domingo, 26 de febrero de 2012

Tres segundos...


Uno. Un día caluroso, como la mayoría en esa ciudad, caminaba yo a pleno sol respirando un aire caliente y húmedo que no agotaba el ánimo de hacer turismo... de pronto, el estrépito. Un auto brincando el arriate central de la avenida se detiene en la cochera de una casa con un fuerte enfrenón y tras de él otro, del que un grupo de hombres fuertemente armados desciende rápidamente.

Escuché de inmediato el estampido de disparos, gritos e improperios. Al instante, cuando pude darme cuenta que estaba ubicado en la línea de fuego, el golpe de la adrenalina no se hizo esperar y me impulsó a arrastrarme sobre el césped buscando un lugar donde parapetarme. Transcurrieron así interminables segundos o quizá minutos hasta que sonó el último disparo seguido de un pesado silencio que fue interrumpido por un grito desgarrador: el de la madre de quien murió defendiendo su vida con el arma en la mano...

Dos. El llanto de un recién nacido temporalmente sustituye con la dulzura, la tristeza en la mirada de sus padres. Una joven pareja que ya heredó a su primogénito la condena de una larga agonía a causa de los peores estigmas de la humanidad: el hambre y la enfermedad. El nombre del lugar no importa, puede ser cualquiera de los pueblos marginados que hay en todos los continentes, en todos los países del mundo. 

Tres, Los anteriores son ejemplos de distintas formas de violencia que difieren solo en el tiempo que tarda en morir la víctima.

En unas, el pánico, la adrenalina y la muerte súbita por el accionar del arma letal de un criminal; en otras, la desesperanza y el sufrimiento extendido hasta la muerte por la sumisión, la ignorancia y la explotación de los pueblos; en todas, por la avaricia; o tal vez lo que es peor, por la indiferencia de quienes pudiendo ayudar, preferimos el aislamiento de nuestra zona de confort en tanto crecen los millones de víctimas en pueblos sometidos a la ignominia del subdesarrollo para financiar el bienestar de unos cuantos.

“Ama a tu prójimo como a ti mismo” nos instruye un mandamiento que de aplicarse cambiaría el destino de la humanidad. Un mandamiento que implica respetar el milagro que somos sin distinción de raza, geografía, religión, creencias ni cultura. Porque eso somos, un milagro. Hagamos conciencia de que desde el momento de nuestro nacimiento, ¡100 billones de células! desarrolladas a partir de ¡un único cigoto!, trabajan armónica y coordinadamente con el único propósito de obsequiarnos la oportunidad de crear, sentir, experimentar y trascender nuestra vida ¿No es eso, acaso un milagro? Lo es, pero la gran mayoría de nuestra civilización lo ha olvidado y no respeta ni ama, pero en cambio si explota a su prójimo y a la naturaleza llevando al mundo a los extremos que se viven hoy como resultado de la sinrazón.

Para solucionarlo, nuestro gran reto es aprender a respetar, sin juicios de por medio, lo que verdaderamente somos todos cada uno de nosotros. Lo que se puede lograr comprendiendo que la diversidad de expresiones y formas de vida no tienen porqué ser menos, más valiosas o ilegitimas respecto de la nuestra, pues tan milagro somos como lo son ellos, aun cuando portemos mascaras distintas. 

Y cuando la tarea nos parezca imposible, para seguir en la lucha, que nos motive recordar que cada tres segundos, se extingue en el mundo, pudiendo evitarse, el milagro de la vida de una persona tan solo por causa del hambre. 120 víctimas más aproximadamente desde que inició la lectura de esta reflexión.

Reciban un afectuoso abrazo,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm

3 comentarios:

  1. El hombre es el lobo del hombre . Que tristeza, que conforme avanzamos nuestra humanidad se va perdiendo
    KARINA pang

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  2. Que Panaroma tan terrible es enterarse por los medios informativos, de personas que mueren de hambre en diferentes paises del mundo y ver personalmente en mi país que tambien pasa lo mismo pese al esfuerzo de muchas personas que luchan por ayudar, esto no se acaba y por el contrario, va creciendo rapidamente, la falta de amor al projimo es evidente. Los que menos tienen, ahora ya no tienen, y los que si tienen, ahora mucho mas tienen, matar antes era de vez en cuando, ahora es a diario y lo peor es que verlo ya no nos causa temor, como dice el comediante Suárez, ¡¡¡¡QUE NOS PASA!!!!!, gracias por compartir su escrito. Dios lo bendiga Físico.

    Elia*

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  3. Desgraciadamente unos cuantos hacen la diferencia entre la vida y muerte, la nota de esa familia es desgarradora, en esa ocasión los malos fueron abatidos por las autoridades (Después de haber dañado irreparablemente a varias personas, entre ellas, a un bebé recién nacido, destinado a la orfandad), desgraciadamente existen muchas historias en donde las autoridades NO intervinieron y los malos salieron impunes.

    ¿Qué hacer como mexicano a este respecto?; Denunciar, Gritar, Llorar o Rezar tal vez, creo que todas son validas (dependerá de la persona y circunstancias), México a cambiado en los últimos 5 años su manera de ser, pensar y actuar. Confió en que PRONTO esta situación acabe, que los BUENOS; HABLEMOS, ESCRIBAMOS, EXPRESEMOS NUESTROS PENSAMIENTOS y los más Importante ACTUEMOS SIEMPRE, DE MANERA CORRECTA, HONORABLE, TRATANDO DE APOYAR Y SUMAR A NUESTRO ENTORNO (FAMILIA) Y NUESTROS SEMEJANTES, buscando la manera de estar UNIDOS para ya no temer más, y continuar proponiendo JUNTOS alternativas, del cómo podemos salir adelante en este RETO impresionante que ahora tenemos en nuestro bello país, esperando que las notas BUENAS aumente día a día.

    Sinceramente,

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