sábado, 2 de junio de 2007

Confidencia...


Existen 2 maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra, serlo Sigmund Freud

Esta es una confidencia así que por favor, no anden de chismosos…

Un buen día después de una comida donde literalmente hablé con un ruso… ¡en ruso! –Nótese que nunca supe que dije, pero eso sí… ¡nos entendimos de maravilla aquel fulano y yo!- terminé la fiesta en la casa de un amigo donde la charla continuó –ahora en Español- y se alargó hasta altas horas de la tarde… si de la tarde, porque en aquella época las reuniones ¿Cómo se dice? “after hours” terminaban muy temprano.

El asunto fue que, ya camino a casa, asombrado por la “sarta”, no de tonterías, si no de reflexiones e ideas que había yo expresado a lo largo del día me pregunté: ¿De donde chivas saqué todo eso?

Pasaron los años y un buen día, en el jardín de “su” casa, me di cuenta que había una conexión entre todas y cada una de las creaciones en la naturaleza; que mi Ser no concluía en mi piel y que mis ojos podían percibir lo que no podía explicar pero que estaba ahí… ¿Qué, qué fumé ese día? Nada, ¡se los juro!

Y me pregunté: ¿Será que esta fue la razón que me hizo hablar en ruso y expresar aquello que nunca supe de donde vino?

Emprendí entonces la senda que pensé me llevaría a la conciencia y la paz espiritual; meditando al amanecer en mi roca preferida en las escolleras; ante el esplendido espectáculo de la playa, el cerro de San Martín, las estrellas desvaneciéndose para dar paso a su majestad el sol, el mar a veces calmo y otras embravecido, del cual parecían surgir las ideas que me permitieron develar cada vez más la cortina inexistente que nos impide ver lo que siempre ha estado ahí…

En esa época acuñe una frase “La verdad dura en tanto nos permite un breve descanso para alcanzar nuevas alturas” y continué ascendiendo; pero cada vez más inquieto... ¿Y la paz espiritual? ¿Cuándo?

En medio de mi desesperación, tomaba el “micrófono” donde podía para intentar explicar, ahora sé, lo inexplicable… ¿Pero que no se dan cuenta? me decía, ¿Que el mundo puede cambiar con tan solo un granito de nuestra parte?

Y entonces callé, pues comprendí que cada quien es responsable de su dicha o su desventura; que cada quién conoce lo correcto pero elige lo que desea; que nadie, que no quiera, aprende en cabeza ajena; que no hay víctimas ni victimarios; ni más motivación que el amor ó el temor.

Y así, empecé a disfrutar solo a disfrutar, sin intentar explicar más nada, las maravillas de la creación de la naturaleza y del hombre que siempre han estado ahí para mí, cerca de mí.

Y cambié el “micrófono” por el placer de escuchar.

Y empecé escribir, para quien guste leer sin explicar al que no pregunta, ni intentar convencer al que no pidió escucharme...

Y finalmente, también dejé de preguntarme… ¿Y la paz espiritual? ¿Cuándo?

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

2 comentarios:

  1. Sencillamente, me encantó! Qué bonita manera de expresar conceptos tan abstractos. Muy linda reflexión,se ve que la escribiste desde lo más profundo de tu corazón.

    ResponderBorrar
  2. Liberador en verdad Enrique. Es un proceso que nos puede tomar una vida. Hay ocasiones en las que, aún teniendo algo asi presente, estamos "programados" y nos cuesta deslindarnos de muchas ideas que en definitiva nos privan de disfrutar.

    Gracias por compartir esta reflexión.

    ¡Un fuerte abrazo!

    ResponderBorrar

Todos los comentarios son muy bienvenidos ya sea que estés de acuerdo o no con el contenido del artículo. Si te los quedas nos impiden considerar tu punto de vista que es valioso. Puedes seleccionar la opción anónimo y solo si lo deseas firmar con tu nombre. ¡Mil gracias por colaborar! Enrique