domingo, 24 de febrero de 2008

El camino fácil y redituable... ¿Para quién?

El impacto de las decisiones para redefinir la materia petrolera será tal, que a la postre, México será un país radicalmente distinto si entendemos con toda claridad cuál es el fondo del debate.

El hecho es que el petróleo está ahí pero también que se necesitan recursos para extraerlo y superar los rezagos. La posición del gobierno y por supuesto, de la iniciativa privada es la apertura al capital privado; porque ese es el camino del menor esfuerzo para unos y el de mayor utilidad para otros. ¿Pero eso es lo que realmente nos conviene?

México no puede perder de vista que el petróleo dejó de ser objeto de comercio para convertirse en factor clave de éxito de las potencias que están dispuestas a hacer todo lo que sea necesario para controlar la mayor cantidad de reservas petroleras en su permanente búsqueda de garantías que les aseguren sobrevivir en el largo plazo. Las potencias buscan crear valor para si a costa de los demás pueblos y eso, no es bueno ni malo, están en su derecho de hacerlo. Como nosotros tenemos el derecho de decidir facilitarles o no la tarea.

En un mundo globalizado a modo de los países desarrollados, las utilidades no se disfrutan donde se genera el valor; las utilidades se disfrutan en el lugar desde el cuál esos países controlan los recursos y la fuerza de trabajo. México si bien hasta ahora, por las razones que sean, ha sido omiso en desarrollar su industria petrolera el hecho es que la tiene, que tiene en su capital humano las competencias requeridas para corregir el rumbo y aunque muchos lo duden, tiene los recursos económicos para hacerlo. Pero para ello tendríamos que optar por el camino difícil, el que no gusta, el que seguramente nos enfrentaría a los grandes intereses que están en juego.

Implicaría ahorrar energía tanto en el sector público como en el privado; impulsar a otros sectores de la economía para generar mayores recursos fiscales; reducir el gasto en todos los niveles, federal, estatal y municipal no solo del ejecutivo si no de los otros poderes de la unión; reducir realmente el financiamiento a los partidos políticos y el gasto electoral; legitimar a los sindicatos para encausar a la fuerza laboral a la productividad; dar autonomía de gestión y reunificar a Petróleos Mexicanos restituyendo el papel del Instituto Mexicano del Petróleo como brazo del desarrollo científico y tecnológico de la industria; cambiar la estrategia en la lucha contra la corrupción; aumentar la captura de recursos fiscales ampliando la base de contribuyentes; utilizar las reservas internacionales; apoyar a las universidades; entre otras tantas cosas que se podrían hacer y también ¿Por qué no? permitir la inversión privada en donde no se comprometa el control de la materia petrolera. Sin embargo como antes dije este es el camino difícil pero que indudablemente nos conduciría a un México mejor.

Finalmente la materia del debate no es modernizar la industria, que en eso todos estamos de acuerdo; la materia del debate es cómo hacerlo, quien debe hacerlo y quien será el beneficiario último de los recursos petroleros del país. En otras palabras responder a la pregunta… ¿Cuál es el futuro que deseamos para México?

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El pasado jueves Javier Alatorre, conductor del noticiero “Hechos” del canal 13, respecto de la conferencia impartida por el Ing. Cuauhtemoc Cárdenas en la Cámara de Diputados redujo absurdamente el debate sobre el futuro de la industria petrolera nacional al dilema de optar entre quienes buscan el progreso y “quienes se oponen a la modernización” ilustrando su nota con la imagen en la pantalla del Ing. Cárdenas y un letrero a sus espaldas calificándolo como “La voz de AMLO”…

El mensaje perverso dejó de lado la seriedad de los argumentos y transmitió solo dos conceptos “títere” y “opuesto a la modernización” que llegaron a la inmensa mayoría de los hogares mexicanos con la fuerza del tremendo poder que tiene la televisión para influenciar a la opinión pública.

Se vale no estar de acuerdo y debatir con argumentos; pero no abusar para mediatizar y desinformar a la opinión pública en asuntos de tanta trascendencia. Nadie puede estar en desacuerdo con modernizar la industria petrolera y menos aún considero que el Ing. Cárdenas sea el portavoz de cualquiera otro distinto de si mismo. La libertad de expresión es vital para el éxito de la democracia pero abusar de ella, la aniquila y así como vimos en las pasadas elecciones, se vale de todo con tal de salirse con la suya.

Con mis mejores deseos.

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 17 de febrero de 2008

¿Preparados para administrar la pobreza?

Está en el debate un asunto de la mayor trascendencia para la vida nacional. Un tema que de no resolverse tendrá un impacto mayúsculo en todos y cada uno de nosotros.

El petróleo en México se ha utilizado por un periodo de al menos 2,200 años. Ya en el año 200 AC se utilizaba para impermeabilizar embarcaciones y vasijas en la población ahora llamada Villa de Allende ubicada en la margen derecha del río Coatzacoalcos de acuerdo a los recientes descubrimientos del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Sin embargo solo necesitamos un poco más de 100 años, desde que Don Mariano Arguinzoniz vendió sus tierras en el año de 1900 a los fundadores de la Mexican Petroleum Company y 70 años, desde la expropiación petrolera para colocar a México al borde de la insolvencia energética.

Si hemos de buscar culpables afuera y hacernos las víctimas, no sería difícil identificar al autor intelectual de este crimen; bastaría preguntarse quien tiene el motivo, los medios y quien sería el beneficiario si esta situación revienta al país. Pero no debemos olvidar que dentro de casa; la soberbia, el dispendio, la corrupción, la omisión y la sordera han sido, y son, parte de nuestra actitud en la materia petrolera. ¿Tiene sentido preguntarse ahora si PEMEX, está como está, por la intención privatizadora de gobiernos traidores y demás calificativos? La respuesta es que no hay que perder el tiempo en eso.

Lo que verdaderamente tiene sentido es preguntarse como le vamos a hacer todos para resultar con el menor daño posible ante una tormenta que no se avecina; ¡que ya está sobre nosotros!

Poco hizo México en materia de agricultura para prepararse ante el TLCAN y el futuro alcanzó a muchos. Ahora al barril de nuestro petróleo ya se le ve el fondo, ¿Vamos a esperar a que de plano se agote para ceder en la intransigencia dogmática y ponernos de acuerdo para tomar acciones?

Es una verdadera vergüenza que ninguno de los que tienen el poder de decidir o influir en la decisión quiere dar el primer paso por los costos políticos que esto puede representarles; el boxeo de sombra es una realidad que se da por la ausencia de arrestos de quienes buscan evadir su responsabilidad. Sin embargo, la solución no puede postergarse más, pero ni está en los extremos de la privatización de Petróleos Mexicanos; ni en las posturas que soslayan la realidad económica del país.

Y nos guste o no, todos pagaremos la factura. Pues por acción u omisión somos responsables gobierno, partidos políticos, empresas, sindicato y trabajadores petroleros, ciudadanos, todos.

Hace poco más de 30 años José López Portillo en un discurso a la Nación nos pidió prepararnos para administrar la abundancia petrolera; hoy si seguimos cruzados de brazos, si no hay acuerdos, si seguimos haciendo boxeo de sombra, más nos vale prepararnos para administrar la pobreza.

Quienes estén interesados en el tema, en este mismo Blog encontrarán los siguientes artículos:


De igual manera les pido un favor, si conocen a alguien que conozca al amigo del primo del hermano del sobrino de alguien que remotamente pudiera influir o no, en las decisiones sobre la materia energética, por favor háganle llegar a esa persona la dirección de este Blog donde tal vez, y solo tal vez, alguien pudieran encontrar alguna idea. Si no lo hacen…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

enrique.chm@gmail.com

lunes, 11 de febrero de 2008

Sorpresas te da la vida...

La vida tiene sorpresas, sorpresas te da la vida… así versa si mal no recuerdo una canción popular… Y hoy me he llevado una sorpresa… ¿Buena? ¿Mala? El tiempo lo dirá.

No es sencillo ponerse en los zapatos de los demás, resulta la cosa más complicada del mundo sin embargo, quien pueda comprender que la percepción que un tercero tenga sobre un problema puede ir, desde “el no existe tal problema,” hasta “el problema es otro,” tiene que intentar calzar los zapatos de aquel que ve solo lo que su conciencia le dicta. ¿Empatía es la palabra? Si esa es: Empatía.

Ese finalmente es el secreto. Decían mis mayores, “En alguien tiene que caber la prudencia” para resolver los pleitos… A ver, a ver ¿Quién es el del buen juicio? ¡Pues tú! así que no me vengas con que no tuviste la culpa. Si realmente lo tienes ¡Úsalo!...

Sin embargo se dice fácil cuando es realmente complicado, pues la prudencia y el buen juicio están reñidos en muchos casos con el dictar de los sentimientos que impulsan los temores, los propios y los ajenos.

Temor a perder el objeto o sujeto de tus apegos, temor a finalmente estar equivocado por más buen juicio que presuman que tienes, cuando en la realidad puede ser tan solo la máscara tras la cual escondes tus debilidades.

Así pues, sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas…

¿Qué de que rayos estoy hablando?

Muy sencillo de las simples cosas de la vida… Y de aquello que William Shakespeare dijo…

“Nada es verdad ni es mentira, todo depende del cristal con que se mira”

Con mis mejores deseos…

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

viernes, 8 de febrero de 2008

Contraste...

Si bien es cierto que reconocer el trabajo ajeno puede no servir de nada, también es cierto que no perjudica; en tanto que señalar únicamente los errores, conduce en la política a facturas que cuando se cobran el único perjudicado es el pueblo. Escribí esto en un artículo publicado en este mismo espacio a propósito del cambio en la administración municipal.

Hoy me da gusto comentar que la animosidad parece distenderse y cede el paso a lo importante: el trabajo por la comunidad. A plena marcha, la administración municipal se enfoca en los asuntos urgentes y así, paulatinamente, la ciudad luce más limpia, la vialidad mejora, las obras continúan y se retoman iniciativas importantes como el proyecto del corredor trans istmico.

Sin embargo no es suficiente con solo hacer las paces, firmar un armisticio y cada quien a lo que le toca; también es necesario colaborar aprovechando la experiencia del capital humano donde quiera que se encuentre para lograr los cambios que nuestra ciudad reclama.

Y puede hacerse, del lado de la autoridad gobernando con transparencia para todos y promoviendo la participación ciudadana; y del otro, abandonando la posición cómoda de quien se siente víctima del sistema; que critica y descalifica argumentando corrupción, nepotismo, prepotencia e ineptitud de otros; pero que no aporta ideas, que no se compromete con las causas de su comunidad… ¡Vamos, que ni siquiera barre la banqueta del frente de sus casa!

Quien asume el poder en un sistema como el nuestro -al margen de la mascara de corrupción, prepotencia e ineptitud que le endilguen, o que realmente sea suya- solo loco o necio, pensaría lograr únicamente el beneficio propio depredando los recursos de la comunidad que gobierna. En cualquiera de los casos quien asume el poder busca primordialmente trascender a través del desarrollo de sus gobernados pero no le es tarea fácil en ausencia de las ideas, las observaciones y la colaboración de la ciudadanía.

¿Qué soluciones puede aportar la ciudadanía, los opositores, las asociaciones, los empresarios, los comerciantes, las universidades, respecto de los muy diversos achaques que sufre la ciudad?

Las respuestas son muchas soluciones. Todos podríamos contribuir con la expresión respetuosa de ideas que contribuyan a mejorar la toma de decisiones de quienes tienen ahora la responsabilidad.

¿Qué habrá posiciones divergentes? ¡No cabe duda!

Sin embargo, justo en el contraste de las ideas está la palanca del desarrollo.

Con mis mejores deseos,



Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

PD Está en construcción una pagina Web ciudadana donde se podrán aportar y discutir soluciones sobre los problemas de la ciudad…
¡Solo por el gusto de hacerlo y para beneficio de todos!

lunes, 4 de febrero de 2008

Distancias...

El universo, el mundo, la naturaleza, los pueblos, el hombre tienen como única constante el cambio. El status quo, como la verdad, permanece en tanto nos concede un breve descanso para alcanzar nuevas alturas.

Nadie puede decir que es el mismo ante los ojos de los demás y de si mismo sin engañarse. El cambio es un hecho; la experiencia y las circunstancias incitan el cambio de las actitudes que de enraizarse, transforman la esencia de nuestros valores de manera muy lenta y sutil tanto que pareciera que permanecen en el tiempo induciéndonos a pensar que no hay tal transformación.

Para el Ser Humano el motor de ese cambio es el contraste de las ideas. De ahí que la garantía de la libre expresión resulte ser factor crítico del éxito de los pueblos. No puede entenderse el desarrollo ciudadano en una sociedad que reprime la expresión de las ideas; ni de los negocios, donde la voz del cliente y los empleados no es tomada en cuenta; ni de las familias, donde solo prevalecen las ideas de alguno de los cónyuges.

En alguna ocasión me preguntaban sobre la diferencia entre los matrimonios exitosos y aquellos que fracasan irremediablemente. Muchos piensan que es la tolerancia, otros que es la comunicación, otros que es el respeto y ninguno de ellos se equivoca.

El secreto del éxito para la convivencia y el desarrollo en cualquier escala, es la libre comunicación de las ideas la que solo puede darse en un contexto de respeto y tolerancia ausente de soberbia. Pues aún y cuando en principio no estemos de acuerdo, el solo planteamiento cuestiona e induce en la intimidad a la reflexión y ahí es donde se presenta la oportunidad del cambio y el crecimiento de la conciencia.

El matrimonio es uno de esos espacios donde se presenta la maravillosa oportunidad del crecimiento pero que zozobra irremediablemente impulsado por los vientos del tedio y el hastío en ausencia del contraste de las ideas que se comparten y se consideran.

Sin embargo, aun con toda la buena voluntad, no es tarea fácil vencer las barreras de la comunicación cuando, sin comprender el proceso, cada cuál espera que su mensaje sea comprendido a plenitud. No existe el emisor, ni el mensaje, ni el canal, ni el receptor que respondan a plenitud a la intención de las ideas que se desean transmitir.

En muchos casos la frustración de la autoridad, del jefe, del empleado, de los esposos, de los hijos, deriva en el mejor de los casos en la renuncia y el aislamiento; en el peor, en el resentimiento y la ruptura violenta.

Entender el proceso de la comunicación reconociendo nuestras debilidades es uno de los primeros pasos para la construcción, ex profeso para cada uno de los contextos en los que nos desarrollamos, de medios para transmitir nuestras ideas y sentimientos de manera efectiva y emprender el camino del desarrollo.

De otra manera las distancias se tornan insalvables.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

enrique.chm@gmail.com