domingo, 25 de enero de 2009

Los lazarillos que miran lejos...

La vida es generosa y muy complaciente. A nuestra elección, ella, la vida, puede ser un páramo despojado del aliento del espíritu o fuente inagotable de las maravillas que conforman la felicidad. Siempre un poco más ciegos que alguien más, la vida nos ofrece incontables lazarillos para salir del laberinto de la ignorancia. Gente generosa que permanece a nuestro lado solo el tiempo necesario para sembrar la semilla de su enseñanza y después continuar con su camino. La mayoría de las veces personajes anónimos a los que escasamente prestamos atención. Pero que siempre han estado, y están, a nuestro lado esperando el momento para guiarnos con sus palabras, su conducta, su emoción, los caminos por los que debemos o no transitar.

Recuerdo a muchos, a aquel profesor que me enseñó que la sencillez es la expresión de la elegancia; a mi primer jefe, que redujo la complejidad de mis ideas a la compresión de un sencillo dibujo del viejo libro aquel que sus amarillentas páginas se desprendían... Al limosnero que no lo es, ejemplo vivo de la solidaridad impulsada solo por la fortaleza de su espíritu más allá de sus limitaciones físicas; a nuestra otrora mesera en la Guabina quien plasmó en un trozo de papel arrugado al despedirse la nobleza de su alma agradeciendo lo que nunca en realidad le dimos.

También recuerdo a un señor norteño, con quien fortuitamente compartí el pan y la sal una fría noche cuando no traía un peso partido por la mitad, para quien la vida dura no es sufrimiento sino preparación…ó a aquel parroquiano que nadie quería y que terminamos apreciando muchos cuando aprendimos a ver su corazón más allá de las máscaras... O a quien me enseñó que el poder no es prepotencia, ni abuso y si servicio, bien común y amor a la patria. O aquella Maestra –ustedes ya sabrán quien- para quien el magisterio era vocación, ejemplo, estudio y amor a la niñez, no bulla ni estropicio; que el liderazgo es humildad, voluntad y enseñanza; y no soberbia, ni imposición, ni usufructúo.

Muchos personajes me han acompañado tantos que no habría cuartillas para nombrarlos a todos. Niños, jóvenes y grandes; pobres, ricos y otros todo lo contrario; letrados y sin escuela… pero todos iguales en aquello de saber mirar lejos… en aquello de aprender en cabeza ajena, porque el que mira lejos, mira al pasado y aprende. Iguales en saber que las estrellas están siempre ahí para ellos. Iguales en el constante movimiento oteando el horizonte porque si se detienen, saben que les llevará el viento…

A partir de las 11:02 AM del martes 20 de enero del año 2009, el cuadragésimo cuarto y actual Presidente de los Estados Unidos de América es Barack Hussein Obama. No pierdo la esperanza de que también sea como aquellos que saben de mirar lejos...

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 18 de enero de 2009

De aviones, gansos y otras cosas...

En el aeropuerto de la Guardia en Nueva York, a bordo de un avión Airbus 320 de la aerolínea US Airways, 148 pasajeros del vuelo 1549 despegaron a las 15:20 horas del pasado 15 de enero rumbo a la ciudad de Charlotte en Carolina del Sur solo para desplomarse seis minutos después en las aguas del río Hudson frente a la isla de Manhattan. No se presentaron víctimas fatales. La causa del accidente: una bandada de gansos chocó con las turbinas del avión. Aves de unos cuantos kilos de peso derribaron a un gigantesco avión de más de 300 toneladas. Hasta ahí los hechos.

¿Cuál es el mensaje atrás de ese accidente? Las trayectorias de una parvada de gansos coinciden con las dos turbinas de un avión y este pierde potencia sobre un área densamente poblada durante el despegue; una de las operaciones críticas si es que no la más crítica de la aviación. Contra toda expectativa razonable el piloto, Chesley Sullenberger, logra conducir al aeroplano sin potencia a un pequeño espacio en el río Hudson donde “aterriza” salvando a zonas densamente pobladas evitando así una tragedia. Su pericia no solo salvó las vidas de sus pasajeros si no también, las de cientos de posibles víctimas en el caso de haberse estrellado contra los edificios. Tuvo solo una oportunidad de hacer el blanco más difícil de su vida y lo logró. Después del impacto, la aeronave permaneció flotando en una sola pieza el tiempo necesario para que los 148 pasajeros, pese al pánico, desalojaran sin incidentes el avión en un tiempo record y así muchos de ellos pudieron ser rescatados sin mojarse siquiera. De la posibilidad de una tragedia se llegó a un final feliz, casi milagroso, con un mensaje que habría que leer entre líneas.

La ciencia ha logrado increíbles avances en muchas materias a las que, cuando de satisfacer deseos se trata, la gente se apega por las comodidades que les representan. No obstante, la mayoría de las creaciones son gigantes con los pies de barro. En el capítulo 19 del primer libro de Samuel, la Biblia nos relata como David venció a Goliat justo como ahora aves de unos cuantos kilogramos de peso derrumbaron a un gigantesco aparato de más de 300 toneladas ó la avaricia de unos cuantos causó una crisis de alcance global sin precedentes, económica, financiera y ambiental.

Sin embargo en la historia del vuelo 1549, antes que culpar a los gansos, habría que señalar a quienes calcularon mal los riesgos que en ese día, a esa hora, solo fueron superados por la pericia del piloto Chesley Sullenberger cosa que, muy lamentablemente, no se está dando en la crisis mundial. En ella los riesgos se materializaron, están fuera de control y hasta el momento no hay piloto en la cabina que haya creado en el mundo la conciencia necesaria para en un esfuerzo colectivo, enfocar los recursos disponibles a resolver las necesidades de una humanidad que tristemente, hoy por hoy, no atina a dejar de lado el dispendio en satisfacer sus deseos.

¡Hasta la próxima!

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 11 de enero de 2009

La Franja de Guabina...

Guabino.

Dícese del parroquiano del Bar la Guabina que cada sábado ocupa siempre la misma mesa, la ubicada en la esquina noroeste del establecimiento, mesa que tiene una vista primorosa de la playa de Coatzacoalcos, de la Bandera monumental y ahora muy recientemente de la Plaza de la Paz. Esta Mesa se constituye en el lugar para pasar un buen rato y olvidar las presiones de la vida cotidiana entre chismes, cuentos, embustes, patrañas, chistes, bromas, burlas, chacotas, guasas, carcajadas, risotadas, jolgorios, tragos, copas, cervezas y uno que otro insulto –que no trasciende. Al conjunto de Guabinos la picaresca popular la ha nombrado “La mesa de Guabinos”

Guabina.

Pez cuyo nombre científico es Gobiomorus dormitor. Presenta un cuerpo alargado y cilíndrico con hocico puntiagudo, boca grande y mandíbula inferior saliente. Habita ríos y riachuelos de poca a moderada velocidad de corriente, entre alturas de 0 a 60 metros sobre el nivel medio del mar entre temperaturas de 22 a 29 ºC. Alcanza unos 32 cm de largo.

Pero… ¿En que se parece el parroquiano Guabino al pez Guabina? El parroquiano Guabino se asemeja al “Gobiomorus dormitor” en lo bocón, por los cuentos largos que se avienta; en el hocico puntiagudo, por lo bueno que es para el cotilleo mordaz y el albur; en lo dormilón, cuando eventualmente dormita agotado por el peso de los años –nótese que casi todos los Guabinos ostentan orgullosamente la credencial que les identifica como miembros de otro grupo selecto… el de los adultos mayores de 60 años…; y la quijada caída, que pone de vez en vez, cuando alguna que otra chica viene y pasa, con dulce balanceo, camino del mar…

La mesa de Guabinos se fundó sin proponérselo nadie hace un poco más de14 años, con reglas que han sido el secreto mejor guardado por los integrantes de la cofradía. Tanto es así, que aún sin saberlo muchos han sido salvaguardas de tan preciado tesoro. Pero, en estos tiempos de crisis mundial, ha llegado el momento de que nuestra mesa, la Mesa de Guabinos” haga su aportación al mundo para resolver sus males…y dice así…

Serás siempre bienvenido. En la mesa de Guabinos se acepta sin cuestionar a cualquiera que desee sentarse a compartir. No se discrimina absolutamente a nadie por razón de su credo, raza, ideas, partido político, honradez, preferencias, género, condición socioeconómica, nivel cultural o de estudios, edad, etcétera. Nadie, absolutamente nadie, puede ser rechazado por la mesa o por cualquiera de sus miembros. En otras palabras, no se descalifica a nadie, no hay buenos, ni malos; si un Guabino tiene algún problema con alguno de los presentes tiene tres opciones, a) cambiar de lugar para que no le quede al lado; b) hacer como que no existe y c) retirarse.

No estas obligado a llevar botana. En la mesa de Guabinos cada quien aporta lo que quiere, y lo que puede, y si no aporta nada, nadie le recriminará ni le negará el acceso a la botana que otro lleve. Es decir la mesa respeta tanto la generosidad y como la tacañería.

Permitirás que se rían de ti. El Guabino que se respete, sabe que cualquier sábado le tocará ser el blanco de las burlas y el escarnio. Pero él no se enoja y en cambio aprende a reírse de si mismo. En la mesa, el que se ríe de alguien está conciente que en algún momento le tocará a él ser el objeto de las risas de otros y tendrá que soportarlo. Así el Guabino aprende a enfrentar la crítica y si no lo hace puede optar por retirarse sin que nadie ose criticarlo. En otras palabras, entiende que en la vida no todo es color de rosa, unas veces se gana y otras veces se pierde.

Beberás lo que quieras y a tu ritmo. Nadie en la mesa podrá presionar a otro para que apure su bebida o que beba algo que no quiere y esto es así porque se respeta la forma de ser de las personas, sus usos y costumbres. Entendemos que solo el soberbio puede pretender que su forma de vida o costumbres es mejor que la de otro. Siendo así, nadie busca imponer su sistema de vida a otros.

Pagarás siempre tu cuenta. En la mesa nadie paga las cuentas de alguien más si no es su deseo. El auténtico Guabino ofrece pagar la cuenta de otro, solo cuando percibe que necesita ayuda por algún apuro económico imprevisto. Dicho de otra manera, cada cuál es responsable de sus actos, pero la solidaridad es un valor reconocido cuando alguien se encuentra en problemas. Así que no hay víctimas, pero tampoco victimarios, hay solidaridad cuando se requiere.

Puedes retirarte a la hora que desees. Nadie está obligado a permanecer un minuto más si no es su deseo.

Las reglas de conducta anteriores no estaban escritas; pero son el secreto del éxito de la Mesa de Guabinos a lo largo de todos estos años. No han sido necesarios contratos, ni penas, ni castigos. Solo ha bastado la voluntad de las partes que tienen en mente un objetivo muy claro: disfrutar de la vida en ese espacio de convivencia que en esas horas es todo nuestro mundo y para disfrutarla todo se podría resumir en una sola frase: “El respeto al derecho ajeno es la Paz…”

En la Franja de Guabinas, lo que no ocurre en la Franja de Gaza, hemos entendido eso. Somos diferentes, tenemos intereses diferentes, unos llegarán a pie y otros en coche, unos serán letrados y otros no tanto, unos serán honrados y otros medios pillos, unos serán de un partido y otros de otro; unos son católicos, otros protestantes y algunos no creen en nada y así hasta el infinito de las diferencias.

Pero al final del día, cada sábado, a las dos de la tarde, en la mesa de Guabinas, que podría ser la del mundo, todos somos iguales. Sencillito, ¿no?

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
www.ramari.blogspot.com

domingo, 4 de enero de 2009

Guerra Navideña...

Como ha sido su costumbre por cientos de años, el General del Deber Ser y sus Esbirros del Resentimiento prepararon cuidadosamente la defensa en contra de las fuerzas del Amor, la Gratitud, la Espontaneidad y la Reconciliación que, como pocas veces, hacen causa común en esta época del año. Dos batallas principales se dieron en el campo de batalla de los sentimientos, el día de la Navidad y el día último del año viejo, donde la artillería de los dos bandos intercambió disparos de risas, dilemas, ternura, lágrimas, sacrificio, excesos, frivolidad, generosidad, penurias, deseos, desencuentros, nostalgias, indiferencia y tantas, y tantas muestras de la incongruente actitud humana.

Del regalo envuelto en la caja de la tienda de moda, con el moño que será igual al previo y al siguiente por gracia del arte del diseño; al regalo sin caja y sin moño, acumulado kilómetro tras kilómetro en los carros viejos ó en camiones atestados para estar solo unos días o solo unas cuantas horas cerca de quienes quieres…pero que no sabes expresarlo. Los dos, el de la caja y el del kilómetro, con la misma intención de decir te quiero, de decir me importas, pero que en esto del vivir, cada cuál lo expresa como puede.

Punto de rencuentro de los ausentes y de los recuerdos…la época de navideña, ¡el fin de año!, no dejan espacio donde proteger el alma de quien quiera permanecer a salvo, al margen de la no por rutinaria, menos épica batalla. Y así los días transcurren entre escaramuzas con prisioneros en uno y otro bando; entre las galletas con las lágrimas del Amor sazonadas, entre abrazos que sin decir mucho, dicen todo…entre el timbre que suena una y otra vez, anunciando el mensajito que llega del amigo lejano con unas cuantas palabras diciendo estás en mi memoria y tal vez solo por un instante…en mis sentimientos. Mensajito, otrora impensado, sustituto tecnológico de aquellas tarjetas de navidad causa del hombro entumido y los pies adoloridos de nuestro inolvidable cartero.

Y en el ínterin de los encuentros y las salutaciones, en los momentos de reposo, en la intimidad con los cercanos, la calma y el sosiego permean para nutrir el Alma con los apegos al cariño obsequio de aquellos que te Aman. Solo que el fluir de la arena es incesante y apenas sin notarse el último grano escurre entre el embudo de cristal marcando el tiempo para unos, de liar los bártulos, para otros de recomponer las casas, para todos de empaquetar los sentimientos que volverán a surgir cuando el año venidero ya este acabando…

Pues si, ya se acabó el jolgorio, la fiesta y las comilonas… los cuetitos, los cuetes y los cuetotes... incluyendo la quema del año viejo con cara de Bush que al son de los cohetes pintó su cara de negro después de su martirio…Y los escolapios a la escuela, los adultos al trabajo, los chismosos al chisme, los bien intencionados a recordar la lista, los gorditos a la dieta, los flaquitos al taco, los políticos al hueso, los urgidos al Melate, los miedosos a sus miedos, el mundo a resolver su crisis y Yo… ¡Para que les digo!

Me quedan unos diítas más de vacaciones… je je

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto