“How many years can a mountain exist, Before it's washed to the sea? / Yes, 'n' how many years can some people exist, Before they're allowed to be free? / Yes, 'n' how many times can a man turn his head, Pretending he just doesn't see? / The answer, my friend, is blowin' in the wind…” Bob Dylan
“¿Cuantos años existirá una montaña, antes que se deshaga en el mar? / ¿Cuantos años debe la gente existir, antes de que se les permita ser libres? / ¿Cuántos veces puede un hombre volver la cabeza, pretendiendo que no ve? / La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento…” Bob Dylan
La noche fue casi perfecta…Entre el sonido del motor de mi inolvidable Renault R8/S, la música de Bob Dylan, el cielo estrellado, el friíto, la vista de las pirámides de Teotihuacan, era un placer conducir rumbo a una Ciudad de México entonces segura, sin tráfico y bellamente iluminada por la temporada navideña…
Solo que nada es para siempre, siempre hay un pelo en la sopa: La música de Dylan provenía de una estación de radio que justo, como todas las del país, concluiría su programación normal unos minutos más tarde para enlazarse como cada domingo a las 10:30 de la noche en una cadena nacional de estaciones de radio. Y no tenía opción, en ese entonces, 1973, aún no se inventaban el Ipod, ni el CD, ni los toca cintas –de las chiquitas-… El “cuino” como le decía de cariño a mi R8/S, solo tenía un “moderno” reproductor de aquellos enormes cartuchos de ¡ocho pistas! cuyo deporte favorito en esos días no era tocar, ¡si no enredar las cintas!…
Así que, o escuchaba la “Hora Nacional,” ó nada. La decisión no estaba en duda. El programa de la Hora Nacional, concebida como un medio del gobierno federal para estrechar la comunicación con la sociedad y fortalecer la integración nacional a través del idioma, la cultura, las tradiciones y la creación artística, logró, no sé si los objetivos propuestos, pero sí el milagro de sumar las voluntades de millones de mexicanos en un acto simbólico si, pero de un gran significado: “La Hora Nacional, la hora en que todos los mexicanos apagamos el radio” era la frase favorita al momento de silenciar el radiorreceptor en cuanto concluíamos de escuchar respetuosamente el Himno Nacional que antecedía al programa. Podría haber estado muy bueno el programa ese pero, ¿En cadena nacional? ¿Obligado? ¡Nada!
En el 2007 se aprobó una reforma electoral que me llevó a reflexionar sobre el significado de la frase “Sufragio Efectivo, No Reelección” y a concluir que la reforma en ciernes, debería hacer de lado la basura legislativa acumulada por tantos años de privilegiar intereses de los gobernantes en turno. Se debia partir de cero y construir un nuevo sistema que permitiese a México consolidar su incipiente democracia. Imaginé entonces el contenido mínimo de una verdadera reforma electoral, que incluyera un IFE fortalecido y no demeritado como ahora, reducido al papel de una moderna inquisición electoral; con figuras como el referéndum, el plebiscito, la reelección y las candidaturas ciudadanas.
Poco me duró el gusto de soñar el sueño guajiro de un México democrático. De hecho tuve un muy amargo despertar. No se aprobó una reforma, se aprobó un retroceso electoral que impuso la partidocracia que mostró con todo cinismo, su verdadero carácter a Juan Pueblo; los tres grandes admirablemente superaron con toda diligencia y prontitud sus “diferencias” para ponerse de acuerdo en un crimen de lesa humanidad, como en su oportunidad comenté: Abortar la gestación de la democracia.
Juan Pueblo puede votar como siempre, pero no aspirar a un cargo de elección popular y ser realmente ciudadano, pues esto solo podrán concederlo los partidos políticos; puede escuchar las promesas de campaña pero solo eso, pues no puede reelegir a los candidatos que efectivamente las cumplan; tiene ahora campañas blancas donde esta prohibido decir cosas “impropias” pero solo eso, pues no puede escuchar las verdades que también se dicen; tiene libertad de expresión pero solo en el café, pues no puede difundirla al no tener acceso a los medios de comunicación; puede mantenerse informado, pero solo de lo que digan los partidos políticos; puede ver como se despilfarra el dinero pero no exigir rendición de cuentas; tiene campañas más cortas pero solo eso, porque el dinero que gastan por día es mayor con precampañas que ahora si están “reguladas”; tiene un IFE como árbitro pero solo eso, porque los jugadores le podrán sacar tarjeta roja y expulsarlo del campo.
Y las consecuencias están ahí, los medios de comunicación haciendo lo que se les viene en gana con un Juan Pueblo, ciudadano de segunda, que ahora tendrá que ir por la botana antes que indigestarse con los benditos spots que son como siempre han sido. Más de lo mismo.
Por qué a fuerza, ¡ni los zapatos entran!
“¿Cuantos años existirá una montaña, antes que se deshaga en el mar? / ¿Cuantos años debe alguna gente existir, antes de que se les permita ser libres? / ¿Cuántos veces puede un hombre volver la cabeza, pretendiendo que no ve? / La respuesta, mi amigo, está soplando en el viento…” Bob Dylan
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Marantoenrique.chm@gmail.com
Las ideas son por los demás... así que en este espacio encontrarás las ideas que antes no lo eran por quedarse en la intimidad de mis temores. No serán buenas, ni malas, acaso ideas que lo serán por tí.
domingo, 8 de febrero de 2009
1 comentario:
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cool blog!
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