“-¡Vaya que si es hermosa! ¿No te parece?
-¡Qué le puedo decir Señor! Escogimos bien el lugar pero parece que algo no nos funcionó bien con la semilla…
Sin contestar, Jesús descendió un par de escalones, sentó en el cómodo sillón del mirador y quedó fascinado como siempre ante la vista de miríadas de estrellas entre las cuáles destacaba ya aquel hermoso planeta azul... Bebió un breve sorbo de la copa de vino que le aguardaba y se perdió en los recuerdos, maravillosos unos, atroces otros, de aquella breve visita a las tierras de Judea.
-Hace ya mucho tiempo que no venía Señor…
-Si, es mucho para ellos, muy poco para nosotros…contestó Jesús, para ser exactos 2010 de sus años…
No es fácil olvidarlos pensó Jesús para sus adentros ¡Cómo hacerlo! Sí son una especie muy querida. Seres que en la receta de su creación se incluyó como ingrediente el drama permanente del dilema. Congruentes con su naturaleza los opuestos les definen: Sentimientos de temor y amor, conciencia y ignorancia, humildad y soberbia, generosidad y avaricia, todos a un tiempo, en el mismo crisol, dieron como resultado la maravillosa diversidad de su existencia, se dijo, el Amor para estas criaturas no lo es sin él sazón del sufrimiento...
-Pero aquí estamos nuevamente…
-¿Puedo preguntar porqué Señor?
-Las cosas no les han ido bien últimamente. Han llegado a extremos peligrosos. La situación es de tal forma delicada, que está en riesgo su permanencia y la verdad no veo como puedan corregir el rumbo sin nuestra ayuda. El balance no nos resultó perfecto. Al principio el dilema cumple su propósito, y mantiene el equilibrio pero pronto se pierde, y periódicamente hay que intervenir para recobrarlo. Eso fue justamente lo que hicimos en nuestra última visita…
-Y si, continuó Jesús, los equilibrios se han roto. Los efectos de la prelación de la ignorancia, el temor, la avaricia y la soberbia sobre la conciencia, el amor, la generosidad y la humildad humanas están ahí, salvo para aquellos que prefieren no ver y encerrase en su esfera de cristal.
-Y si, no solo se requiere “un” ajuste, se requiere una operación mayor. En una época donde el uso de indicadores está de moda, el principal de ellos, el apego a los valores se desplomó, está perdiendo la batalla en todas las regiones, niveles y sectores de la actividad humana.”
Muchos pensarán que la anterior es una visión pesimista del mundo. Sin lugar a dudas, todos tenemos el derecho al optimismo, pero los hechos están ahí. A ellos les diría, si el “indicador de los valores” no les convence, que vean entonces los síntomas de la enfermedad. Ya no digamos desde la perspectiva global y académica que utiliza palabras extrañas como geopolítica, hegemonías, plutocracias, globalización entre otras tantas.
Véanla tan solo desde la perspectiva de lo que está a la vuelta de la esquina, con lo que nos topamos todos los días en nuestras comunidades: corrupción, desempleo, inseguridad, alcoholismo, violencia, drogadicción, depredación ambiental y pobreza extrema entre otros tantos males que nos aquejan. Porque justo ahí, en lo más cercano, es donde está la solución.
Mucho se ha dicho que no basta con señalar, que hay que dar soluciones. Y es correcto. Solo que la solución no cabe esperarla de alguien más. La solución está en todos. Cada uno en la medida de sus posibilidades. Cada uno en la trinchera que le corresponde como padre, empleado, patrón, líder, político, hijo, esposo, funcionario público… Cada uno cuando tenga que elegir la siguiente nota de su vida habrá de considerar que la conciencia, el amor, la generosidad y la humildad no le son ajenos; que siempre han estado en nosotros; como ingredientes de la maravillosa receta de la diversidad humana; reconociendo que los hechos, hechos son y que lo que cuenta es la actitud con la que se enfrentan…
Cuenta la leyenda que el último rey de Granada, Boabdil, al salir camino de su exilio en las Alpujarras, cuando estaba en la cima de una colina, volteó la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, escuchando entonces de su madre la sultana Aixa, el duro reproche "no llores como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”.
Lo que ocurrió entonces con el rey Boabdil fue que no supo reconocer sus debilidades y en consecuencia no supo como superarlas. A esa colina se le llamó desde entonces la colina del Suspiro del Moro… Por favor, reconozcamos, aunque duela, la realidad nacional para defender la Patria de sus enemigos, haciendo lo correcto, justo en nuestra trinchera.
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
http://twitter.com/enriquechm
Las ideas son por los demás... así que en este espacio encontrarás las ideas que antes no lo eran por quedarse en la intimidad de mis temores. No serán buenas, ni malas, acaso ideas que lo serán por tí.
sábado, 24 de julio de 2010
1 comentario:
Todos los comentarios son muy bienvenidos ya sea que estés de acuerdo o no con el contenido del artículo. Si te los quedas nos impiden considerar tu punto de vista que es valioso. Puedes seleccionar la opción anónimo y solo si lo deseas firmar con tu nombre. ¡Mil gracias por colaborar! Enrique
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Excelente artículo
ResponderBorrarAtte
ModestoH