“La verdad no veo cómo es que ahora las cosas si van a cambiar... a ver dime, ¿Por qué tendría que ser diferente? ¿Qué tiene este que no tengan los otros? ¿Recuerdas a Rogelio? Aquel que por andar de enamorado y seguir a una muchacha me dejó a media calle y por poco me atropella un coche… ¿Y el tal Juan? que no daba una para encontrar una dirección y que me traía a la vuelta y vuelta desgastando mi bastón hasta que me entero que no sabía leer el muy bruto…
No, no, la verdad no “veo” como pueda confiar en esa runfla de pelafustanes que malamente se hacen llamar lazarillos… ¡Yo ciego y ellos unos pillos buenos para nada!
Me llevan por donde se les pega la gana, después de pasar charcos e inmundicias mis zapatos apestan a todo lo que puedas imaginar; me arrastran en medio de multitudes y acabo todo lleno de moretones. Mira que no veo pero ¡Sí siento!
Se aprovechan de mi ceguera para robar mi dinero… ¡Se llevan todo lo que pueden! Y cuando reclamo me dicen que merecen todo eso y más. Porque yo sin ellos, sería un perfecto inútil que no podría llegar ni a la esquina…
En fin, no “veo” como pueda confiar en ellos…”
Esa era la sentida queja de un viejo ciego desconfiado de sus lazarillos quien no podía ser de otra manera. Pues como él mismo dice, “la burra no era arisca… los palos la hicieron”... tal como nosotros, ciegos de los malos lazarillos que a fuerza de palos han provocado que perdamos la credibilidad y la fe en las instituciones.
De ahí que el contraste entre el exitoso rescate de los 33 mineros chilenos y nuestra tragedia en la mina de Pasta de Conchos haya provocado fuertes críticas respecto de la actuación de las autoridades. Se hayan hecho las cosas bien o mal no importa. Como quiera “juan se llaman” porque la percepción es lo que cuenta.
Sin ser un experto en la materia me queda claro que la técnica chilena no hubiera podido aplicarse en la mina mexicana entre otras razones por la presencia del gas metano que al explotar fue la causa última de la catástrofe. Y digo la “última” porqué antes del accidente debieron presentarse graves fallas en las medidas de seguridad tal como con toda seguridad ocurrieron en la mina chilena. Dicen los expertos que “los accidentes no nacen… se hacen.”
Lo que también resulta evidente es que el manejo de la crisis chilena fue impecable y que el éxito del rescate derivó de un liderazgo efectivo que permitió la coordinación, la comunicación y la colaboración de todos los que participaron. Lamentablemente no se puede decir lo mismo del caso de Pasta de Conchos que provocó en los ciegos, como yo, aún más desconfianza en los lazarillos. Sin embargo hay otro aspecto que no requiere explicación que me hizo notar una amiga lectora en la siguiente reflexión…
“Siento una gran alegría por el pueblo Chileno. Están borrachos de felicidad. Un final feliz en un mundo donde solo escuchamos catástrofes, donde los muertos son solo estadísticas. Un mundo donde hemos prohibido a la imaginación y al corazón ver más allá. Porque no queremos sufrimiento, ni saber quiénes eran, ni qué hacían, ni quiénes les amaron.
Sin embargo surge un milagro. Que nos saca del entumecimiento emocional y poco a poco nos contagia. Que hace importante la vida de esos 33 hombres y nos lleva a imaginar sus pesares, a conocer sus nombres, sus familias, sus amores. Y así el tan esperado rescate llega y rescata a muchos más de esos 33.” Nay Marrufo
Y es verdad, ese es el legado. Se rescata la vida de 33 mineros pero también el espíritu y la esperanza de millones en que las cosas buenas también ocurren.
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
Twitter @enriquechm
Las ideas son por los demás... así que en este espacio encontrarás las ideas que antes no lo eran por quedarse en la intimidad de mis temores. No serán buenas, ni malas, acaso ideas que lo serán por tí.
sábado, 16 de octubre de 2010
10 comentarios:
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En verdad lo considero una gran lección independientemente de si fueron diferentes las circunstancias a las de México.
ResponderBorrarGracias.
Muy linda reflexión, ciertamente esos 33 mineros fueron rescatados, además de la mina, del anonimato de cifras de muertos que a diario escuchamos anestesiados para no pensar que cada cifra tenía un rostro, una familia, una vida.
ResponderBorrarAsi es Enrique, podemos decir yo no creo, no confío; pero lo cierto es que en un mundo donde desde que inicia el día hasta que termina solo vemos noticias desagradables en los medios.. dicen algunos "el fin del mundo se acerca, este mundo se está yendo al carajo" surge una noticia como esta solo 33 vidas humanas; pero lo importante es que nos recuerda que como dice una amiga #Valelapenavivir. Solo hay que tener nuestros sentidos alertas y veremos que hay más noticias agradables afuera y que podemos creer... un saludo y gracias nuevamente por la reflexión!
ResponderBorrarMuy precisos tus comentarios Enrique. Comparto el hecho de que el escenario en Pasta de Conchos fue muy distinto. Sin embargo la negligencia en las medidas de seguridad son imperdonables y el manejo de las autoridades fue pésimo, aún cuando en algún punto no hubiera más que hacer.
ResponderBorrarQue bueno que de vez en vez tenemos una historia con final feliz. Me da mucha alegría por los hermanos chilenos y definitivamente es una lección en muchos niveles para el resto del mundo.
Un fuerte abrazo.
Existen los finales felices. No los cuentos de hadas.
ResponderBorrarMuy interesante reflexión. Ciertamente el rescate de los mineros chilenos nos dio ese pedacito de esperanza perdida en la humanidad y seguro hay muchos más finales felices que desconocemos y nos negamos a mirar... nos han hecho ariscos.
Abrazos
La buenas noticias siempre se reciben con gusto.
ResponderBorrarexcelente reflexion... todo es cierto!!!
ResponderBorrarTienes razón en que hay una total desconfianza hacia nuestras instituciones y por eso, inmediatamente, comparamos la situación de México con la de otros países. Efectivamente, sé que la situación en Pasta de Conchos era diferente, pero ni siquiera se hizo el esfuerzo por rescatar los cuerpos y a los pocos días todo quedó olvidado. Chile supo manejar esta tragedia de diferente manera (aunque creo que la misma gente hizo presión mediante las redes sociales) y aunque el presidente y su gabinete, y empresas privadas hayan aprovechado la situación para lucirse, el resultado fue el rescate de 33 vidas humanas que, quizás, en otro momento de la historia, hubieran acabado olvidadas (coincido, entonces, con tu amiga)... No estoy de acuerdo con tanto show que se ha hecho, pero se hizo un bien y eso es lo más importante. Ojalá esto nos recuerde a los mexicanos que, cuando hay presión social, sí se pueden hacer muchas cosas.
ResponderBorrarMe parece muy acertada la comparación que has hecho Enrique, muchas veces somos un pueblo ciego que es muy mal guiado por los lazarillos de turno y otras....no queremos ver la realidad.
ResponderBorrarTanto en la tragedia de la mina 8 de Pasta de Conchos como en la mina San José, el principal ingrediente fue la negligencia y la falta de controles, pero...también el silencio cómmplice de delegados sindicales e incluso de los mismos mineros.
"Si se puede evitar no es un accidente", leí una vez y se puede aplicar a estos casos. En la mina San José, ya había habido graves problemas de seguridad, de hecho unos meses antes un minero perdió una pierna, todos sabían que se estaba a una profundidad mayor de la permitida, pero.....las voces de alerta y reclamo se hicieron escuchar luego del derrumbe.
Por lo que leí de la tragedia en Pasta de Conchos, fue una explosión la causante de la desgracia, y técnicamente es más improbable encontrar sobreviviente, pero no imposible.
Creo que se hace imposible no comparar este fabuloso rescate con cualquier otro, pero también es necesario ver el tiempo y las condiciones en que se dio cada caso.
Hay gente de Chile que aún reclama que solucionen los problemas que dejó el violento terremoto pasado, pero todo, queda opacado con el rescate.
En cuanto al rescate en Chile, el pueblo y sus gobernantes demostraron que no se deben perder las esperanzas, que hay que tener suficiente humildad como para aceptar y tomar las mejores ideas con la finalidad de llegar a un buen resultado, demostraron que la unión hace la diferencia y que trabajando seriamente se obtienen magníficos resultados.
Seguramente si hubiera ocurrido una desgracia y alguno de los mineros hubiera perdido la vida, no habría quedado el sabor amargo de que no se hizo todo lo necesario como para salvarlo.
Seguro que luego de la alegría del momento vendrán los analistas y cuervos a escarvar y tratar de decir que se montó un show, que se hizo camapaña política,bla,bla,bla, pero...los 33 mineros están fuera, sanos y salvos y eso es lo que cuenta.
Muchas veces por más que uno sea ciego, puede percibir una sensación de luz en la inmensa oscuridad y eso está muy bueno y fue lo que pasó en esta historia de final feliz.
Lo importante es que, tanto lo sucedido en la mina de Pasta de Conchos y la mina San José no sean en vano, que se haga algo para evitar más desgracias. En realidad habría que replantear la seguridad y condiciones de trabajo en todas las áreas, ya que, las desgracias no hacen diferencias entre labores.
Un abrazo y un gusto leerte y leer a cada uno de los amigos que han comentado tan buena nota.
Esta Historia nos permite olvidar por un momento la tristeza y nos devuelve la esperanza y el amor por nuestros semejantes, bien por todas esas personas que pensaron que los mineros son tambien seres humanos, bien por el amor que demostraron a sus semejantes, bien por el Presidente de ese País, que no los dejó abandonados a su suerte rescatandolos de una muerte inminente. al fin buenas noticias al mundo. Físico, es un agradable gusto leer sus comentarios de esta noticia.
ResponderBorrarElia*