domingo, 19 de julio de 2009

Casablanca...

Tenía yo tal vez 17 ó 18 años cuando redacté mi primer artículo. En esa época la mayoría de las veces terminaban vigilados por mi temor a la crítica, en la cárcel de algún cajón acompañados por el polvo, la oscuridad y el olvido. Fue hasta la Navidad del año 2006 cuando uno de mis hijos me animó a liberar a las ideas y solo entonces cambié el micrófono en las reuniones por el procesador de palabras, las reuniones por el Blog de Internet “Una Humilde Flor para Monche” para comunicarme al mundo y de ahí, pocos meses después, a publicar en medios impresos lo que ocasionó un pequeño problema...

Aunque usted no lo crea hubo un niño que contestó muy serio ¡presente! cuando su maestro, muerto de la risa, pronunció su nombre al pasar la lista el primer día de clases: ¡Audeliano Supermán!… Solo Dios sabe cómo terminaron llamando al pobre escolapio… ¿Aude? ¿Li…ano? ¿Super? ¿Man? Y eso que no saben cuáles son sus apellidos… ¡Caray! ¿En que cabeza cabe poner esos nombrecitos? Definitivamente, ponerle nombre al niño no es asunto menor.

Ese era justo mi problema, ¡ponerle nombre al niño! cuando hace aproximadamente 113 semanas estaba por ser publicado en un periódico. Esos días fueron de duda, ningún nombre me convencía ¿Y si me equivoco? ¿Y si no pega? Así que para no equivocarme, decidí no poner nombre a la columna. Pensé ¡Qué crezca el niño y ya veremos! Y así, semana tras semana mis artículos fueron encabezados por un título distinto hasta anoche cuando finalmente supe, sin duda, como se llamaría: Casablanca.

¿Cuándo fue que vi por vez primera la película “Casablanca”? No lo sé. Cómo tampoco sé cuantas veces la he visto. Lo único que si sé, es que siempre disfruto la experiencia como si fuera la primera vez. Producida por la Warner Brothers como una más del montón de esa época de guerra, Casablanca se proyectó por primera ocasión en Nueva York en noviembre de 1942 y hoy está considerada como la segunda mejor película estadounidense y una de las 100 mejores del mundo de todos los tiempos.

Estos últimos datos y parte de la historia del cómo se filmó los conocí hoy que escribo esta columna. Antes de eso Casablanca era simplemente mi película preferida en la que encontraba una combinación de amor, suspenso, reparto, actuación, música, ritmo, buen humor, fotografía y guión. Ingredientes que ahora sé que se combinaron casualmente pues el director sabía muy poco de la historia y el guión tuvo mínimo, y al mismo tiempo, tres “cocineros” luchando cada cuál por dar su sazón al platillo…

Pero lo más importante que no leí y que finalmente entendí en la pasada madrugada es que Casablanca es una película donde salvo el villano de poca monta que nunca falta, los personajes son gente buena que ante el dilema de ceder a sus deseos ó hacer lo correcto, brincaron, saltaron, repelaron pero al final antepusieron a su bienestar un interés superior al suyo. Casablanca es una historia de integridad.

Y así mi columna lleva a partir de hoy ese nombre como un homenaje a todos aquellos personajes anónimos que hacen de la integridad una forma de vida. Miles, millones que cotidianamente hacen lo correcto y que hacen que este mundo, nuestro mundo, aún funcione. ¡Únase a ellos!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

5 comentarios:

  1. Pues me gusta mucho mas Una Humilde Flor para Monche

    ResponderBorrar
  2. Para mis lectores en la Internet, el nombre del Blog no cambia seguirá siendo "Una humilde flor para monche"

    "Casablanca" será el nombre de la columna en los periodicos que ya son varios. En el estado de Veracruz está en los principales y empieza a publicarse en Tabasco y Chiapas.

    Saludos,

    Enrique

    ResponderBorrar
  3. No se quien es Monche y porque merece una "humilde" flor y desde cuando lleva ese nombre la columna, pero Casablanca aun cuando conlleva un mensaje de integridad,creo debe haber en algun rincon de nuestra Idiosincrasia algo relacionado con integridad, entendiendose integridad como una cualidad o virtud del ser humano para hacer el bien y lo correcto consigo mismo y para con los demas.

    ResponderBorrar
  4. Anónimo, gracias por su comentario. "Monche" es la forma en la que cariñosamente nos dirigíamos a mi Mamá quien fué maestra de primer grado de primaria la mayor parte de su vida. Cuando falleció, al día siguiente de su funeral, acudí al cementerio y pude observar a una de sus pequeñas alumnas depositando una flor sobre su tumba. Un humilde flor para Monche... una mentora íntegra y ejemplo para muchos en mi natal Poza Rica. El nombre de mi blog no va a cambiar, ¡nunca pensaría hacerlo!

    Y estoy de acuerdo con Usted que existen muchos ejemplos de integridad en nuestra idiosincracia. La integridad es un valor universal que no supe ver durante muchos años en los personajes de la película por eso me convenció para que fuera el título de mi columna, no en el blog, si no en los periódicos que me han dado la oportunidad de dirigirme a lectores que usan la Internet.

    ResponderBorrar
  5. Yo creo que cada quien le pone el nombre que quiere a su chamaco, aunque algunos realmente parecen bromas muy pesadas, como el que describió aquí. Bienvenida sea pues, la columna "Casablanca".

    Showmbly

    ResponderBorrar

Todos los comentarios son muy bienvenidos ya sea que estés de acuerdo o no con el contenido del artículo. Si te los quedas nos impiden considerar tu punto de vista que es valioso. Puedes seleccionar la opción anónimo y solo si lo deseas firmar con tu nombre. ¡Mil gracias por colaborar! Enrique