“Vivo en un México que hace ya muchos
años, consolidó la educación y el respeto a la diversidad, como las principales
palancas del desarrollo nacional, tanto de la calidad de vida de sus
habitantes, como de la efectividad y transparencia de sus instituciones, que
hoy son el ejemplo a seguir para la comunidad internacional...”
Durante la ceremonia fúnebre en honor del licenciado Francisco Blake, el presidente Felipe
Calderón lo recordó como un hombre que “nunca
cayó en la vociferación, ni en el encono, tampoco buscó declaraciones
llamativas, ni su afán fue “ganar la primera plana” de los periódicos”.
Lo que es justo
el comportamiento que esperamos ver en quienes ostentan el poder, para que
florezca el páramo de la desesperanza donde el país se encuentra.
Muchos conocemos
como único lenguaje la diatriba. Quien vocifera y denigra, quien acusa sin más
fundamento que su resentimiento o gobierna desde la soberbia, desconoce que la
firmeza en las convicciones no excluye la mesura, ni la diversidad de las
ideas, ni la apertura, ni el respeto al oponente o al caído para consensuar las
medidas que el pueblo de México necesita para su desarrollo.
Existen un
poco más de 113 millones de percepciones distintas de la realidad mexicana.
Cada una de ellas representativa de la experiencia, los sentimientos, la
cultura y los paradigmas individuales. Cada una de ellas actualizándose
permanentemente y en general luchando por imponerse sobre las demás, no
obstante, cada una merecedora no de tolerancia, sino del respeto que no juzga.
Conciliarlas es
imposible pues para ello habría que reconstruir una historia que ya está profundamente
enraizada en la mente de cada uno de nosotros y que, en muchos casos, es la fuente
del miedo, la desesperanza, del resentimiento, de la radicalización y los fundamentalismos
que se expresan en la violencia, la diatriba, el encono, la descalificación y
los agravios que vivimos cotidianamente.
Lo que no es
un hecho es el futuro, sobre el cuál es perfectamente posible construir una
visión independientemente de las circunstancias y la situación actual. Una visión de futuro ideal que al alejarnos en el tiempo igualmente nos distanciará
de todo lo que hoy nos separa. Definitivamente no intentemos conciliar lo que
ya es imposible. Y sí, emprendamos el reto de imaginar, de soñar, de visionar el
futuro del México anhelado.
La visión una
vez establecida y perfeccionada, sería el primer paso en un camino que, sin estar
exento de dificultades, nos conducirá hacia un futuro promisorio sumando voluntades,
induciendo las estrategias, las líneas de acción, las leyes y las instituciones
más adecuadas para el país.
El primer párrafo
de esta reflexión podría formar parte de la visión a que me refiero.
Con mis
mejores deseos,
Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm
Muy puntual Enrique, gracias por permitirnos enriquecernos con su colaboración en todos los temas. Un abrazo.
ResponderBorrarYolanda Valenzuela
@yovaro
físico, su comentario muy elegante y oportuno siempre es un placer leer sus temas.
ResponderBorrarQue Dios me lo bendiga siempre.
Elia*
Fis. Enrique, creo el cambio podemos realizarlo no perdiendo el respeto, excelente post, como todos.... Mariela
ResponderBorrar"Tener glorias comunes en el pasado, una voluntad común en el presente; haber hecho juntos grandes cosas, querer hacer otras más; he aquí las condiciones esenciales para un pueblo.. En el pasado, una herencia de glorias y remordimientos; en el porvenir un mismo programa a realizar ... La existencia de una Nación es un plebiscito cotidiano" Renan
ResponderBorrarSiempre es grato leer pensamientos que expresen tolerancia, inclución y respeto. La base de una sociedad más evolucionada y madura,siempre se construirá en individuos capaces de eliminar los prejuicios y fundamentalismos que sus historias personales les han contruido en la mente.
ResponderBorrarLo felicito.