domingo, 15 de junio de 2008

Atrapados por el miedo...

En días pasados emprendí una suerte de peregrinación a aquellos lugares que tienen un lugar muy especial en mis recuerdos en la ciudad donde nací: Poza Rica. Mis objetivos, aquellos puntos en la geografía citadina donde ocurrieron las maravillosas –otras no tanto- aventuras de mi niñez y de mi juventud hasta aquel año de 1969 cuando deje el terruño por la selva de cemento de la ciudad de México para cursar mis estudios universitarios.

Bastó ingresar a los suburbios para que los recuerdos se agolparan. La casa de bombas de Escolín, las instalaciones de la Cía Halliburton, la casa del pintor que transformó mi primer coche en el auto de mis sueños en la colonia Petromex; la escuela Art. 123 Benito Juárez donde cursé el jardín de niños y la primaria con aquel el enorme patio -ahora lo ví más pequeño- que tuve que limpiar de papeles, uno por uno, a pleno sol, después del recreo como castigo a mis primeras rebeldías; la barda donde esperaba pacientemente -a veces inútilmente- a que pasaran por mí para regresar a casa… El cuartel donde año tras año los alumnos de mi escuela acudíamos a obsequiar en su día a los soldados con rostro adusto que terminaban esbozando una sonrisa cuando recibían la cajita de jabones envuelta en papel de china…

El imperturbable Cerro del Abuelo que ofrece al visitante desde su cima la mejor vista de los alrededores pero ahora vestido sin aquellas galas verdes de antaño que cambió por las miles de casas apiñadas en sus faldas...

El boulevard, con el paseo de la burrita al centro, escenario de los desfiles donde marchábamos al redoble de los tambores, las cornetas y el clarín de la fabulosa banda de guerra de la H. Sección 30 del S.T.P.R.M… Boulevard donde aun se encuentran las escuelas Secundaria “Salvador Díaz Mirón” y la Preparatoria “Poza Rica” donde conocí a los que son mis amigos de toda la vida…

Y el “Interior del campo” donde desde el tiempo de las compañías antes de la expropiación petrolera se ubicaban las instalaciones y los talleres. “Interior del campo” donde también se encontraba aquel Casino Petrolero de los bailes de “Blanco y Negro” y las colonias de los ingenieros rodeadas de extensos y bien cuidados jardines… prohibidas durante muchos años a los ojos del común de los mortales salvo que fueras personal de servicio… Porqué si, aun muchos años después de la expropiación petrolera, cada cuál obreros e ingenieros ocupaban su lugar…

Todo eso recorrí con la cámara en ristre, capturando una tras otra las imágenes para reforzar las raíces… hasta que la cruda realidad rompió mi ensueño por los recuerdos. El lugar el “Interior del campo” a donde de niño podía entrar pues mis Tíos, Teba y Walter, vivían ahí. El paisaje, los mismos jardines bien cuidados pero ahora con los accesos restringidos a los extraños y más aun para los sospechosos que como yo portan una cámara…de nada valieron mis credenciales ni mis argumentos de hijo no tan pródigo que regresa nostálgico al terruño para llevarse unas cuantas fotos de recuerdo… Lo siento joven –dijo uno de los vigilantes después del interrogatorio de rigor- no me cause problemas señalando con discreción a la camioneta que ahora entiendo me empezó a escoltar en cuanto tomé las primeras fotos en la casa de visitas; el acceso está prohibido, no se permite tomar fotos… Y guardé la cámara con el coraje atravesado en la garganta camino a la salida con la camioneta siguiendo mis pasos… ¡no me fuera a regresar!

Y mas tarde las “hummer” repletas de soldados armados recorriendo la ciudad con letreros solicitando la denuncia ciudadana…

El antes y el ahora… atrapados por el miedo.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

5 comentarios:

  1. Muy agradables tus recuerdo de la infancia y la adolescencia en Poza Rica. Lo otro, "el miedo", bueno, eso ya es desgraciadamente algo que nos obligan a convivir con el. Sin embargo, las denuncias, forman parte de la presión que tenemos que ejercer, a nuestro gobierno, en todos los foros disponibles.

    Un abrazo

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  2. Hola Físico, Sin duda alguna todo tiempo pasado fue mejor (para algunos), pero hay que recordar que el pasado se fue para siempre, sin embargo esa nostalgia que se lee en su artículo de ese ayer que ya no es y que nuestro presente lo hace aún mas que se añore le queda cierta esperanza por que el futuro todavía es nuestro, yo creo y tengo la esperanza de que nosotros podemos cambiar este presente pues no tengo la menor duda de que aquellos grandes hombres de la historia que trabajaron para el futuro tenían los ojos puestos en el pasado; así nosotros no debemos de claudicar para lograr que por lo menos para nuestros nietos este presente de hoy mañana sea como nuestros ayeres.

    saludos

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  3. ERES DE LOS PEOR!,IMPERDONABLE!
    Mira que venir a Poza Rica y ni siquiera echarnos una llamadita!!!!! Los habriamos ingresado a TODAS las instalaciones en las cuales tus credenciales no te permitieron ingresar! Pero sobre todo les hubiera brindado mi casa, mi hogar, que construimos con todo el esfuerzo y trabajo que Gracias a Dios Tenemos en este Pueblote como cariñosamente le llamamos mi marido y Yo!
    IMPERDONABLE!!!! Estoy muy sentida eh???? MUY SENTIDA!
    ATTE
    TU AHIJADA.
    Y por cierto si, Vivimos con Miedo, pero ni con mas ni con menos miedo, de con el que viven la mayoria de las ciudades de Nuestro Querido Mexico.
    En Poza Rica se vive a gusto!

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  4. Fatima, el pasado siempre es una referencia. En mi nota mencioné como en tiempos de las compañía ellos vivían en un mundo aparte del común de los mortales y así fue hasta tiempo después de la expropiación. Esos tiempos parecían ya superados y hemos regresado ahora por motivos diferentes y hay que seguir con el dedo en el renglón, nostalgia sí, pero también visión de futuro para recuperar lo bueno. Saludos,

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  5. Modesto, la verdad me encantó recorrer lo recorrible. El tiempo pasa y siempre es bueno mirar atrás, se disfruta, se goza. El tema del miedo, lamentablemente, ya está presente en todos lados solo que no debemos quitar el dedo en el renglón para recuperar lo que debe ser nuestro: la tranquilidad y como apuntas hay que denunciar y actuar.

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