domingo, 10 de agosto de 2008

8 + 8 + 8

Para la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo, atentos al inicio de los Juegos de la XXIX Olimpiada de Beijing, pasó desapercibida la noticia de que, ese mismo día 8 de Agosto de 2008, el día de la buena suerte para el pueblo Chino, no lo sería en absoluto para el pueblo de Georgia.

Escasas horas antes, Georgia recibió el primero de muchos bombardeos de las fuerzas Rusas en un ataque que ha sido calificado fuera de toda proporción. A la hora de la ceremonia inaugural, cuando los deportistas del todo el mundo incluidos los de las fuerzas contendientes celebraban el inicio de la magna justa frente a 4,000 millones de espectadores, cuando el rostro normalmente imperturbable de Putin esbozaba una sonrisa, seguramente caía una víctima más de las 1,700 que se acumularon en ese día.

Y ni una palabra de los responsables del olimpismo mundial ante la flagrante violación del periodo de paz y armonía que debía darse durante la realización de los Juegos Olímpicos de la antigua Grecia, la Ekecheiri, que no podía ser violado bajo ninguna circunstancia…

Y tampoco ni una sola palabra del gobierno Chino, anfitrión que no puede permitir nada que empañe la fiesta de presentación del nuevo rostro esculpido con mucho trabajo, tesón, disciplina que busca promover con los Juegos de la XXIX Olimpiada. Evento y circunstancias que traen a mi memoria una anécdota que me tocó vivir minutos después de hospedarme a principios de los años 70 en el recién estrenado Hotel Pekín de la capital china que ahora les cuento…

Ya instalado en lo que parecía una habitación que no le pedía nada a cualquier hotel de cinco estrellas, bajé a la recepción y pregunté por el bar. El encargado puso cara de sorpresa, me pidió esperar unos minutos y desapareció. Al cabo de un rato con una sonrisa pintada en la cara amablemente me condujo a un salón que en la puerta tenía un letrerito de cartón pintado apresuradamente que lo identificaba como el bar y al que, acto seguido, con toda ceremonia, me invitó a entrar. En el centro del salón estaba una impresionante mesa de billar, un par de mesas y un empleado tras un carrito con algunas botellas de licor a quien, ni tardo ni perezoso, solicité una bebida.

Para mi asombro el “barman” empezó a medir una y otra vez ¡en una probeta! la cantidad exacta de licor que no atinaba a concretar decidí entonces, en lo que el novato barman concluía, probar la mesa de billar… y tomé un taco, ¿taco? ¡Cuál taco no pesa nada! pues era de bambú… tomé las bolas ¿bolas? ¡Cuáles bolas, no pesan nada! Pues eran de madera ligera. Para no hacerles el cuento largo, el hotel, el bar, la mesa de billar, el taco y las bolas solo formaban parte de una escenografía bien puesta pero al fin y al cabo una mala copia de la realidad.

Hoy China ha cambiado tras los más de 30 años de esa anécdota que califique entonces de divertida pero que, ahora lo entiendo, de divertida no tuvo nada. El pueblo chino, una cultura milenaria, ahora con un principalísimo papel en la economía mundial y logros impresionantes se ha esforzado mucho para llegar al 8 del 8 del 8 sin embargo, no dejo de pensar que lo que ahora nos muestra su gobierno -guardadas las debidas proporciones- sea un poco lo que viví en ese bar que no lo era.

El silencio ante la violación a la ekecheiri de los antiguos griegos, el asunto del Tíbet, la violación de los derechos humanos, el nulo respeto por la libertad de expresión y el desastre ecológico del que todos hemos sido testigos, son los estigmas escondidos tras la fabulosa escenografía inaugural de los Juegos de la XXIX Olimpiada que muestran que para el gobierno chino, no para su pueblo, los tacos siguen siendo de bambú y las bolas de madera ligera.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

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3 comentarios:

  1. Ensimismado en la ceremonia inaugural de los Juegos Olimpicos, solo un pensamiento venia a mi mente despues de observar uno tras otro de los actos que conformaban el evento. No hay manera de vencer a los Chinos.
    Retumbo como tambor en mi mente durante algunos minutos hasta que recorde muchos de los desastres vividos en los ultimos meses en China. Desde protestas violentas en el occidente del pais, hasta terremotos en los que a pesar de la rapida respuesta del gobierno, se cometieron barbaridades impropias de tragedias similares. En efecto China tiene un desarrollo impresionante, crece a niveles no conocidos por otra nacion en el mundo, pero como en todo existe un pero, el desarrollo material del que se vanaglorian esta aun muy lejos de alcanzar niveles de desarrollo humano tan sorprendentes como quieren aparentar, ¿de que nos sirve una jaula de oro?, los barrotes aunque de diferente color cumplen un mismo cometido.

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  2. Efectivamente, los Derechos Humanos en China, todavia dejan mucho que desear, definitamente son un pueblo con un gran sentido del honor y del deber, pero todavia tienen muchas carencias, sobre todo humanas, el que no haya libertad de expresion, vamos, ni siquiera libertad para cambiar de provincia dentro de China, lo dice todo, pero yo espero que algun dia eso termine y de una forma pacifica, digo si Gandhi pudo hacerlo, mis paisanos que copian todo bien pueden copiar eso tambien.

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  3. Coincido con sus puntos de vista, solo que hay que distinguir bien entre el gobierno y el pueblo chino; y también sus circunstancias, intentar ponerse en sus zapatos buscando no perder la objetividad... saludos y gracias por sus comentarios.

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