domingo, 25 de noviembre de 2007

Para una gran cantina... ¡Un gran baño!

Escribo esta nota en la mesa de Huavinos, lugar donde cada sábado, durante 14 años, disfruto la maravillosa vista de la playa con el esplendido telón de fondo del cerro de San Martín pero, a diferencia del placer acostumbrado, el disgusto.

Un aberrante edificio en construcción destinado a ser baños, obstruye el acostumbrado paisaje; obsequio gratuito de la naturaleza, para disfrute de propios y extraños. Y para colmo, justo al lado de la plaza donde orgullosamente se iza la Bandera Nacional.

Primero toman desprevenido al mar y le roban terreno; después depredan la playa con el acarreo constante de arena; y… ¿Ahora qué es lo que sigue? ¿Construir la primera valla del muro para ocultar el único atractivo turístico que tiene Coatzacoalcos, su Coatzacoalcos, mi Coatzacoalcos?

Lamentablemente, antes que “clausurar” a la gigantesca cantina en la que se ha convertido el malecón, la mejoran ¡Dotándola de baños! Con un proyecto poco transparente que solo muestra la falta de conciencia, ó la ausencia de escrúpulos para beneficiar a quien sabe quien.

Desarrollar la infraestructura de servicios de la ciudad definitivamente es una labor prioritaria, sin embargo cabe cuestionar muy seriamente si esa es la manera de hacerlo.

Hace ya muchos años la playa era un lugar sucio, poco atractivo, peligroso, lleno de “enramadas” expendios de licor y prostitución; que la construcción del malecón rescató para toda la ciudadanía y dio una nueva cara a nuestra ciudad. Hoy pareciera que vamos en reversa, a cambiar las enramadas por ladrillo y concreto, realmente ¿Eso es lo que deseamos?

Otras ciudades de costeras en el país sufren las consecuencias de un desarrollo desordenado de la infraestructura turística que ha prostituido las bellezas naturales y depredado el ambiente, nuevamente ¿Eso es lo que deseamos?

Coatzacoalcos está a tiempo de aprender en cabeza ajena, está a tiempo de no repetir los errores que otras ciudades han cometido, está a tiempo de planear el desarrollo de su infraestructura con una visión de futuro que respete “el derecho de toda persona a vivir en un medio ambiente adecuado para su desarrollo, salud y bienestar” –cita de la Ley General Del Equilibrio Ecológico y la Protección Al Ambiente.

La autoridad, antes de aprobar cualquier cosa, tendra que explicar muy bien cuál es el proyecto que propone realizar en nuestra franja costera para convencer a la ciudadanía.

Y por supuesto clausurar tanto el mamotreto ese como la gigantesca cantina en la que se ha convertido el malecón.

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

lunes, 19 de noviembre de 2007

Un largo fin de semana...

El siguiente es el sencillo relato de un largo fin de semana, que como todo, tiene su lado bueno y sus digamos… inconvenientes. El viaje inició con una tempranera salida rumbo a Xicotepec de Juárez, población del estado de Puebla que está enclavada en la Sierra Madre Oriental, de donde hicimos un rápido recorrido que nos llevó a Zacatlán de las Manzanas. Del viaje cabe destacar…

Las “maravillosas” carreteras de Veracruz… y las de Puebla y las de Tlaxcala… algunas de las cuales están igualitas que ¡hace 30 años! Pero eso sí, con topes, topes y más topes; que sumados a los baches, baches y más baches hicieron del recorrido poco menos que un suplicio.

La “excelente” señalización que, no obstante el tiempo invertido en planear la ruta, me hicieron perder 2 horas en medio de un endemoniado tráfico en la autopista México – Puebla.

Los muy “bien portados” turistas que cual horda desordenada, trasladan congestionamientos, claxonazos, basura, mal humor y mal gusto a la quietud de la provincia…

El “inteligentísimo” chofer de un gigantesco camión turístico –de esos de dos pisos y triple eje- que cual corcho quedó insertado en las estrechísimas calles de Zacatlán de las Manzanas… población donde dicho sea de paso, no hay preferencias y los lugareños respetan con todo rigor el “1 x 1” en los cruceros.

La “impertinente” llamada de la administración del hotel reclamándonos el silencio roto por el solo de guitarra eléctrica de mi talentoso y queridísimo sobrino…

La calidez de la gente de Zacatlán de las Manzanas que nos permitió irrumpir en una bellísima casona, museo vivo, de una época en la que dicen los perros se amarraban con longaniza… Fotos de Don Porfirio, viejas cartas y libros que susurran historias cada vez más lejanas pero aún vivas en lo profundo de nuestra herencia.

El maravilloso espectáculo de la Sierra Madre Oriental que con sus profundas cañadas, bosques y lagos calmó el espíritu estresado por los cotidianos afanes...

Fin de semana con el calor de la familia extendida bulliciosa, montonera y cariñosa donde el rencuentro del los sentimientos une y da sentido a las raíces…

Y para terminar, el plato fuerte… a lo lejos en la oscuridad de la noche rota por las luces de mi automóvil, alcanzo a distinguir la silueta de un camión rebasando a vuelta de rueda, ¡¡¡sin luces!!! que pudo ser remate trágico de un fin de semana maravilloso... ¡Uff!

Más allá de mi particular y personal experiencia en este fin de semana, el hecho es que las carreteras estatales y federales dejan todo que desear, las carpetas en pésimas condiciones, la señalización por los suelos, el nulo control de las condiciones de seguridad del auto transporte, el trazo obsoleto y angosto de muchos tramos; son evidencias plausibles de subdesarrollo que en conjunto constituyen cuellos de botella para el desarrollo, desalientan el turismo y lo que es peor provocan accidentes que pueden evitarse.

Pero no vayamos hasta Xicotepec de Juarez ó a Zacatlán de las Manzanas; veamos tan solo como están las vías de acceso a nuestra ciudad… amén de los baches y demás linduras que ya mencioné, el espléndido espectáculo de un gigantesco y por demás oloroso basurero justo a la orilla de la carretera para impresionar al viajero…

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

martes, 13 de noviembre de 2007

¿Y Yo... por qué?

Si pregunto ¿Quién es el autor de la famosa respuesta “Y yo por qué”? estoy seguro que la mayoría respondería sin vacilar ¡Vicente Fox!

Sin embargo nada estaría más alejado de la verdad. Fox solo la hizo famosa cuando le preguntaron sobre el por qué no intervenía para resolver aquel conflicto entre dos televisoras; el dudoso honor de su autoría, definitivamente no le pertenece. El autor está perdido en la historia pues esa respuesta ha sido la favorita del pueblo de México desde hace ya muchísimos años.

¿A caso no recuerdas haber contestado así en más de una ocasión? ¿Y Yo por qué? ¡Que lo haga fulano, a mi no me toca! ¡Safo!

Una y otra vez esa ha sido la réplica con la cual la gran mayoría, una y otra vez, evitamos colaborar cuando se requiere nuestro apoyo. Y Yo ¿Por qué? He de pagar los impuestos, y Yo ¿Por qué? He de poner la basura en su lugar; y Yo ¿Por qué? He de apoyar al gobierno, a mi comunidad...; y Yo ¿Por qué? He de colaborar en el hacer de este México nuestro un país donde podamos vivir sintiendo verdadero orgullo más allá de la parafernalia patriotera.

Se ha dicho hasta el cansancio que el pueblo de México es un país solidario y yo lo dudo. Quienes han apoyado en las desgracias han sido solo una pequeña parte de la población, miles tal vez, pero no los millones restantes que si cambiaran su actitud estarían cotidianamente trabajando por el engrandecimiento de esta tierra en la que nos tocó nacer y nuestro México sería otro.

Pregunto ¿Por qué muchísima gente se negó a abandonar sus casas? La respuesta es simple: por que tenían miedo a los muchos que hacen uso del “Y Yo por qué he de respetar la propiedad ajena” que aprovechan la oportunidad de la desgracia para llevar agua a su molino.

Nos es más fácil victimizarnos para buscar culpables de aquello que como colectividad somos culpables. Esta actitud nos ha sido impedido reconocer nuestros errores como un primer paso para, de cara al futuro, asegurar las soluciones que tanto necesita nuestro país.

Es cierto que hay muchísima corrupción ¿Pero quiénes hemos omitido o ejercido irresponsablemente nuestro derecho al voto para permitir que los corruptos asuman el poder? ¿Quiénes de nosotros no hemos propiciado ó participado de una forma u de otra en la corrupción? ¿Cuántos no aplican para librarse de culpas –como si esto fuera posible- la tan trillada frase “Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón?

¿Cuántos de nosotros no hemos volteado la mirada hacia otro lado cuando alguien nos pide colaborar en una causa justa pensando en la intimidad “Y Yo por qué”?

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 11 de noviembre de 2007

Pinocho...

¿Qué está atrás de la mentira?

El miedo que se alimenta de la ignorancia. Y siendo así, tanto más grande es la ignorancia, más grande el miedo y la mentira.

Antes que el dolor del castigo, la mentira; antes que el rechazo, la mentira; antes que la construcción de una vida basada en meritos propios, la mentira de una imagen falsa, fácil de construir al inicio pero que no puede perdurar; Las mentiras sobre el pasado, las mentiras sobre el presente, las mentiras sobre el futuro se convierten en gigantescas y pesadas lozas que caerán, más temprano que tarde, sobre el mentiroso que no tendrá la fortaleza ni los recursos en su imaginario para evitarlo.

Quienes viven en la mentira ignoran todo e inventan todo respecto de si mismos, lo que les lleva a construir una imagen falsa para ajustarse a las expectativas de quienes pretenden ganar aceptación ya sea para evitar las consecuencias de sus actos, o los hechos de su realidad.

Sin embargo para que un mentiroso exista se requiere de alguien más que le crea. Alguien que cuando la verdad surge, no debe sentirse ofendido o decepcionado pues al final del día, fue su decisión caer en el garlito. Más bien debe tomarlo como un llamado a la prudencia cuando de aceptar el dicho de alguien se trata.


Las siguientes son citas sobre la mentira que seleccioné y dedico a algunos que otros mentirosillos que andan rondando por ahí:
  • El mentiroso es aquel que es incapaz de afrontar la realidad... por lo que se condena a la adversidad de vivir bajo la mentira. Anónimo.

    El problema no es que nos mientan. El problema es que les creamos. Anónimo

    Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti. Friedrich Nietzsche (1844-1900) Filosofo alemán

    Con una mentira suele irse muy lejos, pero sin esperanzas de volver. Proverbio judío

    El castigo del embustero es no ser creído, aun cuando diga la verdad. Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

    El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera. Alexander Pope

    Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo. autor: Leonardo Da Vinci

A la que agrego esta de mi cosecha:

  • Quien diga no poseer nada ¡Miente!

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com



sábado, 3 de noviembre de 2007

La mejor función del Payaso...

Se dice fácil… 700,000 mil damnificados… ¡Un millón! ¡Impensable!

Lamentablemente la realidad se rebela cruda, implacable, inmisericorde para los tabasqueños a escasos doscientos kilómetros de mi ciudad.

Hace unos días, la tragedia parecía lejana sin embargo está aquí a la vuelta de la esquina. Ya no es la imagen televisiva que por más dramática que sea podrá igualar al olor vivo de la tragedia y a los rostros pintados de angustia de los niños, de las familias separadas, de los ancianos, de aquellos que llegaron unos enfermos, otros descalzos, que hoy duermen al cobijo de la solidaridad enfrentando la incertidumbre de quienes lo han perdido todo.

El viernes por la mañana, al tiempo que recibía donativos por el celular, los carritos del súper se llenaban con víveres, medicamentos, chanclitas, ropa, artículos de aseo… que solo fueron una modesta muestra de lo que vino después. Gente de muy diversa condición económica, de todas las edades, acudieron a los albergues con un paquetito de fideos, una frazada ó todo un camión repleto de víveres para apoyar a los que solo conocen por su desgracia.

Pedrito el orgulloso niño encargado de organizar las latas de atún; Doña Juana cuya edad se contradice con la energía que despliega al clasificar la ropa; trabajan como tantos otros voluntarios -médicos, enfermeras, jóvenes, amas de casa- incansables para mantener los servicios de los muchos albergues dispersos por la ciudad, casa obligada de miles de visitantes por fuerza de la adversidad.

Finalmente queda la imagen del Payaso buscando limpiar con el paño de su buen humor la cara de tristeza de los pequeños en la que tal vez ha sido su mejor función...

Y Tú, estimado lector, ¿Ya cooperaste?


Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com