Todo puede ocurrir pero ya muy poco es causa de asombro. Cuan lejanos parecen aquellos días en el que la noticia de un delito conmovía a la sociedad. Hoy todo puede suceder y nada sucede realmente. Noticias de ejecuciones, robos, asesinatos, secuestros, tragedias, desastres naturales y otros que no lo son tanto, guerras, escándalos de corrupción y de quebranto de instituciones de todo tipo; se suceden efímeras una tras de la otra en los medios de comunicación para un público que ya no se impresiona prácticamente con nada, con absolutamente nada.
Aún el olor del delito más vil se disimula de inmediato tras la peste de la inmundicia que brota cotidianamente de la gigantesca cloaca en la que pareciera se ha convertido el país.
¿Qué pasa si un senador de la republica acusa a otro de no ser hombrecito? ¿Qué, si se robaron ¡lingotes de oro! en una mina? ¿Qué, si encontraron el mayor tesoro del mundo escondido en una casa? ¿Qué, si el jefe de las instituciones declara culpable o exculpa sin juicio de por medio? ¿Qué, si un gobernador resulta una preciosura? ¿Qué, si se gastaron unos milloncitos de más en una mega biblioteca que no funciona? ¿Qué, si la suprema corte determinó faltas graves y omisiones en los tres niveles de gobierno en Oaxaca? ¿Qué, si el conflicto de los mineros? ¿Qué, si los atentados a Pemex? ¿Qué, si el Pemexgate? ¿Qué, si los vídeo escándalos? ¿Qué, si los diputados se van de viaje sin justificación, hacen escándalos en aviones y antros de mala muerte? ¿Qué, si hay “sospecha” de fraude electoral?
¿Qué pasa? No pasa nada, absolutamente nada. Y es así porque el sistema que debía responder a las preguntas es el mismo que genera pus en las heridas. Un sistema en descomposición que clama por cirugía mayor: reforma del estado, reforma hacendaria, reforma energética, reforma judicial… y todas ¡por Dios! Estructurales… Habría que reinventar al estado Mexicano y no se percibe quien pueda hacerlo. ¿Los políticos? Que como los alacranes no niegan su naturaleza; ¿La sociedad civil? Que es culpable por omisión y apatía.
En México es tan abrumadora la cantidad de podredumbre que no bien estamos asimilando un acontecimiento cuando el siguiente ya está en los titulares. Así las cosas hemos perdido la capacidad de asombro y con ella la oportunidad de ver más allá de los síntomas que ocupan los encabezados. La inmensa mayoría prefiere esconderse tras las murallas de sus apegos pensando en que jamás les tocará a ellos la inmundicia… hasta que les toca brindar el espectáculo del sufrimiento ante una sociedad indiferente.
[… te confieso que todo él que solo pontifica me causa erisipela… Hay tantos que se autoproclaman poseedores que la pobre Verdad ya anda mareada….] reflexionó hace unos día un amigo en Twitter cansado de la cerrazón. Contesté que justamente esa es una de las razones por las que no podemos ponernos de acuerdo. Creamos nuestra “verdad”, por convicción o interés, la creemos, y terminamos haciendo de ella la razón de un “pontificado” innoble donde el fin justifica los medios, pues para el iluminado no hay otra verdad que valga. Anulando así la posibilidad de consensos para construir las soluciones que el país requiere.
En tanto para la mayoría de la población aplica la metáfora de aquella ranita que colocan en una olla de agua fría al principio, templada después y al final hirviente por la acción del fuego. La ranita primero nada feliz, después aletargada en el agua cada vez más caliente para finalmente quedar quietecita y bien cocinada... A esa población apática ya nada les mueve, ni les causa asombro. Ni las muertes cotidianas cada vez más salvajes; ni la corrupción moral, política o de cualquier tipo de sus gobernantes que calienta el agua donde se cocina el apetitoso platillo de una sociedad ausente y aletargada… ¡Cómo la ranita!
Con mis mejores deseos,
Enrique tienes mucha razón con tus opiniones...ya no hay capacidad de asombro, muchos de los ciudadanos solo callan en silencio deseando aludir el tema...vivimos un descontrol generalizado...los políticos no pueden o no quieren que haya arreglos, y para colmo, somos "Tan MEXICANOS" que solo nosotros y nadie más, tenemos la razón.
ResponderBorrarHoy leía en el periódico el Norte un artículo sobre la tremenda situación que se vive estos días en Reynosa Tamaulipas, al grado que cerraron los puentes internacionales...algo que no había sucedido antes...
Cuando leí eso, recordé en los años de mi vida que he cruzado la frontera... miles y miles de veces...no pude evitar pensar: si esto lo hubiera leído hace 10 años, no lo hubiera tomado en serio...pero serio es lo que pasa...lo que pasa es que vivimos lo ABSURDO...
Tiene mucha razón, coincido con Usted que hemos perdido la capacidad de asombro, en lo que estamos asimilando una noticia, el mismo día ya aparece otra similar o peor, pero aqui considero que a lo mejor si muchos son apáticos, pero otros tenemos miedo, ese miedo que paraliza y no te permite reaccionar, piensas y que podemos hacer ante tanta tragedia? por donde comenzamos?
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