Acercose uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: « ¿Cuál es el primero de todos los mandamientos? » Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.»
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo»
Jamás una frase tan sencilla ha impactado tanto a la humanidad. Bastaron tan solo ocho palabras y 28 caracteres para expresar una idea que cualquiera puede entender sin importar cultura, época, país, lenguaje, forma de pensar, sexo, edad, religión o educación. Frase que tristemente pocos aplican, pero que es el ejemplo de como lo verdaderamente importante se explica utilzando muy pocas palabras.
Con el debido respeto a las diferencias, otras frases han tenido un impacto decisivo en el desarrollo de sus destinatarios porque simplemente no es necesario decir nada más… Benito Juárez: « Entre los hombres, como entre las naciones, el derecho al respeto ajeno es la paz ». Barack Hussein Obama: « ¡Sí podemos! ». Mathama Gandhi: « Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego »... son muy buenos ejemplos de palabras escasas pero de gran significado.
Hoy tal vez como nunca los ciudadanos del mundo urgen a decidir soluciones a los serios y urgentes problemas que enfrenta la humanidad, sin embargo en el debate de los líderes políticos, la sencillez y la objetividad brillan por su ausencia, prevaleciendo en cambio, el largo discurso del agravio, del enfoque en la coyuntura, de la mentira y de la ausencia de compromiso. Demostrando que nada se entiende o que nada se desea cambiar salvo para proteger o incrementar sus privilegios.
Un amigo en Twitter, @cgf59, expresó en dos breves mensajes: «…me surge la pregunta ¿No les pedimos demasiado a los políticos? »… « ¿Qué quiero decir? que les pedimos que sean ellos mismos los que se auto transformen y ello espontáneamente no sucederá.»
Será porque, salvo honrosas excepciones, los políticos nada entienden, o nada desean cambiar. La única alternativa restante es cambiar nosotros hacia una real ciudadanía.
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
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