Para el PRI, la propuesta de reforma
laboral de Calderón era inaceptable por el impacto negativo en los intereses de
sus aliados, los líderes sindicales. Para este partido, de ninguna manera podía
llegar a votarse en el pleno de la cámara de diputados.
La estrategia del PRI fue entonces, minimizar
el tiempo de discusión en la comisión del trabajo, aceptando propuestas del PRD
para concluir lo antes posible y dar oportunidad a que la reforma modificada
fuera la que se votara en el pleno donde, con el apoyo del PVE, se descartarían
como se hizo, las concesiones hechas en la víspera, a los partidos de izquierda.
Respecto del PAN, no esperaba que
defendiera la propuesta de Calderon, ni en comisiones ni en el pleno, pues lo que
menos interesa a este partido es la democratización sindical y menos la transparencia
en el manejo de los recursos como lo demostró, al no hacer absolutamente nada
al respecto a lo largo de los doce últimos años. De tal forma que el voto del PAN siempre estuvo asegurado sin
necesidad de acuerdos en lo oscurito.
Esta fue una prueba superada para el
PRI a quien otorgo mi más amplio reconocimiento por sus estrategas. Está comprobado
que se les podrá calificar de cualquier cosa menos de falta de creatividad, eso
del balcón estuvo fenomenal.
¡Ah! y también a Calderón, quien jugó
magistralmente una carambola de tres bandas: 1) Se puso la cachucha de “promotor”
de la democratización y transparencia en los sindicatos; 2) Obtuvo lo que los
inversionistas le exigían valiéndole gorro el interés de los trabajadores; y 3)
Puso a trabajar a marchas forzadas a los diputados en tanto que él graciosamente
emprendía su gira de despedida al más puro estilo “RockStar” con aviones caza
incluidos.
Al PRD por su parte, solo le resta aprender
la lección, unirse y ser aún más creativos e innovadores que sus rivales ya que
por lo visto hasta ahora, la iniciativa preferente, será cosa de todos los días.
El hecho es que está en marcha la construcción del andamiaje legislativo para el
desarrollo de la visión de futuro del país que pareciera, tanto Calderón como Peña
Nieto comparten al menos en el rubro de la mano de obra.
En este, lo que la reforma laboral perfila,
es a un país con una abundante oferta de mano de obra muy barata y competitiva respecto
a la de otras latitudes. Una mano de obra fácil de administrar que sea
atractiva para los inversionistas que a través de México, pretendan acceder entre
otros, al mercado estadounidense. De consolidarse las inversiones, esto podría
ayudar de paso a resolver el problema que representa para los Estados Unidos la
inmigración ilegal que ocupa puestos de trabajo que ese país que necesita para
si.
Naturalmente que esta visión de futuro
no está, ni estará, consensuada con todos los actores, pues acaban de demostrar
que no necesitan hacerlo.
Reciban un afectuoso abrazo,
Enrique
Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm