lunes, 9 de julio de 2007

Decisiones, decisiones y más decisiones

La complejidad de la vida moderna nos plantea el reto de elegir correctamente y rápidamente entre una diversidad de alternativas cada vez mayor sin embargo, pareciera que la calidad en la toma de decisiones es cada vez menor de forma tal que al final del día nos encontramos insatisfechos, a disgusto o francamente arrepentidos por aquellos bretes en los que nos metemos; veamos la siguiente historia:

“Joaquín, un joven ejecutivo de una empresa muy demandante, reflexiona camino a casa en lo urgente que le resultan unas vacaciones después de una larga temporada de arduo trabajo: “Necesito descansar” concluye en la intimidad de sus pensamientos.

Al llegar, de mejor humor, alentado tan solo con la posibilidad de un viaje; plantea la idea a María, su esposa, quien de inmediato se imagina en las playas de Cancún disfrutando del esplendido Hotel Spa que está de moda o ya de perdida, el tradicional viaje a Acapulco donde se hospedarían en el mejor hotel del puerto como han acostumbrado en los últimos años.

Joaquín escucha aterrado a su esposa pues está conciente que, si bien es cierto que tiene la necesidad de descansar, su nivel de gastos y el escaso ahorro no alcanzarían para ninguno de los destinos que María propone. Sus finanzas, en todo caso, cubrirían solo una semana en un destino eco-turístico bellísimo donde los niños podrían divertirse; su esposa hacer las travesías por el campo que tanto le gustan; él alejarse del tráfico, del caos citadino y del estrés; y finalmente todos disfrutar de la mutua compañía que la ciudad tanto restringe. Pero su idea no se parece en nada a lo que María está proponiendo sin embargo, no desea contradecirla pues hacerlo, negar sus deseos, significaría enfrentar un pleito de “regulares” proporciones ya que le ha prometido antes que las próximas vacaciones serías… “a donde ella decidiera”.

Presionado, ya sin el buen humor que tenía cuando llegó a casa, hace sus cuentas, y concluye apresuradamente que podría cumplir el deseo de su esposa tomando el escaso ahorro, saturando la tarjeta de crédito y aguantar, no le quedaría de otra, pagando el “mínimo” hasta el bono que piensa obtendrá a final del año…y ya vencido, con una alegría fingida le dice a María… vamos a donde tu decidas mi vida…

Al cabo de un par de semanas Joaquín regresa más estresado y endeudado que nunca de las “vacaciones” en Cancún donde no dejó de pensar, cada vez que firmaba un pagaré de la tarjeta, lo a gusto que hubiera estado en aquel paraíso que prometía descanso en lugar del sufrimiento cada vez que estampaba su firma…”

Lo anterior es la patética historia que se repite una y otra vez, en distintas modalidades, cuando tomamos todo tipo de decisiones ya sean familiares, personales, de negocios, etcétera. En el 99.99 por ciento de las veces las decisiones no tienen mayor propósito que optar por uno u otro camino hacia la misma meta; sin embargo, en el restante .01 por ciento de los casos, optar por una u otra ruta si importa, y mucho, pues el destino final de cada una nos ubicará en situaciones completamente distintas. Cuando surja la duda en la toma de decisiones sería conveniente contar hasta 10 antes de elegir y en el ínterin considerar los siguientes aspectos:

Necesidad VS deseo:

Todas las decisiones que tomamos buscan satisfacer una necesidad ó un deseo. Dejar de satisfacer una necesidad puede causarnos un daño en el corto, mediano o largo plazo en tanto que los deseos son algo prescindible que se pueden dejar para mejor ocasión. En la elección; la prelación de las necesidades sobre los deseos debe ser absoluta y entre necesidades, el tiempo en el que el daño pueda presentarse es el factor a considerar. Joaquín tenía muy clara su necesidad, descansar, sin embargo las opciones para satisfacerla incluían deseos y antes que decidir por satisfacer la necesidad eligió satisfacer los deseos de su pareja.

Amor VS temor:

Cuando finalmente pensemos en que hemos tomado una decisión, habría que preguntarse y responder con toda honestidad cuál es la fuerza que la impulsa. Podemos decidir emprender un programa de acondicionamiento físico por el temor al rechazo de nuestra pareja ó por el contrario, emprenderlo por el amor que debemos a nuestro cuerpo. La decisión a la postre puede llegar a ser la misma, pero en la voluntad para llevarla a cabo, será fundamental distinguir con plena conciencia cuál es la fuerza que la impulsa. Si es el temor el que está atrás de nuestra elección bien valdría la penar repensar las cosas. El Amor en la toma de decisiones da la convicción y la voluntad para lograr el éxito deseado. En el caso de Joaquín, él sucumbió ante el temor de enfrentarse a su esposa antes que optar por el amor al bienestar familiar.

Creación VS destrucción de valor:

Desde el punto de vista de la creación de valor existen cuatro tipos de personas: las que crean valor para si y para los demás; las que crean valor para sí a costa de los demás; las que crean valor para los demás a costa de si mismos y finalmente los que destruyen tanto el valor de los demás como el suyo propio. Siendo así, ante la posibilidad de una decisión, habremos de preguntarnos cuál de los roles anteriores estaremos jugando. Solo las decisiones que llevan a la creación de valor y garantizan la equidad en su reparto, aseguran tanto resultados sustentables, como evitan el juego perverso de víctimas y victimarios. Joaquín, por voluntad propia, hizo víctimas a sus hijos y a él mismo de los deseos de María; destruyó el valor de sus ahorros y finalmente comprometió ingresos que ciertamente no estaba seguro de obtener.

Renuncia VS apego:

Quien no renuncia con convicción a las otras opciones y las olvida, no elige realmente. Joaquín decidió endeudarse para satisfacer los deseos de María pero durante sus vacaciones no olvidó la alternativa que él deseaba. Esto es la causa más común de infelicidad. Dice el dicho “Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido” y este cobra plena vigencia cuando no olvidamos, cuando nos apegamos a lo que “perdemos” y esto impide que nos enfoquemos en lo que, para bien o para mal, hemos decidido.

Nuestro amigo Joaquín supo que era lo que necesitaba pero cometió lo que llamaría los 4 pecados capitales que aseguran la infelicidad como resultado de una toma de decisiones a la ligera: Joaquín no distinguió entre deseos y necesidades; se dejó llevar por el temor al enfrentamiento con su esposa; adoptó el papel de los necios que antes de crear valor para todos destruyen el valor de los demás y el propio; y finalmente no supo enfocarse con la actitud adecuada ante su propia decisión. A manera de conclusión podría decirse…

No añores aquello que no tuviste el carácter de elegir, ni te arrepientas del camino que tomaste, enfréntalo.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Todos los comentarios son muy bienvenidos ya sea que estés de acuerdo o no con el contenido del artículo. Si te los quedas nos impiden considerar tu punto de vista que es valioso. Puedes seleccionar la opción anónimo y solo si lo deseas firmar con tu nombre. ¡Mil gracias por colaborar! Enrique