“Luz
de luna, piano… calman el alma cuando, en el momento de la íntima soledad, el
rostro muestra la intención de la eternidad.”
Enrique Chávez Maranto
-¿Eres feliz? Brotó inoportuna la
pregunta en tanto, para tantos, es cosa tan distinta…
-Si y no. Respondí pronto, cual buen
torero, esquivando la cogida del toro de mi propia conciencia. ¿Soy feliz?
pregunté para mis adentros esperando que el rostro no mostrara duda o falsa
seguridad.
Si, soy feliz –le dije- cuando
disfruto de buena compañía y buen vino bajo el manto de las estrellas en una
noche de verano con una brisa firme que me susurra estas palabras… Soy feliz
cuando por las mañanas salgo al jardín y escucho la naturaleza susurrando en el
canto de los pajarillos, palabras más palabras menos, ¡todo esto es vida!
Soy feliz cuando después de un
eventual “mal” día en el trabajo, al ir camino a casa, me envuelve el ronroneo
de mi auto que susurra quedamente al oído, ¿Ya viste el mar? ¿Y el cerro de San
Martín? ¿Ya viste las maravillas que nunca ves pero que siempre han estado ahí
para tí?
Soy feliz cuando la sonrisa de mis
seres queridos o la ternura de su mirada susurran el amor. Soy feliz cuando,
mis manos quietas hace un momento, ahora veloces sobre el teclado expresan lo
que mi alma siente.
-¿Y cuándo no eres feliz? Pide
concluir mi amigo…
-Cuando, querido amigo, he de olvidar
lo feliz que estoy por contestar tu pregunta...
Cinco años después de muchas
experiencias, la reflexión anterior continúa vigente salvo la última respuesta
que en realidad no aporta nada. Pero antes de contestar cuando no soy feliz
intentaré explicar las causas de la infelicidad haciendo uso de ideas dispersas
en otras reflexiones. Una de ellas es la metáfora del Ser y el diamante…
Un diamante en bruto necesita de todo
un proceso de transformación para convertir la piedra opaca en la gema
maravillosa que conocemos. Pero si su superficie no se mantiene limpia, el brillo
desaparecerá oculto tras el polvo y la suciedad. Lo mismo ocurre con el hombre.
Él necesita de un proceso que descubra, poco a poco, las maravillosas facetas
de su verdadero ser... Que al igual que las del diamante, también han de
mantenerse limpias para no ocultar su brillo tras una pátina que con el tiempo le
impedirá percibir su propia luz y recibir la de quienes le rodean sumiéndolo en
la oscuridad y el miedo.
Miedo al castigo por no observar el
librito del deber ser; miedo a perder los apegos de lo que fue, de lo que es,
de lo que nunca será; miedo a la felicidad por no poder sufragar el costo de
luchar por sus anhelos; miedo a la inseguridad; miedo a la incertidumbre; miedo
a salir de la zona de confort en que se vive. Miedos propios, de terceros, miedos
adoptados e infundidos derivados de la sofisticación de un mundo que cada vez
comprendemos menos.
Y finalmente contestando a la pregunta,
he de decir que soy infeliz cuando permito que el miedo me invada. Cuando olvido
que el respeto, la sencillez y el desapego son los ingredientes principales de
la receta de la felicidad.
El respeto, que no juzga, que acepta y
venera a todas las manifestaciones de la naturaleza como el milagro que son; el
respeto que acepta los opuestos como fundamento de la creación. La sencillez,
que hace a un lado la sofisticación y la complejidad, para enfocarse con
humildad y voluntad, un día a la vez, a propiciar el bien común entre aquellos
que le rodean.
El desapego, que entiende que los
hechos, hechos son y no los podemos cambiar. Que tan solo podemos asumir las
consecuencias con la actitud que permita asimilar la experiencia; el desapego
que si bien prudente, no vive preocupado por el futuro; el despego que le
permite disfrutar los bienes que la vida le ha brindado pero que igual disfruta
cuando no los tiene más.
Sin embargo el miedo con lo villano
que pareciera ser, tiene el buen propósito de llamar la atención para adoptar con
tiempo las medidas de defensa necesarias y disminuir los riesgos ante la
presencia de una amenaza.
Pero si no hacemos caso, entonces ese
miedo y otros miedos no resueltos, uno tras otro, con el devenir del tiempo endurecerán
la pátina que oculta la verdadera y maravillosa naturaleza del Ser conduciéndolo
por la ruta de la desesperanza y la infelicidad.
Justo eso es lo que hace la diferencia
entre los hombres y mujeres que son felices, de aquellos que viven en la
oscuridad. En tanto los primeros deciden enfrentar sus miedos con respeto,
sencillez y desapego; los segundos sucumben ante él. Estos conceptos que pudiera
pensarse solo aplican a los individuos, pueden extrapolarse a otros ámbitos
incluyendo a todo tipo de organizaciones, países incluidos.
Al final del día serán sus decisiones
las que le coloquen en el camino de la felicidad. Suelo decir que el cielo y el
infierno no están en algún otro lado que no sea aquí y ahora. También, que vivirlos
es nuestra absoluta responsabilidad. Uno elije.
Reciban un afectuoso abrazo,
Enrique
Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm
Acertada refelxión amigo sobre todo los ingredientes que nos ayudan a ser felices. Por cierto Feliz inicio de semana :)
ResponderBorrarMuy bien por tu nueva línea editorial, compartiendo tu lado filosófico positivo y dejano a un lado, cuando menos temporalmente, la crítica sobre cosas que aunque nos disgustan profundamente no está siempre a nuestro alcance cambiarlas. Quizá el mejor inicio sea empezar por cambiarnos a nosotros mismos.
ResponderBorrarGracias, un abrazo.
Por lo que veo, no soy la única que gusta de sus filosóficas reflexiones, que nos invitan a hacer lo mismo; hacer un alto y mirar un poquito hacia adentro, apreciar lo que tenemos y poner en su justa medida el valor de lo que no tenemos. Gracias.
ResponderBorrarShowmbly
Muy agradable Reflexion
ResponderBorrarsaludos afectuosos como siempre
GRACIAS MI AMIGO, POR COMPARTIR RICAS EXPERIENCIAS.
ResponderBorrarESPERO QUE ESAS RICAS EXPERIENCIAS DEJE MÁs QUE ESTO QUE HAS INCLUIDO; UNA DE INMEDIATO, EL ROMPER CON EL FORMATO DE CRITICA POSITIVA Y EMIGRAR A, ESTE OTRO, DE CONSEJO, FILOSOFÍA Y SOBRE TODO HUMANO. SI TENEMOS MIEDOS, Y DE ACUERDO A LAS EDADES, LOS VIEJOS DE PARTIR Y NO HABER DEJADO NADA, LOS JOVENES, QUE EL ÉXITO SE PRESENTO Y LO DEJARON IR POR SUS POSTURAS; Y LOS NIÑOS: DE IR AL CUARTO OSCURO QUE IMPONE EL CASTIGO POR UN DETALLE, LE LLAMAN DISCIPLINA. DE ESA FORMA VIEJA Y FASCISTA DE INCULCAR LA DISCIPLINA, CASTIGANDO EL ESPÍRITU, EL ALMA.
Y TE FALTA UN PEQUEÑO EJERCICIO, IR A TU LUGAR: PARLALELO CON EL QUE TU VIVES. SI, LOS UNIVERSOS PARALELOS QUE EXISTEN PARA SER FELICES: CUANDO TE SIENTAS AGREDIDO, VE A TU LUGAR DE SONIDOS DEL PÁJAROS, COCHES, MERCADO Y DE LOS COLORES Y...
GRACIAS Y FELICITACIONES
Excelentes consejos que tomaré mucho en consideración.
Borrar¡Un afectuoso abrazo!