estos.
Solo cuando el malo estaba prácticamente
contra las cuerdas, el prestamista nada tonto, entró al pleito para ayudar a
rematarlo. Pero no hizo solo eso, acordó con sus aliados a) dividir la colonia
en vecindarios, uno para él, otro para su pariente y uno más para otro de los
vencedores; b) establecer una junta de vecinos controlada por un comité; y c)
fundar un par de cajas de préstamos para financiar y sacar de la pobreza al
resto de los vecinos quienes conservarían sus predios pero, eso sí, siempre
bajo la férula de uno de los tres alegres compadres...
El resultado fue que no se acabó la
pobreza, es más creció. Pues más allá de las buenas intenciones, explotaron a
los vecinos a quienes mantuvieron permanentemente endeudados con las casas de
préstamo hasta que algunos ya no pudieron pagar ni los intereses. Cuando esto
último ocurrió los compadres empezaron a tener problemas… y colorín colorado,
este cuento se ha acabado.
Los personajes reales del cuento anterior
son: El bravucón, Alemania; el pleito la 2ª Guerra Mundial; el prestamista,
Estados Unidos; el pariente, Inglaterra; el otro, Rusia; la junta vecinal, la
Organización de las Naciones Unidas (ONU); su comité, el Consejo de Seguridad
(CS); las casas de préstamo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial; los vecinos, los países subdesarrollados, en vías de desarrollo,
emergentes, etcétera.
Hoy en los países más pobres, como Somalia,
millones están muriendo de hambre y prácticamente están abandonados a su
suerte; a los que están en problemas como Grecia, pero que aún les pueden
exprimir algo, los países altamente desarrollados -los que ganaron la guerra,
los que controlan desde su fundación a la ONU a través del CS - les ofrecen más
préstamos a cambio de enormes sacrificios, más desempleo, más impuestos; así
como menores salarios, servicios de salud, educación, etcétera. Y como
consecuencia, la inconformidad social en muchos países ya estalló.
Pero no son almas de la caridad cuando
ofrecen los préstamos, están desesperados, les urge prestar. Pues dinero que no
se presta no da réditos; que no se invierte no da utilidades; o que no sirve
para comprar, por qué el otro ya no tiene nada que vender; simplemente es
dinero que no vale nada. Y así, hoy los países desarrollados corren el riesgo
de disminuir su el nivel de vida algo inaceptable para su población.
Por eso los vientos del cambio soplan cada
vez más fuerte. Los miles de indignados en los países ricos muchos de ellos son
jóvenes conscientes de la problemática. Jóvenes que no encuentran el trabajo
que les permita el nivel de vida que se les prometió. Saben que los países
pobres son cada vez más; que tienen que salir a exigir un cambio pues los
siguientes son ellos. Saben que sus padres probablemente ya la libraron, pero
difícilmente lo harán ellos y sus hijos. Solo en los EEUU la población
desempleada es del orden del 9%, en España más del 20%.
Y están desempleados porque si bien podrían
emplearse de barrenderos, limpiabotas, gerentes de un changarro sin importancia
no lo hacen porque desde chicos les enseñaron que merecían lo mejor y los
acostumbraron a gastar porque eso convenía al sistema. Consumo, consumo,
consumo y más consumo... solo que el sistema que ya no funciona solo puede
ofrecerles el trabajo mal pagado para sustituir a los que ya exprimió.
Así a los indignados no los financia nadie,
prefieren manifestarse antes que estar en casa. Conocen de tecnología y
aprovechan la Internet y las redes sociales. Unos cuantos activistas pero
millones de seguidores potenciales en todo el mundo. Unos cuantos anonymous,
wikileaks y hackers solitarios de los cuales algunos ya han hecho mucho daño,
pero que no conviene al sistema difundirlo.
Esta historia apenas empieza, se va a
complicar. Pues el sistema tiene miedo y no va a morir sin pelear, acostumbrado
a la sumisión, hace ya hasta lo imposible para coartar las libertades
ciudadanas para mantener el control. Esto lamentablemente es un hecho.
Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
www.ramari.blogspot.com
twitter.com/enriquechm
Me gustó el articulo!
ResponderBorrarSaludos
Físico excelente cuento, pero desgraciadamente es la realidad ¡ojala! fuera solo un cuento. Gracias por compartirnos su narración.
ResponderBorrarBonito inicio de semana.
Elia*
Enrique: ya me estoy acostumbrando a tu manera de exponer las cosas, me parece muy atractiva la forma en que presentas las cosas aunque no siempre el saco ajusta a la perfección. Saludos y como siempre mi reconocimiento de lo que escribes.
ResponderBorrarTio Walter
Saludos Enrique
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