lunes, 17 de mayo de 2010

Requisito indispensable: Vocación

Hace ya medio siglo me hicieron una afortunada encomienda: escribir la biografía de mi Padre de quien solo recordaba cuando en alguna ocasión caminé tomado de su mano hacia la esquina de la carnicería de Don Siriaco -aquel horrible, flaco y huraño personaje enfundado siempre en un mandil ensangrentado- para abordar un vetusto camión con rumbo a la escuela donde mi Papá era maestro. En ese entonces tendría yo 4 o 5 años de edad.

De él conocía de oídas su espíritu bohemio, de sus actividades como profesor de educación primaria, locutor, periodista, empresario y su afición por los zapatos, pero nunca lo que encontraría, hurgando los viejos papeles, en un pequeño cuaderno de páginas amarillentas que parecían deshacerse entre mis manos… ¡el borrador de un ensayo, escrito de su puño y letra! de cual transcribo una pequeña muestra de su reflexión…

[Será ideal el día en que los niños petroleros cuenten con escuelas técnicamente organizadas con profesorado idóneo y con una ideología que no incurra en los defectos del fascismo revolucionario o torciendo con una mala interpretación los postulados de la Escuela Socialista Mexicana.] Enrique Chávez Vázquez; “Las Escuelas para Niños de Trabajadores Petroleros”, 1940.

Pero mis sorpresas ese día no terminaron ahí, pues al continuar al continuar la búsqueda de material para documentar la biografía encontré la tesis de mi Madre, también Maestra, que la concluyó afirmando…

[Si hacemos nuestro lo que el gran Vate veracruzano dijo, me refiero a Salvador Díaz Mirón, “Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras otros carezcan de lo estricto” entonces no importaría que la sociedad se divida en cien clases. Que nadie carezca de lo estricto; que los bienes naturales estén humanamente distribuidos. Que el niño, el valor humano más grande y más importante de nuestra vida, se desarrolle en un ambiente sano y de comodidad. Ese es nuestro más grande ideal]… [Qué sean nuestras escuelitas, la verdadera y más alegre casa del pueblo, donde el niño se desarrolle feliz y estudie con ganas de volver a ella] Ramona Maranto Riego; “Influencia del Factor Económico en la Educación del Niño”, 1956.

Dos tiempos diferentes, dos maestros, dos distintos enfoques, pero un mismo propósito que solo fui capaz de comprender cuando después de leer esos escritos, recordé a la pequeña alumna de mi Madre que, con lágrimas en sus ojos, en el anonimato, depositó una humilde flor sobre su tumba.

“No deberían existir maestros sin vocación porque el magisterio es amor y compromiso por el bien más preciado, nuestra niñez, el futuro de México” Ramona Maranto Riego.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
www.ramari.blogspot.com
Twitter @enriquechm

2 comentarios:

  1. ENRIQUE, TU ESCRITO ME HACE PENSAR EN CUANTO INFLUYEN NUESTROS ACTOS EN NUESTROS HIJOS AUN DESPUES DE DEJAR ESTE MUNDO, QUE AFORTUNADOS SOMOS AL HABER TENIDO UNA MADRE QUE NOS SIGUE ENSEÑANDO TANTAS COSAS DESPUES DE TANTO TIEMPO, CON LAGRIMAS EN MIS OJOS RECUERDO TANTAS COSAS DE MI MADRE QUE AUN ME SIGUEN ENSEÑANDO LECCIONES DE VIDA. TE MANDO UN ABRAZO MUY FUERTE.Y TE DESEO MUCHA SALUD Y MUCHA FELICIDAD.
    KARINA PANG

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  2. Kari,Muchas gracias, y sí realmente somos muy afortunados.

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