La semana pasada en el texto “Profecías (No Mayas)” comenté que buena parte de las vicisitudes que enfrenta el mundo,
son hechos que a primera vista no están relacionados, sin embargo si lo están, como
lo expliqué en los casos del deshielo de Groenlandia y la inaudita petición de
ayuda de la hermética Agencia Nacional de Seguridad de los EEUU a los hackers
para enfrentar la guerra que discretamente se libra en la Internet.
Hubo quien opinó que la idea entra dentro
del campo de la teoría de la conspiración, en la que se basan planteamientos descabellados,
francamente especulativos, y no es así.
Lo que observo son hechos comprobables
que no fueron planeados por un grupo misterioso de dominadores del mundo. ¡Para
nada! Son hechos que se producen como consecuencia de la acción o inacción de
todos y cada uno de nosotros. Nadie, ni un grupo en lo particular y todos somos
culpables de la situación en que vivimos y sufre el planeta.
Asumir que solo unos cuantos son los
culpables es tanto como aceptar que el resto son víctimas, lo que no comparto.
Lo que si, es que ante una fuerza se
produce otra igual y de sentido opuesto para mantener el equilibrio. Existen
los movimientos radicales en el mundo porque existe una contraparte que
depreda.
Todo lo que ocurre en la naturaleza
tiene su complemento, a la avaricia exacerbada corresponde el resentimiento
exacerbado y los dos tienen como causa raíz común la ignorancia que produce el miedo,
de un lado a perder sus privilegios y del otro a supervivir en la sumisión.
Así, casi todo lo que hoy observamos
en el planeta es el resultado del enfrentamiento entre esos extremos y de
factores exógenos como el ciclo de las tormentas solares que afecta de mil
formas a la naturaleza y a la civilización por su excesiva dependencia de la tecnología.
De forma tal, que a juzgar por lo que se
observa cotidianamente, el enfermo, nuestro planeta y nuestra civilización, está
cada vez más grave porque las recetas que insisten en seguir aplicando ya no surten
efecto.
Sin embargo la ironía del caso es que
el paciente no puede morir, pero si puede operar bajo un nuevo modelo que, como
comenté en el artículo anterior, apenas alcanzamos a perfilar.
Un nuevo e inédito modelo que integre
conceptos como el desarrollo sustentable, el comercio justo, nuevas formas de
gobierno corporativo y de organización empresarial, formas de financiamiento no
especulativas, minimizar el ego consumo de bienes y servicios para la
conservación de los recursos energéticos no renovables, la investigación y el
desarrollo, un nuevo modelo educativo, entre otras muchas características que sustentadas
en el respeto entre los países, sus comunidades y sus ciudadanos, procuren
elevar la calidad de vida atendiendo primero las necesidades básicas.
De seguir las cosas como están, no
tardaremos mucho tiempo en ver como la naturaleza nos forzará a recuperar el
equilibrio perdido pues hoy, el péndulo regulador de nuestras vidas que debería
oscilar libremente, está atorado del lado de la ignorancia y así no hay péndulo
ni penitente que lo aguante.
En síntesis, la problemática que
observamos en el contexto mundial son solo los síntomas de la enfermedad que
subyace. No son hecho aislados. Y si no hay acuerdo para implantar un nuevo y
justo orden mundial que incluya superar las diferencias de los que hoy son
enemigos acérrimos, nuestro planeta tierra terminará por sacudirse de la
especie depredadora que somos.
Recordemos que a ella lo que le sobra es tiempo. A nosotros no.
Reciban un afectuoso abrazo,
Enrique
Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm
Físico estoy completamente de acuerdo con sus palabras, nuestro planeta no solo se merece que lo cuidemos por todo lo hermoso de su naturaleza que nos regala y que sin embargo y para desgracia de nosotros mismos, no queremos darnos cuenta que esta tierra es nuestro hogar y que si no lo cuidamos terminaremos por padecer nuestra ignorancia y nuestra avaricia, sufriendo nosotros la consecuencia de nuestros actos. ¡ojala! todos los seres humanos tomáramos conciencia sobre esta problemática que nos concierne y amaramos mas a nuestro hogar.
ResponderBorrarun saludo cariñoso para usted con todo respeto.
elia*
Efectivamente, si no tomamos conciencia real de la problemática de fondo y actuamos, pronto nos estarán pasando la factura que dudo mucho podamos pagar...
ResponderBorrarUn afectuoso abrazo, ¡a donde quiera que esté!
Es cierto, dicen por ahí que un puñado de poderosos conduce al mundo, consecuentemente muchos con más razón se apretujan en el sillón de la vida creyéndolo así. “Total! Está de más mi esfuerzo, mi voto, mi idea, mi invento, ¡Bah! Seguiré cómodo aquí,… las telenovelas, quizás”.
ResponderBorrarEn la incredulidad, viendo los Juegos Olímpicos, ni una medalla de plata o bronce para México, los conmueve. Ah! pero que tal al Phelps, -que ni sé cómo se pronuncia- pero ¡Cada brazada es digna de admiración!
Pobre México, más específico algunos mexicanos que al ponernos en la línea de salida de la vida, anteponemos pretextos tajantemente determinados hacia los demás.
No esperemos más, Vamos por el 101%