domingo, 14 de diciembre de 2008

Carta de un ciego a los Reyes Magos

-La verdad no veo cómo es que ahora si las cosas van a cambiar...a ver dime, ¿Por qué tendría que ser diferente? ¿Qué tiene este que no tengan los otros?…bola de descuidados, irresponsables que han estado a punto de matarme más de una vez… ¿Recuerdas a Rogelio? Aquel que por andar de coscolino y seguir a una muchacha me dejó a media calle y por poco me atropella un coche… ¿Y al tal Juan? que no daba una para encontrar una dirección y que me traía a la vuelta y vuelta desgastando mi bastón hasta que nos enteramos que no sabía leer el muy burro…No, no, la verdad no “veo” como pueda confiar en esa runfla de pelafustanes que malamente se hacen llamar lazarillos… ¡Yo ciego y ellos unos pillos buenos para nada!

-Me llevan por donde se les pega la gana, mis zapatos apestan a todo lo que te puedas imaginar después de pasar charcos e inmundicias; me arrastran en medio de multitudes y acabo todo lleno de moretones –que no veo pero si siento- Se aprovechan de mi ceguera para hacerme de chivo los tamales con mi dinero… ¡Se roban todo lo que pueden! Y cuando les reclamo me dicen que merecen todo eso y más porque sin ellos, sería yo un perfecto inútil que no sabría como llegar ni a la esquina…En fin, no veo como pueda volver a confiar en ellos…

-Te entiendo, es muy difícil dejarse conducir por alguien en quien no confías. Pero te aseguro que ahora todo va ha ser diferente. Tu nuevo Lazarillo ha estudiado para serlo, no te robará, será el compañero discreto y fiel que tanto has buscado, se sentirá satisfecho si le das casa, comida y cuidas de él en la enfermedad; ten por seguro que estará dispuesto a dar su vida por la tuya. ¡Créeme amigo ciego que él es lo que siempre has buscado!

-¿Estás seguro que no me engañará, que no se robará mi dinero, que no me meterá en charcos, ni hará que pise inmundicias y que tampoco me dejará abandonado a mi suerte cuando más lo necesito?

-Sí, así es, podrás confiar totalmente en él, pero habrás de tomar en cuenta que no te resolverá la vida. Tu nuevo Lazarillo, si lo aceptas, solo te prevendrá de los peligros cuando camines por las calles de la ciudad pero quien tendrá que saber a donde quieres ir y como, serás tú…Tendrás que esforzarte por comunicarte con él como nunca lo has hecho con tus anteriores Lazarillos, pues no habla, ladra…

Fin de la historia.

La moraleja es que el ciego necesita confiar en su lazarillo para dejarse conducir y que el éxito de la pareja ciego – lazarillo depende justamente de la confianza. Conclusión que también es perfectamente aplicable para los ciudadanos, empleados, miembros de cualquier tipo de organización ó comunidad que requiera de un liderazgo. Para que ellos estén dispuestos a dejarse conducir y contribuir a lograr las metas de la comunidad necesitan confiar en sus líderes. Pero…

¿Cómo confiar en diputados que pagan impuestos pero que no los pagan? ¿Cómo confiar en mandatarios con familias incómodas? ¿En funcionarios que actúan como empresarios? ¿En empresarios ricos con empresas y empleados pobres? ¿En gobernadores preciosos, dadivosos, cariñosos y demás calificativos? ¿En funcionarios que se reparten con la cuchara grande? ¿En policías que asaltan a los asaltantes y a quien se deja y a quien no se deja también? ¿Cómo confiar en los impunes que castigan a inocentes? ¿Cómo confiar en quienes por complicidad, ignorancia u omisión tienen al país sumido en la incertidumbre y el temor?

¿Cómo transformar la apatía y la desconfianza en el entusiasmo y compromiso de todos hacia un esfuerzo transformador? La respuesta es simple: repartir equitativamente la riqueza sin embargo esto no es una tarea sencilla pues cuando de esto se trata, prevalece en la mayoría de los casos el comportamiento avaricioso y mezquino de quienes con visión estrecha no ven más allá de lo que miran sus ojos y que por esa misma razón no miden el impacto de sus acciones en la sustentabilidad de las cadenas productivas en las que participan. Cada cuál lleva agua a su molino y barre su pedacito sin importarle lo que le ocurra al vecino.

La forma lograr ese compromiso y entusiasmo sería construyendo una visión de futuro compartida que permita conocer a todos cuál es la medida de su participación y en consecuencia lo que en justicia, con equidad, le corresponde del valor creado al final de la cadena en la que participa. En comunidades pequeñas siempre es posible desarrollar una visión de futuro compartida con la participación de todos, sin embargo, en una comunidad numerosa, dispersa en una amplia y diversa geografía, multiétnica, multicultural, con contrastes enormes en cuanto a educación y economías como lo es nuestro país, la tarea constituye todo un desafío prácticamente imposible de vencer.

Pero no imposible, yo todavía creo que los Santos Reyes nos traerán entre otros muchos regalos… que los diputados devuelvan el dinero de los impuestos que pagaron pero que se regresaron, que las familias incomodas donen sus fortunas mal habidas a las causas justas, que los funcionarios acepten vivir con la medianía que les permitan sus salarios y no con el lujo que les permiten los negocios que hacen al amparo de sus encargos, que los políticos se comprometan al bien común y no al propio, que los empresarios declaren lo que realmente ingresan y paguen buenos aguinaldos, que los burócratas de ventanilla se olviden de pedir para los “chescos”, que los medios informen lo que deben no lo que les conviene o lo que les ordenan, que los agentes de tránsito dejen de morder, que los policías de asaltar a los que no deben y metan a la cárcel a los que si la deben, que los de la cuadra barran su banqueta, saquen la basura a tiempo y saluden al vecino…

Y ya le paro porque la carta a los Santos Reyes no terminaría nunca y pensándolo bien ellos traen regalos, no hacen milagros…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

3 comentarios:

  1. Mejor siga con su carta... a ver si así se nos hace el milagrito ¿o milagrote? pero por fa, agregue una solicitud de voluntad, aunque sea de unos pocos, de cambiar el mundo, de comprometerse con el medio ambiente, del dejar de dar mordida, no tirar la basura en la calle, no pedir que papá gobierno nos indique pa donde ir... en fin, responsabilidad de la sociedad.

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  2. Anonimo, gracias!!!

    Shombly, dicen que no hay peor ciego que el que no quiere ver y mucho de eso es lo que nos pasa, gente de buena voluntad hay mucha, pero igual siguen barriendo solo su pedacito. Es mucho más cómodo para muchos dejarse conducir como borregos que descubrir su propia verdad. Porque hacerlo implica tomar responsabilidad de sus vidas y prefieren ser víctimas. ¡Feliz Navidad!

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