domingo, 14 de septiembre de 2008

El día que mi mundo cambió

World Trade Center de la Ciudad de México (WTC), martes 11 de septiembre de 2001, 08:00 AM. Hoy a escasos 9 meses de asumir la Presidencia de la República Vicente Fox Quezada inaugurará el seminario anual de Tecnologías de la Información para el Desarrollo de la Administración Pública, (TIDAP).

Personal del Estado Mayor Presidencial controla los accesos, revisa minuciosamente los vehículos que ingresan al recinto y recorre los pasillos con perros entrenados que inquietos, olfatean a quienes hacemos fila para obtener el gafete. No tengo que esperar mucho para dar mi nombre y recibir la primera mala noticia del día: -lo siento señor, no aparece en la lista, siguiente por favor- Disgustado, salgo a la explanada anexa donde con el teléfono en ristre, doy vueltas como león enjaulado, intentando localizar sin éxito al responsable de mi inscripción al evento… ¿Y ahora qué? ¿Viajé en balde? Nooo… ¡Yo entro!

Como si me hubiera leído el pensamiento, una persona en las mismas circunstancias me dice, -no se preocupe, mi nombre tampoco apareció en la lista pero el Secretario está por llegar y entraremos con él. Y dicho y hecho, arribó. -Pégate, pégate- fue la instrucción y todos a la carga, entre empujones y codazos el Secretario se abrió paso hasta el primer control con la experiencia que solo pueden dar los años en el oficio…–ellos vienen conmigo exclamó, pásenle- Superado el primer trago amargo –solo para mi por supuesto- tras un breve recorrido, por fortuna ya sin codazos, llegamos al segundo control donde el encargado alcanzó a expresar –Perdón Señor Secretario pero…- -¡Que vienen conmigo hombre! Pásenle-

Ya en el salón, me dirijo a mi inesperado apoyo para agradecer el favor -Mil gracias por su ayuda señor, estuvimos a un tris de quedarnos afuera- -Ya, ya, tomen su lugar, el Señor Presidente no tarda en llegar…- ¡Suerte la mía! pensé para mis adentros, mira que entrar sin gafete y en tercera fila… ¡ni quien me lo crea!

La espera transcurre en medio de la charla acostumbrada en estos casos, -¿Dónde trabajas? ¿A qué te dedicas? ¿Llegaste hoy? ¿Tienes una tarjeta? - Lo siento se me acabaron… (¡Hace tres años! je je)... hasta que el sonido local anuncia con toda solemnidad la presencia en el recinto del Sr. Presidente de la República quien ocupa rápidamente el lugar principal en la mesa de honor en medio de un nutrido aplauso bajo el parpadeante resplandor de los flashes que iluminan brevemente el salón.

Acto seguido, se escucha el típico “toc, toc” del chocar del dedo del maestro de ceremonias contra el micrófono como preludio del inicio de la ceremonia…-Señores y señoras a continuación las palabras de nuestro Señor Presidente de la República, Vicente Fox Quezada- quien esbozando una sonrisa se dirige al atril para el ofrecer el discurso inaugural.

Vicente Fox solo alcanza a expresar unas cuantas palabras cuando un ayudante le entrega una tarjeta. Tras leerla, el Presidente muestra un rostro demudado y se dirige a la concurrencia: “Hoy el mundo entero --y aquí, en México-- iniciamos el día con esta noticia de alto impacto: este criminal acto terrorista, el cual rechazamos, tajantemente toda forma de violencia...” Un breve murmullo de sorpresa recorre el salón, -¿Qué pasa, sabes algo? Pregunté; –No- fue la breve respuesta y por la cara de quienes nos rodeaban nadie tenía la menor idea, salvo la percepción de que algo verdaderamente grave estaba ocurriendo.

Vicente Fox termina apresuradamente su discurso y a zancadas se dirige a la salida seguido de su comitiva a la que nos unimos tras el Secretario. Una vez afuera, me dirijo a la cafetería donde los televisores muestran la imagen humeante de la primera de las torres. No entiendo aún lo que pasa, solo cuando escucho la narración, justo en el momento cuando transmiten en vivo el impacto a la segunda de las torres me doy cuenta de que Estados Unidos está bajo ataque…

De súbito un miedo profundo permea mis entrañas. Con un hueco en el estómago imagino lo peor, la guerra total, la represalia inmediata, contundente e inmisericorde del gigante y un mundo incendiado llevado a los extremos por el resentimiento. Lentamente me encamino a la salida sin atinar a pensar mas nada, acompañado solo por el asombro, el desconcierto y el temor…

Ese día el mundo cambió. El terrorismo escaló a una nueva dimensión, el eje del mal se instituyó, se convocó a la guerra santa y las víctimas inocentes acumulan miles en cada bando.

En una guerra del bien contra el mal dice uno…

En una guerra del bien contra el mal dice el otro…

En una guerra de necios digo yo.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

1 comentario:

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