jueves, 30 de agosto de 2012

¿Y ahora?

“-¡Vaya que si es hermosa! ¿No te parece?

-¡Qué le puedo decir Señor! Escogimos bien el lugar pero parece que algo no nos funcionó bien con la semilla…

Sin contestar, el interpelado descendió un par de escalones, sentó en el cómodo sillón del mirador y quedó fascinado como siempre ante la vista de miríadas de estrellas entre las cuáles destacaba ya aquel hermoso planeta azul... Bebió un breve sorbo de la copa de vino que le aguardaba y se perdió en los recuerdos, maravillosos unos, atroces otros, de aquella su última visita.

-Hace ya mucho tiempo que no venía Señor…

-Si, es mucho para ellos, muy poco para nosotros…contestó, para ser exactos 2010 de sus años…

No es fácil olvidarlos pensó para sus adentros ¡Cómo hacerlo! Sí son una especie muy querida. Seres que en la receta de su creación se incluyó como ingrediente el drama permanente del dilema.

Congruentes con su naturaleza los opuestos les definen: Sentimientos de temor y amor, conciencia e ignorancia, humildad y soberbia, generosidad y avaricia, todos a un tiempo, en el mismo crisol, dieron como resultado la maravillosa diversidad de su existencia, se dijo, el Amor para estas criaturas no lo es sin él sazón del sufrimiento...

-Pero aquí estamos nuevamente…

-¿Puedo preguntar por qué Señor?

-Las cosas no les han ido bien últimamente. Han llegado a extremos peligrosos. La situación es de tal forma delicada, que está en riesgo su permanencia y la verdad no veo como puedan corregir el rumbo sin nuestra ayuda. El balance no nos resultó perfecto. Al principio el dilema cumple su propósito, mantiene el equilibrio, pero pronto se pierde y periódicamente hay que intervenir para recobrarlo. Eso fue justamente lo que hicimos en nuestra última visita…

-Y si, continuó, los equilibrios se han roto. Los efectos de la prelación de la ignorancia, el temor, la avaricia y la soberbia sobre la conciencia, el amor, la generosidad y la humildad humanas están ahí, salvo para aquellos que prefieren no ver y encerrase en una esfera de cristal.

-Y si, no solo se requiere “un” ajuste, se requiere una operación mayor. En una época donde el uso de indicadores está de moda, el principal de ellos, el apego a los valores se desplomó, está perdiendo la batalla en todas las regiones, niveles y sectores de la actividad humana.”

Muchos pensarán que la anterior es una visión pesimista del mundo. Sin lugar a dudas, todos tenemos el derecho al optimismo, pero los hechos están ahí. A ellos les diría, si el “indicador de los valores” no les convence, que vean entonces los síntomas de la enfermedad. Ya no digamos desde la perspectiva global y académica que utiliza palabras extrañas como geopolítica, hegemonías, plutocracias, globalización entre otras tantas.

Véanla tan solo desde la perspectiva de lo que está a la vuelta de la esquina, con lo que nos topamos todos los días en nuestras comunidades: corrupción, desempleo, inseguridad, alcoholismo, violencia, drogadicción, depredación ambiental y pobreza extrema entre otros tantos males que nos aquejan. Porque justo ahí, en lo más cercano, es donde está la solución.

Mucho se ha dicho que no basta con señalar, que hay que aportar soluciones. Y es correcto.

Solo que la solución no cabe esperarla de alguien más. La solución está en todos. Cada uno en la medida de sus posibilidades. Cada uno en la trinchera que le corresponde como padre, empleado, patrón, líder, político, hijo, esposo, funcionario público… Cada uno cuando tenga que elegir la siguiente nota de su vida habrá de considerar que la conciencia, el amor, la generosidad y la humildad no le son ajenos; que siempre han estado en nosotros; como ingredientes de la maravillosa receta de la diversidad humana; reconociendo que los hechos, hechos son y que lo que cuenta es la actitud con la que se enfrentan…

Cuenta la leyenda que el último rey de Granada, Boabdil, en el camino a su exilio en las Alpujarras, cuando estaba en la cima de una colina, volteó la cabeza para ver su ciudad por última vez y lloró, escuchando entonces de su madre la sultana Aixa, el duro reproche "no llores como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”.

Lo que ocurrió entonces con el rey Boabdil fue que no supo reconocer sus debilidades y en consecuencia no supo como superarlas. A esa colina se le llamó desde entonces la colina del Suspiro del Moro…

En el país ganó nuevamente la ignorancia, el temor, la avaricia y la soberbia sobre la conciencia, el amor, la generosidad y la humildad humana; y es muy lamentable. La razón, el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador que no correspondió a las expectativas de los millones de mexicanos que colocaron su fe en él. 

Su liderazgo fue insuficiente para vencer a un contrincante del cuál no se podía esperar más que justamente lo que hizo; también que fue insuficiente  para capturar los votos que le hicieron falta para ganar fuera de toda duda; y más insuficiente aún para demostrar con toda contundencia las irregularidades de la elección. 

Un liderazgo que en suma no supo reconocer sus debilidades y en consecuencia no las superó. Esto no es percepción son simplemente los hechos.

Y ahora, reconociendo los hechos aunque duelan, nos toca hacer lo necesario para para defender la Patria de sus enemigos, haciendo lo correcto, justo en nuestra trinchera.  

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

sábado, 25 de agosto de 2012

Yo si le entro...


“♫… Un elefante se columpiaba, sobre la tela de una araña. Como veía que resistía, fue a llamar a otro elefante…Dos elefantes se columpiaban, sobre la tela de una araña. Como veían que resistía, fueron a llamar a otro elefante... Tres elefantes... Cuatro elefantes... Cinco elefantes se columpiaban, sobre la tela de una araña. Como veían que no resistía, mira como caen los elefantes… ♫”

¿Tendrían conciencia los elefantes de que la tela de la araña terminaría por  romperse y que ellos acabarían con su enorme “paquidermidad” por el suelo?

Pienso que no. Tan enojada la araña, como ellos estaban divertidos, cante y cante en el “columpio”, que con toda seguridad les pasó de noche el refrán aquel que dice “tanto va el cántaro al agua que termina por romperse”… Inexorablemente, en algún momento, la tela de la araña terminaría por deshilacharse empezando justo por lo más delgado… Me pregunto, así a ojo de buen cubero, ¿cuántos elefantes más podrían columpiarse? ¿Uno más? Difícilmente, si con cuatro, decían que los rechinidos de la tela ya anunciaban un desastre.

¡Ah! pero necios los elefantitos hicieron oídos sordos a las voces de advertencia, a los rechinidos de la tela, y en su afán por continuar con el jueguito, y demostrar que no pasaba nada, ¡Hágame usted el favor! fueron a llamar a otro elefante… Pero si pasó y terminaron con el orgullo herido, con raspones y uno que otro hueso roto, como antes dije, con su enorme “paquidermidad” por el suelo…

Hoy a lo largo del territorio nacional se escuchan el crujir de una tela que ya no soporta más el peso de quienes, como los elefantes del cuento, solo se preocupan por su bienestar a costa de lo que sea. Los 12.7 millones de mexicanos que superviven en medio de la pobreza extrema y los 52 millones, el 46.2 por ciento de la población, que viven en la pobreza son los hilos crujientes por donde la tela empezará a deshilacharse La gran pregunta es ¿Cuándo?

Un psicólogo que sobrevivió al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, observó que en el mes de diciembre casi no había fallecimientos de prisioneros fuera de aquellos asesinados en las cámaras de la muerte pero sí, y muchos, en el mes de enero. Él se preguntó por qué ocurría ese fenómeno si los maltratos de las SS eran los mismos, la alimentación igual de pésima y las jornadas de trabajo agotadoras como siempre.

Su conclusión fue que a finales del año los prisioneros elevaban su espíritu pues imaginaban iniciar el año de regreso en casa. Tenían la esperanza de que terminara la guerra para poner fin a su suplicio; sin embargo concluido diciembre sin que se cumplieran sus anhelos, al iniciar enero la pesadumbre les invadía, pensaban “otro año más no lo aguanto” y simplemente se dejaban morir.

Haciendo un paralelismo, el mes de “diciembre” en México está por concluir. Para esos 52 millones de ciudadanos sumidos en la pobreza, la esperanza de cambio morirá en defiitiva cuando el PRI asuma el poder y las condiciones estén dadas para un “enero” donde la pesadumbre invadirá a muchos de ellos, pensarán “otro sexenio más así no lo aguanto” y con toda seguridad, como dejarse morir no es opción, harán patente de alguna manera su inconformidad.    

Solo espero que no ocurra lo que me dijo un fontanero a quien contraté para resolver algunos problemas en casa. Cuando el hombre, enjuto, de tipo costeño y curtido por el sol terminó su trabajo, le llevé de regreso a su modesto establecimiento. En el camino pregunté cuál era su opinión sobre el tema de la inseguridad, su respuesta me dejó helado. “Mire patrón” me dijo endureciendo el ceño, “bendito sea Dios que ahora tengo trabajo, porque cuando no, cuando no puedo comprar las medicinas para mi hijo o no me alcanza para llevar que comer a la casa, pues yo si le entro, aunque me tenga que llevar a un cristiano por delante…” Terminamos el recorrido en medio de un silencio que se podía cortar con tijeras.

Nunca más lo volví a ver y de todo corazón deseo que continúe trabajando, porque ese hombre tenía más que claro hasta donde podía soportar.

Por cierto ¿A cuanto amaneció el huevo hoy? El maíz dicen que va a subir…

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

domingo, 19 de agosto de 2012

Y el mundo se hizo chiquito...


Hoy es de esos días cuando se antoja el regreso de la inocencia y la imaginación. A los tiempos de las historias contadas, para mi estatura de entonces, por un altísimo Don Carlos flaco, desgarbado, siempre de barba hirsuta; quien mirando al cielo, con el dedo en alto señalaba entre las estrellas al puntito brillante donde viajaba la perrita Laika ¿la recuerdan?

A los tiempos de construir carreteras en la banqueta, para carritos con llantas de corcholata, con el cemento de los sacos rotos que vendía el español enojón aquel, papá del güero Mocholí.

O él de las lecturas tirado en el suelo panza abajo, de viejos ejemplares del semanario Siempre! del maestro Pagés Llergo, de las colaboraciones de Elenita Poniatowska; de los cuentos de Memín Pinguin; o de los pies de foto del National Geographic, o el Popular Mechanics con el diccionario a un lado; o de la Vagabunda de Luis Spota por las noches y a escondidas...

O al tiempo de aspirar los olores de tierras distantes, polizontes de los mil y un productos que se vendían en el mercado de mí pueblo…

Vaya que si volaba la imaginación en esa época.

Pero a la par el mundo se hizo más chiquito. Empezó con los periódicos que en mi niñez llegaban al pueblo a veces sí, y otras quién sabe. Más adelante con la televisión de la vecina que como la miel, atrajo a los niños de la cuadra a verla con la nariz pegada a la ventana hasta que la buena señora se compadecía y nos abría las puertas de su casa con el consabido “¡chamacos! un ratito nada más, ¿eh?” que se repetía todos los días…

Hasta que un buen día Mamá cansada de buscarnos por las “teles” del vecindario compró una televisión ¿Philips, Telefunken, RCA? No lo se de cierto, lo que sí, es que a los pocos días terminó el romance con la hija de la vecina…    

Televisión que en sus inicios no enseñaba violencia. Enseñaba cultura, arte y sano entretenimiento. ¿Conocen quién fue Benjamín Disraeli? Pues a él lo conocí, como a muchos otros personajes en las películas que Don Jorge Saldaña reseñaba, en la televisión. Otras épocas, otros propósitos.

Y sí, conforme fui creciendo, con los avances tecnológicos, con las maravillas vaticinadas por Don Carlos que inexorablemente se fueron presentando una tras otra; el mundo se hizo cada vez más chiquitito dejando menos espacio para la inocencia, la imaginación y por el contrario, mucho para el morbo, la violencia, la ignorancia y lo peor… para manipular al pueblo.

Grandes distractores son los medios que hacen la noticia. Vuela una mosca al otro lado del mundo en la mesa de Lady Gaga; la socialité de moda deja ver los choninos o su ausencia; meten a la cárcel a 3 cantantes punk; aparece un delfín muerto en una playa, la noticia llega en un instante a los teléfonos “inteligentes”, las redes sociales se disparan y se arman las campañas olvidando que los delfines también eventualmente mueren…

En cambio la policía de Sudáfrica masacra casi en vivo y en directo a 34  mineros, en Siria mueren civiles, en México decenas de miles y no pasa nada pero eso sí, los vídeos están en YouTube al alcance del morbo de cualquiera que tenga un Smart Phone… Y me pregunto, ¿Cuántos de todos ellos, ya no digamos hacen, dicen algo? ¡Ah! y una última pregunta…

Al final del día, ¿De qué ha servido que el mundo se vuelva tan chiquito?

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

sábado, 11 de agosto de 2012

No fue casual...


En el último momento, después de luchar un poco consigo misma, Carmen aceptó acompañar a su hijo, Octavio, en un viaje de negocios que les tomaría siete horas, que se hicieron nueve a causa de uno más de los acostumbrados bloqueos de la autopista.

Sorteando los obstáculos, finalmente arribaron a su destino y como casi siempre suele ocurrir a los viajeros agotados que bajan el equipaje con premura, algo olvidan en el automóvil y así ocurrió en el caso de Carmen quien, más a fuerzas que de ganas, se vio en la necesidad de regresar a buscar sus imprescindibles gafas…

Pero al día siguiente, con el espíritu emprendedor en alto y el sol apretando, al momento de abordar su coche el conductor de una camioneta les preguntó si desocuparían el cajón del estacionamiento a lo que respondieron que sí, solo para caer en cuenta, cuando Octavio intentó poner en marcha el automóvil, que la batería estaba agotada pues la noche anterior “alguien” había dejado las luces encendidas al regresar por sus gafas…

El pesar fue breve pues el conductor de la camioneta resultó un buen samaritano, se ofreció a ayudarles a resolver el problema y así lo hizo. Solo que  la historia no concluyó ahí y eso es lo relevante: después de conversar unos minutos, Octavio se percató que el samaritano, José, era una persona clave con la cuál podría llevar a cabo el negocio y así fue. A partir de ese momento y por el resto del viaje José se convirtió en un invaluable apoyo para conocer mucha más gente de la que Octavio tenía registrada en su limitada agenda…

¿Fue casual el encuentro con José? No lo creo, en la historia, verídica por cierto, de Carmen, Octavio y José; se pueden observar una cadena de hechos, uno a causa de otro anterior, que de no darse habrían hecho imposible el encuentro entre Octavio y José. Encuentro que en absoluto fue una casualidad, fue toda una causalidad.

Cómo tampoco fue por casualidad el hecho de que el equipo mexicano haya obtenido la presea dorada para beneplácito de todos nosotros aun cuando Edson Arantes do Nascimento (“Pele”) opine que “El futbol es una caja de sorpresas y algunas veces el mejor equipo no gana”. Me parece, dicho con el debido respeto a la experiencia indiscutible de Pelé en el futbol, que se equivoca. Si ya sé que yo de futbol se menos que nada, pero si un poquito de equipos de trabajo.

Un equipo es el mejor cuando es efectivo. Cuando entrega los resultados como, donde y cuando se le requieren, el equipo brasileño simplemente no lo hizo; pues para eso necesitaba competencias, temple y liderazgo. Sus jugadores pudieron tener las competencias, pero no tuvieron el temple, ni el liderazgo para impulsarles al triunfo.

Nunca esperaron ir abajo en el marcador y mucho menos a escasos 28 segundos de iniciar el partido. A partir de ese momento los jóvenes jugadores brasileños contemplaron la posibilidad real de perder y el miedo hizo presa de ellos. Lo de después es corolario, reclamos e insultos, un entrenador fuera de sí, agresiones a los mexicanos…

Así fue como el “pobre” equipo mexicano que cuesta 33.7 millones de euros, como coloquialmente se dice, “le ganó el valor” a uno valuado en más de 300 millones de euros.

Y definitivamente no fue por casualidad que se encontraran ese día en esa cancha. Y no lo fue porque el equipo mexicano adquirió con técnica, disciplina y esfuerzo sumadas a la vocación natural de los jugadores las competencias necesarias para llegar a la final; también porque tuvieron el temple demostrado en partidos anteriores para venir de abajo en el marcador y superar a sus contrarios; y ni duda cabe que el liderazgo requerido.

La alegría y el orgullo que nos hicieron sentir no fueron resultado de la casualidad o de enfrentar a un rival que sorpresivamente tuvo una mala tarde. La alegría y el orgullo fueron el resultado de un proceso exitoso que ya rinde frutos. El equipo mexicano simplemente fue el más efectivo, ni duda cabe, el mejor equipo sobre la cancha, contra la opinión de Pelé y muchos que piensan como él.

Solo me queda una pregunta ¿Cuándo será el día que después de una elección el pueblo se reúna espontáneamente en el Ángel a celebrar con alegría y orgullo el triunfo de la democracia? La respuesta es muy sencilla, no será por casualidad, será por causalidad así que no esperen que las cosas vengan del cielo.

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

sábado, 4 de agosto de 2012

Tiempo de sobra


La semana pasada en el texto “Profecías (No Mayas)” comenté que buena parte de las vicisitudes que enfrenta el mundo, son hechos que a primera vista no están relacionados, sin embargo si lo están, como lo expliqué en los casos del deshielo de Groenlandia y la inaudita petición de ayuda de la hermética Agencia Nacional de Seguridad de los EEUU a los hackers para enfrentar la guerra que discretamente se libra en la Internet.

Hubo quien opinó que la idea entra dentro del campo de la teoría de la conspiración, en la que se basan planteamientos descabellados, francamente especulativos, y no es así.

Lo que observo son hechos comprobables que no fueron planeados por un grupo misterioso de dominadores del mundo. ¡Para nada! Son hechos que se producen como consecuencia de la acción o inacción de todos y cada uno de nosotros. Nadie, ni un grupo en lo particular y todos somos culpables de la situación en que vivimos y sufre el planeta.

Asumir que solo unos cuantos son los culpables es tanto como aceptar que el resto son víctimas, lo que no comparto.

Lo que si, es que ante una fuerza se produce otra igual y de sentido opuesto para mantener el equilibrio. Existen los movimientos radicales en el mundo porque existe una contraparte que depreda.

Todo lo que ocurre en la naturaleza tiene su complemento, a la avaricia exacerbada corresponde el resentimiento exacerbado y los dos tienen como causa raíz común la ignorancia que produce el miedo, de un lado a perder sus privilegios y del otro a supervivir en la sumisión.

Así, casi todo lo que hoy observamos en el planeta es el resultado del enfrentamiento entre esos extremos y de factores exógenos como el ciclo de las tormentas solares que afecta de mil formas a la naturaleza y a la civilización por su excesiva dependencia de la tecnología.

De forma tal, que a juzgar por lo que se observa cotidianamente, el enfermo, nuestro planeta y nuestra civilización, está cada vez más grave porque las recetas que insisten en seguir aplicando ya no surten efecto.

Sin embargo la ironía del caso es que el paciente no puede morir, pero si puede operar bajo un nuevo modelo que, como comenté en el artículo anterior, apenas alcanzamos a perfilar.

Un nuevo e inédito modelo que integre conceptos como el desarrollo sustentable, el comercio justo, nuevas formas de gobierno corporativo y de organización empresarial, formas de financiamiento no especulativas, minimizar el ego consumo de bienes y servicios para la conservación de los recursos energéticos no renovables, la investigación y el desarrollo, un nuevo modelo educativo, entre otras muchas características que sustentadas en el respeto entre los países, sus comunidades y sus ciudadanos, procuren elevar la calidad de vida atendiendo primero las necesidades básicas.

De seguir las cosas como están, no tardaremos mucho tiempo en ver como la naturaleza nos forzará a recuperar el equilibrio perdido pues hoy, el péndulo regulador de nuestras vidas que debería oscilar libremente, está atorado del lado de la ignorancia y así no hay péndulo ni penitente que lo aguante.

En síntesis, la problemática que observamos en el contexto mundial son solo los síntomas de la enfermedad que subyace. No son hecho aislados. Y si no hay acuerdo para implantar un nuevo y justo orden mundial que incluya superar las diferencias de los que hoy son enemigos acérrimos, nuestro planeta tierra terminará por sacudirse de la especie depredadora que somos.

Recordemos que a ella lo que le sobra es tiempo. A nosotros no.

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm