Efectivamente, en manos de los partidos partidos políticos, son sueños guajiros imaginar un México democrático.
No es una reforma, es un retroceso electoral lo que nos está imponiendo la partidocracia que mostró con todo cinismo, su verdadero carácter a Juan Pueblo; los tres grandes admirablemente superaron con toda diligencia y prontitud sus “diferencias” para ponerse de acuerdo en un crimen de lesa humanidad:
Abortar la gestación de la democracia.
Así que…
Juan Pueblo si podrá votar –como hasta ahora- pero no aspirar a un cargo de elección popular y ser realmente ciudadano pues esto solo podrán concederlo los partidos políticos.
Juan Pueblo si escuchará las promesas de campaña pero solo eso, pues no podrá reelegir a los candidatos que efectivamente las cumplan.
Juan Pueblo si verá campañas blancas donde todos estaremos impedidos de decir cosas “impropias” pero solo eso pues no podrá escuchar las verdades que tambien se dicen.
Juan pueblo si mantendrá su libertad de expresión pero solo eso pues no podrá difundirla al no tener acceso a los medios de comunicación.
Juan Pueblo si podrá mantenerse informado, pero solo de lo que digan los partidos políticos.
Juan Pueblo si verá como se despilfarra el dinero pero no podrá exhigir rendición de cuentas.
Juan Pueblo sí verá reducido el tiempo de las campañas pero solo eso, porque el dinero que gastarán por día será mayor y las precampañas ahora si estarán “reguladas”.
Juan Pueblo si tendrá a un IFE como árbitro pero solo eso, porque los jugadores le podrán sacar tarjeta roja y expulsarlo del campo.
La respuesta a la pregunta que hice en el artículo anterior ¿Cómo podrán los actuales legisladores hacer las reformas necesarias? es muy sencilla: ¡De ninguna manera! Pero veamos el lado amable de las cosas:
Pues como que nos queda el olor a cloaca en el ambiente ¿no?.A involucrarnos mas..es la unica manera de verdaderamente cambiar las cosas.
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