sábado, 23 de abril de 2011

A toda marcha...

Curva tras curva… Embrague a fondo, pie derecho en el freno, con el tacón acelerando en corto para igualar revoluciones, cambio de marcha, pedal a fondo sintiendo ya la siguiente curva con el corazón latiendo fuerte y en el estómago esa sensación indescriptible…

Golpe de adrenalina, movimiento rápido del volante y el perro sale indemne ¿Se daría cuenta? ¡Uff… estuvo cerca!

Embrague a fondo, pie derecho en el freno, con el tacón acelerando en corto para igualar revoluciones, cambio de marcha, pedal a fondo… así kilómetro tras kilómetro con el corazón latiendo fuerte y en el estómago esa sensación indescriptible de ansiedad por la recompensa que te espera al final de la ruta tras tocar la puerta de tu amada…

Un abrazo, un dulce beso de bienvenida, pequeñito, cálido, susurrando sin emitir sonido… “el elegido eres tú…”

Así pudo o podría empezar la historia o de mil otras maneras. Lo cierto es que existió o existirá una para cada quien. Si, todas de formas diferentes pero todas, al inicio, con el cimiento del amor y el anhelo de un futuro promisorio que lamentablemente en ocasiones nunca llega tornando así, aquellos felices comienzos de Amor, en historias de tragedia y hastío.

Y se suceden entonces las recriminaciones que se expresan unas sin palabras, en silencio; otras con el grito acompañado del sarcasmo y la ironía de la frustración desesperada que busca alejar las propias culpas y endilgar las que piensa ajenas. Y ocurrirán eventualmente intentos para recuperar la ilusión, que apelan a lo que una vez fue el cimiento compartido pero de lo que si acaso, solo escombro resta.

Cuentan de una longeva pareja que en una tarde apacible comentaba sobre la nueva colcha multicolor que Doña Hacendosa hacía en esos días. Ella la veía hermosa y para variar empezaba a acumular enojo porque Don Indiferente apenas atinaba a expresar “se ve bien…” -¿Pero qué te pasa? preguntó airada Doña Hacendosa reventando finalmente. -¡Siempre lo mismo! ¡No valoras el esfuerzo que hago por tener una casa hermosa! Y Él, en respuesta, al cabo de 50 y tantos años de matrimonio y decenas de edredones, terminó confesando su secreto mejor guardado: era absolutamente daltónico. Para él, que vivía la realidad de un mundo de tonos grises, un color u otro era absolutamente lo mismo.

Y así como existen barreras físicas como es el caso de nuestro hipotético Don Indiferente; existen mil y un barreras que hacen improbable el éxito de una relación cuando olvidamos que, si de la verdad hablamos, no existe solo una, existen tantas como existen seres humanos en la superficie del planeta. Y que cada “verdad”, cada sueño, merece sin juicios de por medio, el más absoluto respeto.

Al inicio del matrimonio el Amor, la pasión, los anhelos y los gustos compartidos o simulados dan fuerza a la esperanza de un futuro promisorio pero en el devenir, se presentarán diferencias que cobrarán más relevancia. Temas que de no resolverse a tiempo romperán más tarde o más temprano la cadena de valor del individuo en cualquiera de los tres eslabones principales de su vida: la paz espiritual, el desarrollo mental o el bienestar físico.

Cuando en las situaciones extremas los eslabones se rompen -por no ser conscientes de que los sueños de uno y otro nunca serán los mismos, que es justo en el absoluto respeto a las diferencias donde se fortalecen gradualmente los vínculos que promueven el desarrollo de la pareja- no permitamos que, lo que un día se construyó con Amor, se convierta en la prisión donde nos encierre para siempre el temor a perder los apegos…

Cuando antes de cultivar el Amor al milagro que somos para ser nuestra propia fuente de luz e identidad, esperamos iluminarnos por el reflejo de alguien más, habría que recordar que ese espejo nunca fue, no es y nunca será nuestro… forma parte del sueño de alguno o alguna más.

IV ¿Ya iniciaron los trabajos para desarrollar el plan de protección civil y el programa para mejorar la vialidad de Coatzacoalcos?

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

4 comentarios:

  1. Interesante y muy cierto Enrique.

    Gracias y Saludos

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  2. DEFINITIVAMENTE EL GOLPE DE ADRENALINA ES LO MÁXIMO, ESAS MARIPOSAS ALETEANDO EL EL ESTOMAGO SON SON UNA SENSACION UNICA, AUN LAS RECUERDO LAS PRIMERAS VECES,AL ECHAR UNA MIRADA DE UN SOLO PESTAÑEO A TODO EL JARDIN DE LA FACULTAD EN BUSCA DE MI AMOR,(CLARO DISIMULADAMENTE PARA QUE MIS AMIGAS NO LO NOTARAN), JE,JE,LO MEJOR ES QUE DESPUES DE ALGUNOS AÑOS LAS A PUEDAS VOLVER A SENTIR,O SEGUIR SINTIENDO, ES TRISTE QUE LOS AÑOS APAGUEN LA LLAMA O QUE LAS DIFERENCIAS TENGAN MAS RELEVANCIA, HAY QUE CULTIVAR EL AMOR, SEGUIR COMPARTIENDO GUSTOS SIMULADOS O MUTUOS, HAY QUE CEDER TIEMPO Y ESPACIO,HAY QUE DISFRUTAR LA VIDA QUE DECIDIMOS COMPARTIR, PORQUE EL TIEMPO NO PERDONA, ENOJADOS Y FELICES SIGUE SU PASO,OJALA SIEMPRE DURARAMOS JUNTOS, MAS FELICES QUE MOLESTOS,MAS HABLANTINES QUE CALLADOS , MAS COMPRENSIVOS QUE A LA DEFENSIVA.MI RECOMENDACION HAY QUE DISFRUTARSE!!!

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  3. Efectivamente ANNA, así debiera ser, ¡hay que disfrutarse! lamentablemente muchas parejas cometen errores que no se subsanan a tiempo, ocurre la negación y llega a un punto que el esfuerzo requerido para recuperar el equilibrio es mayúsculo.

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  4. Y a veces, es mas fuerte la costumbre que el Amor. Dichosos las parejas, que al paso delos años siguen mirando en la misma dirección pero con ojos propios

    Emma

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