domingo, 11 de octubre de 2009

Sr. Diputado

La verdad, Diputado, no apetezco en nada su encomienda. Eso de estar escuche y escuche peticiones, y no solo eso… tener que quemarse la sesera para espulgar las buenas de las malas, debe ser labor harto complicada. Más si eso fuera todo, ¡ansina, hasta yo me voy de candidato! Pero no, igual ha de ser letrado para escribir las leyes. Y fajarse como los buenos, bragado para lidiar por los intereses de sus miles de votantes, que convencidos de su sapiencia, fiados en Usted, sin mediar chanchullos, le dieron un encargo de muchas cuitas.

Arduo le ha de resultar andar todo magullado a fuerza de tantos codazos, empujones y zancadillas que para tropezarlo le darán los malandrines cuando ande a exponer los reclamos de su gente en la tribuna; o mas difícil, estarse escurriendo a diario de las víboras prietas y tepocatas que estarán al acecho tras las curules…

Sí Diputado, duro trabajo el suyo. Y más cuando muchos haberes, lo que se dicen muchos, no recibirá por tan canija labor. Mire que solo le servirán para irla pasando. Ansina extrañará la renta del negocito que dejará al garete por sacrificarse en el interés de sus paisanos. Ya se sabe que a Usted, ni le aunque la dieta, el fuero o las canonjías porque habrá de cobrarse más con la bienandanza de sus representados.

Será su encomienda el sacrificio más noble por sus votantes a quienes merecidamente representa; a quienes de buena fuente sé que solo hizo una promesa: Ser el adalid legítimo para resolver sus penurias. Y a propósito de esas, he de contarle lo que anda corriendo de boca en boca de muchos de sus paisanos. Gente humilde sabe Usted, que finca su fe en que su representante pueda remediar un asunto que en estos días trae a todos vueltos de cabeza, discute y discute. El tema ya lo sabe… las contribuciones.

De entrada alegan que de que hay que pagar, ¡hay que pagar! Pero que es un revoltijo el que se traen. Que si el impuesto de esto, que si el de aquello, que si unos pagan y otros no... En fin que están hechos todos bolas. Pero entresacándoles cosas… ahí le va Diputado lo que mi escasa razón alcanzó a vislumbrar…

Dicen ellos que para hallarse precisan de comida para alimentar el cuerpo, remedios para las dolencias, techumbre para no mojarse y buenos géneros para no agarrar resfríos… Se preguntan que ¿Pos de donde saca la autoridad que hay que pagar impuesto para hacerse de lo indispensable? Preguntan todos que si más delante, no tendrán la ocurrencia de cobrar también por parir un crío.

Las que si están rete-encrespadas son las patronas. Alegan que a ellas les enseñaron que para tener la casa provista y limpia todos, desde el escuincle al señor, han de asistir en lo que sepan o puedan; que ellas, a los que se hacen guajes, los corren rapidito a chupar la sangre a otro lado. Pleitean que si a la autoridad no le alcanza y anda queriendo meter más contribuciones, que primero se apriete el cinturón; le afloje el bolsillo a tantos pillos que se hacen tarugos y finalmente que ponga a trabajar o de patitas en la calle a los zánganos que tiene sin hacer nada. Todo esto, mi Diputado, lo anduve platicando mucho con mi muchacho que como sabe más de letras lo asentó así:

1.- Considerando que todos los ciudadanos pueden no tener un empleo formal, pero si, necesariamente, un ingreso para su sustento; todos son sujetos del ISR el cual se debe aplicar a una misma tasa.

2.- La venta y los ingresos necesarios para comprar productos o servicios indispensables para el soporte de la vida, no deben ser sujetos de impuestos.

3.- La producción o el consumo, de productos y servicios que impactan negativamente al desarrollo sustentable del país o la salud del individuo deben causar mayores impuestos.

4.- El derecho a la información y la auditoria respecto al uso de los recursos públicos debe estar garantizado por sobre cualquier otra consideración.

Ruego a usted Diputado disculpe todas mis osadías y que a la hora de la hora recuerde que estamos fiados en Usted.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

enrique.chm@gmail.com

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