Recuerdo muy bien
cuando en las elecciones federales del año 2000 escuchaba azorado, las noticias
dando la noticia del fracaso del PRI y el triunfo, no del PAN, sino de la
terquedad del “¡hoy!, ¡hoy!, ¡hoy!”, de las tepocatas, víboras prietas y demás
alimañas de un Vicente Fox que tocó la esperanza de cambio de la mayoría de los
electores.
Ya presidente
en marzo del 2001, le envié una carta expresando las preocupaciones de aquellos
días, que concluía con una pregunta ¿Y cómo le vas a hacer? Obvio nunca
contestó pero tampoco hizo falta. Después del “Comes y te vas…” y del “¿Y yo
por qué? me quedó más que claro que Chente podría ser buen gerente, pero de
estadista ¡Nada!
Seis años
después, en las elecciones del 2006, Roberto Madrazo Pintado el abanderado de
un PRI que aún no asimilaba la derrota anterior se fue al fondo del marcador; el
PRD con un López Obrador que pecó de confiado perdió la oportunidad y ahora sí,
el PAN, se alzó muy apenitas con un triunfo muy, pero muy cuestionado que sumió
al país en un conflicto post electoral sin precedentes que por cierto, ahora se
me hace parecido al de Manny Pacquiao en las Vegas que hizo de Juan Manuel
Márquez otro campeón “legítimo”.
Después de
que el presidente Felipe Calderón asumió la presidencia en circunstancias
vergonzosas, en febrero del 2007, comenté que tenía que abonar lo antes posible
el saldo vencido que dejó su antecesor y en marzo de ese mismo año, que tendría
también que atender sin demora, sin espantar con el petate del muerto a nadie,
el tema de la corrupción. Obvio, Felipe como Chente, tampoco contestó ocupado
como ha estado en librar, cómo quiera que se llame, la ¿guerra, lucha? contra
la delincuencia organizada.
Pero tampoco
hizo falta que contestara, pues rápidamente se vio que en los hechos hizo suya
aquella famosa frase de Carlos Salinas de Gortari “ni los veo, ni los oigo”
cuando se le pedía una estrategia que atendiera las causas y no solo los
síntomas de la enfermedad endémica que padece a nación: la corrupción.
El hecho es
que hoy se sustituyó el Año de Hidalgo por algo peor ¡el Sexenio de Hidalgo! Y que
más allá de la ¿lucha, guerra? en contra de los cárteles del narcotráfico con
sus centenas de miles de deudos –sí, dije deudos-, ahora también tenemos afianzados
los cárteles de cuello blanco que proliferan en el aparato gubernamental y en la industria paraestatal de los cuáles solo en los últimos meses hemos visto
algunos en capilla. Cosa curiosa, justamente en tiempos electorales.
“Haiga sido
como haiga sido” dentro de unos cuantos meses tendremos una nueva oportunidad
de cumplir con el compromiso mínimo del ciudadano con la Patria: acudir a las
urnas y votar para decidir cuál de los candidatos será el presidente durante
los próximos seis años.
¿Qué hacer en
el ínterin? Considerando que Usted tiene el derecho a construir su verdad: escuche,
aléjese de posturas radicales, de los resentimientos, sea lo más objetivo
posible y ese meritito día olvide las tepocatas, los “comes y te vas”, el “ni
los veo, ni los oigo”, el “haiga sido como haiga sido”, el “¿y yo por qué?” y
si después de todo ninguno le convence, pues ¡eso escriba en la boleta!
Con mis
mejores deseos,
Enrique
Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm
Como siempre mi estimado Enrique...
ResponderBorrarUn excelente análisis e inmejorable síntesis del pasado, presente y... futuro? de nuestros patéticos "políticos", más preocupados por la siguiente elección que por la próxima generación.
Un Abrazo
LG Flores M
Estimado Enrique, excelente tu artículo aunque hay una parte que no comparto y es cuando comentas :"aléjense de posturas radicales", ya que radical "viene del latín radix (‘raíz’), por lo que significa ‘de raíz’ o ‘de base’, refiriéndose sobre todo a un punto de vista profundo, sustancial , más aún si es aplicado a alguna convicción, práctica, análisis o propuesta..." (Wikipedia).
ResponderBorrarPor lo regular se confunde ( y en ocasiones se tergiversa) con otras palabras similares, como fanático (extremista irracional), ortodoxo o reaccionario (extremismo de derechas).
Desde el punto de vista político, radical es aquella postura que busca siempre ir al fondo de las cosas. Independientemente del movimiento político o de la ideología que se trate, quien impulsa o promueve un pensamiento radical, según la teoría política, intentará a través de sus propuestas o premisas, establecer un cambio profundo en las estructuras sociales o políticas en vigencia.
Es muy común que en en algunas ocasiones se le relaciona precisamente con aquellas posturas llamadas extremistas o puristas.
Bueno esto es un comentario a tu excelente análisis y considero que la parte en que no coincido con el artículo ( y estoy seguuro) que no tiene nada que ver con la definición propia de las posturas radicales en Política, que en síntesis, es atacar de fondo los problemas que nos atañen.
Un abrazo y muchas gracias por darnos este spe espacio para la reflexión y el análisis.
Tu amigo
Modesto