sábado, 1 de enero de 2011

Primero de enero

El clima frio, el cielo nublado, la bandera monumental percudida y el tiempo que transcurre lento, muy lento…

Y en la música de fondo las risas de los adultos vueltos niños, y de los niños que no lo son tanto, muestran que para ellos el mundo se detuvo dejando fuera todo lo que no sea el abrazo fraternal, la risa franca y el amor saltando a flor de piel.

Todos a coro… ¡Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno! y las doce campanadas marcan el momento mágico en el que la vida se siente y se vuelca en el abrazo sincero, en la reconciliación no pedida, en la mirada amorosa, en la lágrima por los ausentes, en el respeto a lo que antes solo se toleró. Aun cuando el siguiente segundo sigue siendo igual al previo y al anterior.

Concluyó, ¡al fin! dirán algunos, el año 2010 y ya es un hecho, y como tal, hecho está. Da paso a una nueva década con el disfrute de los juguetes nuevos, de los placeres anticipados por los anhelos aun insatisfechos y los logros que el fluir de la vida concederá.

Días de iniciar nuevamente las cuentas y cerrar las anteriores, de dibujar las rutas hacia los puertos lejanos que tal vez nunca alcanzaremos pero que estarán ahí esperando nuestro arribo.

Días de otorgar el consejo no pedido a los cercanos, a los más queridos. Ofrenda de un amor que busca allanar caminos y enseñar una verdad que nunca realmente lo es pues corresponde al sueño que jamás nadie podría comprender, pues es el suyo y de nadie más.

Días de la vista cansada de los muy mayores que por momentos se pierde en el infinito al tiempo que su rostro viste la máscara de la serenidad y la satisfacción que se dibuja en una sonrisa imperceptible casi, cuando ve en la prole la labor cumplida que le llevará en hombros más allá de cuando su tiempo concluya. Aun cuando nada acabe, pues la cuenta del tiempo, inexorable, no se detendrá jamás.

Días de reflexionar y cerrar círculos imaginarios unos, reales muy reales otros.

Días de depurar y ordenar el baúl de los recuerdos para hacer espacio a lo nuevo que vendrá. Tal vez nuevos sueños, sin duda una nueva oportunidad para aceptar el mejor regalo que hayamos podido recibir: la vida misma.

Solo me resta esperar emocionado por lo que haremos para disfrutar el resto de nuestras vidas.

Con mis mejores deseos…

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
Twitter @enriquechm

2 comentarios:

  1. Yo espero con emoción disfrutar, sufrir y amar el resto del tiempo que me quede en esta tierra, porque para mi, eso es VIVIR. Doy gracias a Dios por un año más. Felicidades Físico.
    Showmbly

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  2. Feliz año Enrique. Siempre es un placer leerte

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