domingo, 2 de mayo de 2010

A Dios rogando... ¡Y con el mazo dando!

En el artículo anterior intenté promover que el ciudadano dejara de sentirse víctima del sistema que nos sumió a muchos en una mal llamada “zona de confort” y que además, para acabarla de amolar, no preparó al País para la crisis que hoy enfrenta.

Ante esa triste realidad los ciudadanos han reaccionado de diversas maneras. Unos, con añoranza por un pasado que no volverá; otros con desesperanza y desilusión por los cambios “para no cambiar”; los más con resentimiento ante la inequidad y la injusticia imperante; y los menos, asumiendo la actitud del avestruz que niega las amenazas a su bienestar esperando que el destino nunca le alcance, olvidando hacer suyo aquel el viejo dicho que dice “Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.

En otros dichos, como aquel que dice “Lo que no mata… ¡Engorda!”, o “No hay mal que por bien no venga”, la sabiduría popular expresa la certeza de que quien sufre penurias puede salir fortalecido de una crisis o de recibir cosas buenas después de la tormenta. Buenos dichos en verdad. Pero no para aquellos sumisos que cuando flacos, enteleridos o sin un peso en el bolsillo la experiencia les indica que solo pueden ser ciertos si aplicamos aquel otro que dice… “¡A Dios rogando y con el mazo dando!”.

Si “¡A Dios rogando y con el mazo dando!” pero con fe, dejando a un lado el sentimiento de ser las víctimas de los políticos incapaces de conducir a México por el camino de la prosperidad y el desarrollo. Un mal que existe solo por que así lo hemos permitido con una actitud equivocada.

Una circunstancia malévola que puede revertirse si aceptaran la invitación que expresé con las siguientes preguntas ¿Se imaginan lo que ocurriría si todos votaran? ¿Se imaginan el México en que podríamos convertirnos, con un solo acto de voluntad de los millones que hoy se abstienen de votar?

A las que agrego la siguiente: ¿Se imaginan el impacto de millones de mazos resonando en las urnas el día de las elecciones al grito de ¡Yo Voto por México!?

Al respecto un lector anónimo hizo un comentario en mi Blog que concluyó con las siguientes palabras: “Es deprimente tener que votar por alguno de estos personajes para que nos representen y luchen por nuestros derechos si a todas luces sólo están en la política por sus intereses personales. Muy triste el panorama, sin embargo, iré a votar.” A lo que otro contestó “Salir a votar es indispensable. Si a alguien no lo convencen los candidatos que anule el voto. Porque aun así, de esta manera, esta demostrando su inconformidad con el sistema.

Y yo les digo, lo importante es que en la urna son ustedes quienes deciden que hacer con su voto y nadie les puede decir nada. Si eligen apoyar a su candidato, votar por el partido, votar por el menos malo, votar por la persona, o anular su voto para demostrar su inconformidad con el sistema; cualquier decisión que tomen será la correcta pues es su absoluto derecho y sin duda apoyará al propósito de recuperar el voto ciudadano para el bienestar de México.

PD Lo que sí les recomiendo… No dejen su voto en blanco por aquellos mapaches electorales que todavía andan por ahí… ¡Les encantan!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
www.ramari.blogspot.com
Twitter @enriquechm

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