Debo advertir que las historias a
continuación son puras mentiras… no las vaya usted a creer. Si al finalizar la
lectura decide concederles alguna credibilidad, apostaré frijolitos doble
contra sencillo que habrá sido en algún lugar al otro lado del mundo… porque en
nuestro país… ¡Jamás!
Primer cuento: Guardar las bicicletas,
calzar las botas de hule, comprar la dotación de DDT, eran parte del ritual
obligado al iniciar la temporada de lluvias. Pasar del polvo en el estiaje; al
lodo, los charcos y los mosquitos era cosa de rutina en aquellos años. Sin
embargo un buen día, sorpresivamente, iniciaron la pavimentación de las calles
perpendiculares al acceso principal al pueblo, entre ellas ¡la mía! El
entusiasmo fue mayúsculo ¡no más lodo, ni charcos para ir a la escuela! y mucho
más cuando se corrió la voz de que tendríamos una visita excepcional… el señor
presidente de la república.
Las obras continuaron hasta concluir
las boca calle; “cuando termine la visita, se reinician” explicaron; entonces
pintaron y sembraron plantas para adornar las aceras; después miles dimos la
contentos la bienvenida y tristes, la despedida al primer mandatario; pero ¿Qué
creen? la pavimentación no continuó... con un agravante: cuando llegaron las
lluvias, el agua no fluyó como acostumbraba y un buen amanecer, después de un
torrencial y arrullador aguacero, flotando alrededor de mi cama navegaban… ¡mis
zapatos!
Segundo cuento: La jornada había sido
agotadora…inaugurado el puerto y la siderúrgica solo faltaba la estación del
ferrocarril. Todo estaba listo, el tren presidencial reluciente, con locomotora
a vapor, carbonera, y dos vagones: el comedor y el de cola preparados para el
brevísimo recorrido inaugural. Todo iba muy bien, al grito de ¡Vámonosss! del despachador, el tren sonó el silbato y en
medio de una nube de vapor lentamente inició su recorrido con las
personalidades abordo. El señor presidente estaba realmente contento, tanto que
ordenó extender el recorrido unos cuantos kilómetros más de lo previsto, pero…
¿Qué creen? No se pudo, solo había un par de kilómetros más de vía...
Tercer cuento: Pero señor, la fabrica
aun no está concluida, el proyecto tiene un retraso de varios meses, ¿Cómo la
vamos a inaugurar? Pues a ver como le hacen, ¡Esa obra inició en mi
administración y en mi administración se pone en marcha!… No hubo manera de
hacerlo entrar en razón y como donde manda capitán, no gobierna marinero, su
voluntad se hizo y la mentada fábrica se inauguró con bombo y platillo,
discursos incluidos... pero ¿Qué creen? Nunca llegó a operar...
Cuarto cuento: Señores, el señor
director me ha instruido a cuidar su seguridad, no quiere heridos, ni
muertitos. El operativo que presenciarán como testigos de honor es muy
peligroso y muestra la efectividad de las fuerzas de seguridad. Así que usen
los chalecos antibalas, caminen con la cabeza agachada atrás del policía que
cuidará de ustedes y sigan sin excusa ni pretexto sus instrucciones… Así lo
hicieron, afortunadamente no hubo enfrentamiento, los delincuentes se rindieron
rápidamente, sus víctimas fueron liberadas, las cámaras registraron todo y fue
la noticia del año… pero ¿Qué creen? Todo fue un montaje...
Vienen a cuento los cuatro cuentos
anteriores, porque tienen como factor común que son precisamente eso cuentos,
mentiras, engaños, embustes, montajes, etcétera que realizan cotidianamente
quiénes de la honestidad y la verdad debieran ser ejemplo pero no, de hecho son
maestros de la simulación y del engaño pero… ¿Qué creen? No solo ellos, también
nosotros, pues conscientes como estamos de sus mentiras solo simulamos
protestar.
Tantos son los engaños que ya no sabe
uno que creer. El viernes pasado –y esto es cierto- escuché, en nuestro
preciosísimo Teatro de la Ciudad de Coatzacoalcos, que por cierto inauguró Pavarotti,
al cantante español Raphael.
A un Raphael que sigue siendo aquel, a
un Raphael que con su privilegiada voz pintó un maravilloso collage con sus
éxitos magistralmente interpretados… sin embargo me saltó la duda… ¿Y si nada
más estaba simulando que cantaba? Con esto de los avances tecnológicos uno
nunca sabe… En esa reflexión estaba cuando recordé el final de una de sus
canciones… “Qué sabe nadie, que sabe nadie... ¡Qué sabe nadie… de nadie!”
Finalmente el artista se despidió en
medio de aplausos y de gritos ¡Bravo, bravísimo! O ¿estaríamos todos simulando?
No lo sé, puede ser, a lo mejor, tal
vez… ¡Quien sabe! Pero eso sí, todos…
¡Felices!
Reciban un afectuoso abrazo,
Enrique
Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm
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......o simulando felicidad, bueno al menos la simulación si es real
ResponderBorrarsaludos
@manezdpr
¡Bien por tu artículo! y ¿sabes una cosa? ¡Raphael si canta! a pesar de todos sus problemas de salud tiene buena voz. Un abrazote CChM
ResponderBorrar¡Claro que canta! Nos obsequió para abrir boca interpretando a “capella” “Sigo siendo aquel” y después lo hizo en un par de ocasiones más. Su único acompañamiento fue un grand piano que no permite esconder nada.
BorrarAntes de entrar temí encontrarme con un Rapahel disminuido, pero para nada. Un señorón de la canción.
Ahora bien en el comentario final intenté decir que ya no creemos ni en lo que tenemos ante vista.
Definitivamente, estimado Enrique, son puros cuentos, en nuestro México eso no se ve, ni se verá jamás...., tenemos solo políticos probos, honestos,sacrificados por el pueblo, dueños de la verdad y la justicia, una gran suerte y envidia de los pobladores de otros países.
ResponderBorrarSaludos. MJVA
Efectivamente amigo "simulamos" bien dicho, trabajo a diario con la gente, en sus casas, en sus colonias, a diario escucho quejas de personas inconformes. Mi labor es realizar cambios; pero con la participación de la gente muchos "simulan" querer cambios en el lugar donde viven solo que al momento de invitarlos a participar expresar opiniones, actuar.... esteee no pude asistir, tengo otras cosas que hacer, solo unos pocos son los que se que se quedan a hacer un verdadero cambio. Políticos que hacen como que trabajan, pueblo que hace como que se preocupa.
ResponderBorrarBueno pensándolo bien tal vez solo soy producto de mi imaginación.
saludos amigo buen inicio de semana!
¿Donde habré leido eso antes? ¡Ah, ya sé! Justo cuando emprendí mi primera campaña, ¡Noooooo! firmale tú... Oye... yo nomás coopero con $$ pero ¡Ni se te ocurra mencionarme! ¿Dónde estaban antes muchos de los que hoy son activistas ciudadanos en la lucha contra la inseguridad? En sus burbujas de cristal milando como el chinito..., solo hasta que les afectó directamente en lo que más les duele, fué que empezaron a luchar.. :(
BorrarESTUPENDO, COMO EL VINO BUENO, PASA EL TIEMPO Y CADA DIA ES MEJOR. FELICIDAES
ResponderBorrarPreguntaos por qué nadie denuncia esos engaños de forma directa. Cuántos cómplices tiene que haber a todos los niveles para que sean posibles.
ResponderBorrarFísico los cuentos que nos compartio, no superan la realidad, por desgracia estos cuentos son como los que dice Pedro para que entienda Juan, solo que Juan está muy ocupado preparando cuentos para seguir contando puros cuentos, y ni el viento los mueve de donde los deberia mandar a volar. ¡felicidades! por su escrito como siempre acorde con el tiempo presente.
ResponderBorrarque tenga una hermosa semana.
Elia*