-Gracias director, contestó sin más
comentarios el canciller Rama cortando la conferencia. Dirigió entonces su mirada
a las miríadas de estrellas y recordó a las civilizaciones que se habían
extinguido cuando perdieron la alegría de vivir en aquel diminuto planeta azul
que sus pobladores actuales llamaban la Tierra.
Tristemente, reflexionó, los apoyos
habían sido suficientes para que las civilizaciones implantadas en el sistema
solar hubieran logrado sobrevivir y desarrollarse más allá de cierto punto. Se
preguntó ¿Los humanos serán capaces de corregir el rumbo por su cuenta? ¿La
raza humana tiene esperanza? ¿Sobrevivirán?
Cuando existen más gruñones, de los
que amanecen de mal humor un día si y otro también; que siempre apresurados, pareciera
tienen por corazón un reloj; incapaces de reconocer el milagro que significa el
hecho de despertar en posesión de un cuerpo conformado por billones de células que
interpretan, en perfecta armonía, la sinfonía personalizada de su vida; que enajenados,
pasan de largo sin percibir la belleza a su alrededor cuando el indicador de la
Alegría de Vivir se desploma pues permea la desesperanza en las civilizaciones
que terminan auto extinguiéndose, salvo que la respuesta sea “sí su excelencia,
la humanidad cuenta con las competencias necesarias para corregir el rumbo”.
Existe mucha gente que ya está consciente
de que la Alegría de Vivir está perdiendo la batalla contra la desesperanza por
múltiples razones. De todas ellas, la principal es que se esperan que sea el liderazgo
quién corrija el rumbo, cuando justo ese enfoque lo único que ha producido son
nuevas entradas en el “librito del deber ser” con reglas absurdas que coartan
la libertad, la creatividad y la conciencia de la maravillosa naturaleza del
Ser.
Compra, aunque no lo necesites…
Compite, aunque eso solo te produzca estrés, enfermedades y te aleje de los
seres queridos… Apégate, a tus bienes materiales, a tus logros, a tus amores,
al alabo... aunque eso solo te conduzca al sufrimiento por el temor a perderlos
pues nunca tienes el tiempo necesario para disfrutar realmente de ellos… Y así,
las reglas sin fin del “libro del deber ser” convierten al Ser en seguidor
antes que en líder y responsable de su propia vida y esto es justo lo que hay
que cambiar para corregir el rumbo.
Se necesita gente consciente que reconsidere
el enfoque seguido hasta ahora y acepte que la responsabilidad del cambio de
rumbo no está en el liderazgo, está en el individuo; que necesita un “libro del
deber ser” escrito por él que controle su conducta y lo convierta en seguidor
de si mismo y; que ponga manos a la obra donde realmente puedan tener efecto
sus acciones, sin pretender cambiar el mundo entero. Empezando por él mismo con
pequeñas acciones como los Actos de Buena Voluntad.
Ceder el paso en un crucero con una
sonrisa amable en el rostro, ayudar a un anciano, dar un aventón a quien camina
agobiado por el sol o empapado bajo la lluvia, proteger a un ser indefenso; son
solo algunos ejemplos de acciones gratuitas en beneficio de quien se ve en
algún apuro; que no esperan reconocimiento, que implican algún sacrificio
personal y se realizan de forma anónima a desconocidos a quiénes seguramente
nunca más se volverá a ver.
Estas acciones tienen un efecto
multiplicador, son las que fortalecen la Alegría de Vivir y brindan esperanza a
la humanidad.
Reciban un afectuoso abrazo,
Enrique
Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm