Terrorismo, narcotráfico, guerras, corrupción, asesinatos, depredación ambiental; son todos flagelos, que con distintas modalidades, alcances y tecnologías, han estado presentes desde que la raza humana apareció en el planeta Tierra.
Todos tienen su origen en la avaricia de nuestra soberbia que ha ignorado lo que dice uno de nuestros refranes más conocidos: No hay mal que dure 100 años, ni persona que lo aguante.
En este caso, la persona es, nuestro anfitrión, el planeta que hemos llamado Tierra y nos guste o no, el mal hemos sido todos nosotros… En un instante infectamos a un vergel y ya lo hemos agotado.
En un instante, si, porque lo que para nosotros han sido miles de años y tiempo “de sobra” para nuestro planeta anfitrión, es solo un punto en la escala geológica y eso nos ha bastado.
Unos cuantos siglos atrás, nuestras comunidades eran escasas; había suficiente espacio vital y zonas de amortiguamiento para mitigar el impacto de nuestros excesos. Hoy basta observar una imagen satelital nocturna de la tierra para observar hasta donde nos hemos expandido.
No faltará quien diga ¿Y Yo, que culpa tengo? Si todo eso ya estaba en marcha cuando me tocó vivir… tal vez tendría razón pero, ¿Qué habrá hecho para evitarlo? La verdad es que nos hemos hecho ciegos y sordos en tanto nuestra particular zona de confort no haya sido afectada. Pero lo será, tengámoslo por seguro.
El capital se agotó y sin saberlo, en la inconciencia, hace algún tiempo ya, hemos vivido del crédito pero tenemos que pagar de la deuda.
¿Tendremos la entereza para enfrentar el reto y reparar los daños? O…
¿Seguirá prevaleciendo la avaricia de unos cuantos y la apatía del resto?
Decidamos.
Todos tienen su origen en la avaricia de nuestra soberbia que ha ignorado lo que dice uno de nuestros refranes más conocidos: No hay mal que dure 100 años, ni persona que lo aguante.
En este caso, la persona es, nuestro anfitrión, el planeta que hemos llamado Tierra y nos guste o no, el mal hemos sido todos nosotros… En un instante infectamos a un vergel y ya lo hemos agotado.
En un instante, si, porque lo que para nosotros han sido miles de años y tiempo “de sobra” para nuestro planeta anfitrión, es solo un punto en la escala geológica y eso nos ha bastado.
Unos cuantos siglos atrás, nuestras comunidades eran escasas; había suficiente espacio vital y zonas de amortiguamiento para mitigar el impacto de nuestros excesos. Hoy basta observar una imagen satelital nocturna de la tierra para observar hasta donde nos hemos expandido.
No faltará quien diga ¿Y Yo, que culpa tengo? Si todo eso ya estaba en marcha cuando me tocó vivir… tal vez tendría razón pero, ¿Qué habrá hecho para evitarlo? La verdad es que nos hemos hecho ciegos y sordos en tanto nuestra particular zona de confort no haya sido afectada. Pero lo será, tengámoslo por seguro.
El capital se agotó y sin saberlo, en la inconciencia, hace algún tiempo ya, hemos vivido del crédito pero tenemos que pagar de la deuda.
¿Tendremos la entereza para enfrentar el reto y reparar los daños? O…
¿Seguirá prevaleciendo la avaricia de unos cuantos y la apatía del resto?
Decidamos.
Enrique Chávez Maranto
La guerra entre la humanidad contra la Naturalez se resolverá de una manera Darwiniana, muy al estilo del ser humano: Al final sobrevivirá el más fuerte, la Naturaleza.
ResponderBorrarLa Naturaleza es sabia y poderosa por naturaleza y elimina a aquellos que pretenden hacer lo mismo con ella; es energía, por ello le aplica el primer principio de la Termodinámica: La Naturaleza no se crea ni se destruye, solo se transforma -evoluciona-.
Saludos