domingo, 4 de enero de 2009

Guerra Navideña...

Como ha sido su costumbre por cientos de años, el General del Deber Ser y sus Esbirros del Resentimiento prepararon cuidadosamente la defensa en contra de las fuerzas del Amor, la Gratitud, la Espontaneidad y la Reconciliación que, como pocas veces, hacen causa común en esta época del año. Dos batallas principales se dieron en el campo de batalla de los sentimientos, el día de la Navidad y el día último del año viejo, donde la artillería de los dos bandos intercambió disparos de risas, dilemas, ternura, lágrimas, sacrificio, excesos, frivolidad, generosidad, penurias, deseos, desencuentros, nostalgias, indiferencia y tantas, y tantas muestras de la incongruente actitud humana.

Del regalo envuelto en la caja de la tienda de moda, con el moño que será igual al previo y al siguiente por gracia del arte del diseño; al regalo sin caja y sin moño, acumulado kilómetro tras kilómetro en los carros viejos ó en camiones atestados para estar solo unos días o solo unas cuantas horas cerca de quienes quieres…pero que no sabes expresarlo. Los dos, el de la caja y el del kilómetro, con la misma intención de decir te quiero, de decir me importas, pero que en esto del vivir, cada cuál lo expresa como puede.

Punto de rencuentro de los ausentes y de los recuerdos…la época de navideña, ¡el fin de año!, no dejan espacio donde proteger el alma de quien quiera permanecer a salvo, al margen de la no por rutinaria, menos épica batalla. Y así los días transcurren entre escaramuzas con prisioneros en uno y otro bando; entre las galletas con las lágrimas del Amor sazonadas, entre abrazos que sin decir mucho, dicen todo…entre el timbre que suena una y otra vez, anunciando el mensajito que llega del amigo lejano con unas cuantas palabras diciendo estás en mi memoria y tal vez solo por un instante…en mis sentimientos. Mensajito, otrora impensado, sustituto tecnológico de aquellas tarjetas de navidad causa del hombro entumido y los pies adoloridos de nuestro inolvidable cartero.

Y en el ínterin de los encuentros y las salutaciones, en los momentos de reposo, en la intimidad con los cercanos, la calma y el sosiego permean para nutrir el Alma con los apegos al cariño obsequio de aquellos que te Aman. Solo que el fluir de la arena es incesante y apenas sin notarse el último grano escurre entre el embudo de cristal marcando el tiempo para unos, de liar los bártulos, para otros de recomponer las casas, para todos de empaquetar los sentimientos que volverán a surgir cuando el año venidero ya este acabando…

Pues si, ya se acabó el jolgorio, la fiesta y las comilonas… los cuetitos, los cuetes y los cuetotes... incluyendo la quema del año viejo con cara de Bush que al son de los cohetes pintó su cara de negro después de su martirio…Y los escolapios a la escuela, los adultos al trabajo, los chismosos al chisme, los bien intencionados a recordar la lista, los gorditos a la dieta, los flaquitos al taco, los políticos al hueso, los urgidos al Melate, los miedosos a sus miedos, el mundo a resolver su crisis y Yo… ¡Para que les digo!

Me quedan unos diítas más de vacaciones… je je

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

4 comentarios:

  1. ¡Que bueno! Comenzar el año con sus meditables comentarios. Disfrute sus vacaciones, que aquí lo espera el mundo real, con su crísis tan anunciada y nuestra fé tan arraigada.

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  2. Gracias Mr. Showmbly, me quedaban unos cuantos días cuando escribí el artículo, ahora ¡Ya se me acabaron!!! Snif... mañana regreso al mundo real.

    Un fuerte abrazo y mis mejores deseos,

    Enrique

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  3. Sr Enrique un gusto leerle siempre.
    Felìz Navidad.
    Un abrazo

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  4. Feliz Navidad, amigo! Gracias por compartirme un poco de tí. Un gusto conocerte. Besos y abrazos.
    Alix :)

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