Enfrentados a la inmensidad de la tragedia causada por el sismo de 1985, una vez superados los primeros minutos de pánico, los habitantes de la ciudad de México se unieron en un comportamiento colectivo que les permitió mitigar el dolor y el sufrimiento.
¿Qué fue lo que ocurrió en los primeros días? Simplemente se rompió temporalmente el paradigma del liderazgo ejercido por el poder en México. Los afectados no se sentaron a esperar las decisiones de quien se ve a si mismo como el único capaz de proveer soluciones a los complejos problemas de un pueblo tradicionalmente sumiso y mediatizado.
Sobrevino, como por arte de magia, el trabajo en equipo sustentado en la confianza, la coordinación, la comunicación, la colaboración, el compromiso, la solidaridad, el desprendimiento y la honestidad que surgieron, entre la gente hasta ese momento desconocida, como el vínculo primordial para enfrentar la catástrofe. Los ciudadanos en esos momentos, ante la inacción de la autoridad, eligieron asumir el liderazgo transformador que nuestro país requiere no solo para enfrentar las emergencias si no también, para conducir el esfuerzo de todos hacia una nueva y mejorada realidad nacional.
Ocurrió que los ciudadanos hicieron simplemente lo correcto: se convirtieron en líderes de si mismos y actuaron. Aplicaron lo mejor de ellos para resolver lo que estaba a su alcance. Decidieron lo que tenían que hacer, confiaron en gente desconocida, se coordinaron sin discutir ni pretender controlar a los demás, colaboraron sin esperar reconocimiento ni recompensa alguna, se comprometieron a enfrentar un reto superior a sus fuerzas, fueron solidarios con el más necesitado al margen de las propias tragedias.
Hoy nuestro país enfrenta desafíos de tal magnitud que solo podrán resolverse con el mismo tipo de liderazgo transformador que se ha hecho presente en catástrofes como la del sismo de 1985. En ese año la tragedia se presentó de súbito y los habitantes de la ciudad de México reaccionaron de inmediato en contraste con la experiencia de estos días, cuando la podredumbre que subyace se ha hecho evidente de a poco hasta llegar a los extremos que se han vivido. Y porque ha sido así, de a poco, la reacción no se ha dado con la contundencia que se requiere pero no solo para quejarse y marchar, si no también para comprometerse y ser proactivo en la construcción de soluciones antes que esperar que estas provengan de alguien más.
Cuando lo anterior se logra, cuando se asume la responsabilidad de ser nuestro propio líder, se abre la puerta a un enorme campo de acción con solo hacer lo correcto respecto de nosotros mismos, de nuestra familia, de nuestra colonia, de nuestra comunidad y de nuestro trabajo. Enfocando nuestra energía y competencias donde podemos contribuir al cambio y evaluar cotidianamente los resultados.
¿Qué el reto es muy grande para nuestras fuerzas? Si, si actuamos solos el reto será muy grande para nuestras fuerzas, pero si todos aportamos nuestro granito de arena podemos constituirnos en playa. ¿Saben ustedes porqué el que se mueve no sale en la foto? Es por que no le han dado “línea” o esta ha sido equivocada. Lamentablemente ese es el caso de México quien hasta ahora solo se ha movido en respuesta a la “línea” equivocada dictada por unos cuantos y de seguir así, jamás saldrá en la foto de las naciones que han logrado proveer de una vida digna a toda su población.
Sin embargo la solución está al alcance de nuestra mano, decida ser su propio líder y actúe. Aporte su granito de arena y seamos playa.
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
Las ideas son por los demás... así que en este espacio encontrarás las ideas que antes no lo eran por quedarse en la intimidad de mis temores. No serán buenas, ni malas, acaso ideas que lo serán por tí.
domingo, 21 de septiembre de 2008
1 comentario:
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Coincido con su comentario. Después del poco serio simulacro del edifició de PPQ, comentaba con unas amigas, que para mi, que viví aquella tragedia del 85, además de tomar en serio este tipo de eventos, la lección aprendida fue que los mexicanos en general somos un pueblo muy generoso y solidario. Desafortunadamente, no estamos acostumbrados a la libertad pues desde el principio de nuestra historia hasta el día de hoy, apenas llevamos 8 años de democracia. Aun no estamos en nuestro elemento. Tengo fé, ya llegará la madurez.
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