¿Obleas de cajeta? ¿Ates? ¿Mazapanes? ¿Llegarían las cocadas? Eran las preguntas cuando de niño, ilusionado, encaminaba mis pasos rumbo a la dulcería. Hoy, con otras preferencias pero con el mismo entusiasmo, cada domingo acudo religiosamente al mismo expendio de hace ya 34 años.
Primero soltero, más tarde casado, después con el primogénito, luego con los dos niños que como yo hacían agua la boca y muinas cuando no salían con el pedido completo… hasta que llegó el día que la tropa se hizo corta, cuando ya no tan niños se fueron a recorrer la aventura de su vida.
“¡Hola amiguito! ¿Cómo están los muchachos?”, “Vendrán pronto, ¿verdad?” “¿Y la novia?” Nos pregunta la dulcerita y ¿Cómo podría ser de otra manera? si también les ha visto crecer.
Siempre con una mirada amable y la sonrisa tímida, Ella ilumina sus ojos cuando habla de su pasión: el beisbol. Aún más cuando juegan los Diablos Rojos, “¿Verdad que los muchachos fueron al estadio?” pregunta tan fanática como mi hijo el mayor de ese equipo. Pareciera que disfruta en ellos lo que le ha sido negado… “¿Se imagina? ¡Ver la final en un palco!”
Muy pocas ocasiones he ido al puesto sin encontrarla despachando. ¡Vamos! me sobrarían dedos de la mano si contara sus ausencias. Siempre de buen humor, siempre preguntando por los muchachos, siempre reservando para nosotros los dulces preferidos… los mazapanes para mi esposa, las obleas de cajeta para Guille, el ate para Pingo, para mí las cocadas, hum…
Solo que hace unas semanas la vi triste y por preguntón me enteré de lo que no hubiera querido conocer... ¡Ella quería ir a visitar a su familia! Pero tenía miedo a pedir sus vacaciones. “Me las negarán como siempre…” Y continué preguntando, ¿Cuál es tu horario?... ¿Y tú día de descanso?.. ¿Y a qué horas comes?... En resumen, trabaja 13 horas diarias, sábados y domingos incluidos; come en el expendio mismo, no tiene vacaciones su mundo somos nosotros, sus clientes, nuestras historias y su entretenimiento una vieja televisión donde ve cuando hay, el partido de beisbol… ¿Cómo podría no hacer nada?
El 2 de diciembre del año 2009, el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon al declarar a ese día como el “Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud” pronunció un histórico mensaje que lamentablemente no tuvo eco donde habló de las formas modernas de esclavitud. Un poco más de 3 años atrás, el 27 de agosto de 2006, el Mons. Joaquín Piña, obispo de Puerto Iguazú, publicó la Carta Pastoral para el 21° domingo durante el año de 2006 titulada “El miedo es la nueva forma de esclavitud”
Justo el sábado pasado el presidente de la Cámara de Diputados, Jorge Carlos Ramírez Marín, expresó que en las manos de los mexicanos está dejar de socavar su futuro, y pidió “…convoquemos otra vez a la unidad, convoquemos otra vez a una agenda única, convoquemos otra vez a hacer la nueva Independencia y la nueva liberación de estas nuevas formas de esclavitud”
Nada más alejado de la verdad, México necesita desenraizar el hambre de esperanza acumulada para concebir una realidad distinta, para romper las cadenas invisibles de las modernas formas de explotación donde si no hay esclavos, es solo porque oficialmente esa etiqueta… ¡No existe!
Con mis mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
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