Señoras y Señores, el Sr. Presidente de la República…
Fueron las palabras del conjuro proferido por el maestro de ceremonias que transformó, por acto de magia, el murmullo de la impaciencia en el aplauso que los presentes ofrecieron al primer mandatario de la nación cuando al frente de su comitiva apareció al fondo del salón.
Lo sucedido entonces apenas fue perceptible. Ocurrió un brevísimo momento de duda que el Presidente salvó cuando decidió saludar de mano a quienes por razón del azar o de la oportunidad buscada, esperaban justo a la vera del pasillo que conducía al estrado.
Y así lo hizo, lentamente, con un rostro que denotaba ausencia, estrechó con gesto mecánico las manos de unos cuantos más de los cientos de miles que no recuerda pero que sabe que siempre han estado ahí… esperando en su mensaje la solución a los problemas de los cuales, todos y ninguno, los de antes y los ahí presentes, hemos sido y somos responsables…
Al finalizar, con una mano que de acostumbrada no se cansa, el jefe de las instituciones ocupó el lugar al centro, él que no tiene necesidad de letrero pues de tenerlo no sería el suyo. Pero lo hizo tan solo por los breves momentos que dilató la voz del mago para invitar a los presentes a entonar el Himno Nacional y rendir los honores de ordenanza que llevaron la mirada del Presidente a perderse en el infinito al tiempo que los acordes iniciaban y se escuchaba el emocionado cantar de las estrofas aprendidas desde niños…
Crisis, pero… ¿Qué es si no crisis lo que se desprende de la imagen del águila del escudo nacional, que es nuestro México, parada con su garra izquierda sobre un nopal y sujetando con la otra y con el pico, a una serpiente que es la representación de los males que nos aquejan? Crisis, sí, pero no de un águila pasiva esperando soluciones sino con las alas desplegadas combatiendo y devorando a sus enemigos.
Guerra, pero… ¿Qué no se nos ha gritado hasta el cansancio que estamos en una? Si, estamos en guerra pero en una donde pocos han tomado el acero y el bridón para defender lo que es nuestro… ¿Donde quedó nuestra palabra empeñada a la patria tantas veces en cánticos tan emocionados como inútiles?
¿Dónde quedó aquello de exhalar en sus aras, nuestro aliento si somos convocados a la lucha como lo hemos sido tantas veces? ¿Dónde quedaron las voces resonantes de unión y libertad?
¿Serán acaso nuestros males consecuencia de que quienes en esa ocasión y siempre cuando de cantar el Himno Nacional se trata, apenas lo musitan tal vez por la vergüenza de haberlo recitado tantas veces sin entender siquiera que no es ceremonial, si no esencia? Y el Presidente entonó el Himno, después habló y los presentes escucharon lo que quisieron escuchar por que de procurar soluciones… solo conocen de las propias.
La anterior es una brevísima crónica de lo acontecido el pasado viernes 30 de octubre del presente año durante la visita del Presidente de la Republica al acto de clausura del XL Foro Nacional de la Asociación Nacional de la Industria Química que reunió a senadores, secretarios de estado, empresarios, funcionarios, analistas internacionales donde, por cierto, el vaso de la petroquímica lució medio vacio como siempre.
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
Las ideas son por los demás... así que en este espacio encontrarás las ideas que antes no lo eran por quedarse en la intimidad de mis temores. No serán buenas, ni malas, acaso ideas que lo serán por tí.
domingo, 2 de noviembre de 2008
2 comentarios:
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...que retiemble en su centro la tierra
ResponderBorrarNow I am ready to do my breakfast, after having
ResponderBorrarmy breakfast coming over again to read other news.
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