domingo, 28 de diciembre de 2008

Choque de trenes...

Es costumbre harto común hacer de lo acontecido el tema de la conversación del día. La noticia relevante, el evento que ocupó los titulares o el chisme veloz impulsado por el morbo de las lenguas viperinas, siempre presentes, siempre necesarias para poner un poco de sal a la banalidad de las vidas aburridas. Y ya en el cierre del año, dada la tradicional escasez de noticias en la temporada del espíritu navideño, el recuento de lo acontecido –más bien de los daños, que no de las buenas noticias pues esas no venden- es el expediente preferido por los medios para llenar sus espacios, ocupados todos, como estamos, en construir la efímera y normalmente trivial lista de buenas intenciones para el año venidero.

Miramos hacia atrás a lo hecho, pensamos en construir hacia delante con buenos deseos; pero escasos son quienes enfocan la creatividad colectiva o individual en el quehacer de hoy respecto a lo que ocurre ya en sus vidas. El mundo tiene sus pendientes, el país tiene los suyos, nuestras comunidades, usted y yo tenemos los propios. Solo que no aislados, si no entrelazados por más que en la acostumbrada negación perpetua nos queramos ver como entes aislados inmunes a lo que acontece más allá de nuestras narices. El mundo ya no es así. El mundo, es un hecho, está firmemente interconectado. Lo que se percibe como global, inexorablemente tendrá consecuencias en nuestro día a día.

La recesión mundial disparada por la crisis financiera de los Estados Unidos ha provocado un tsunami de increíbles proporciones. Y como todo tsunami que se respete, la ola en el mar abierto, apenas percibida, viaja veloz rumbo a las costas de todo el mundo donde descargará su furia destructora. Para enfrentarla y recuperar sus economías, los países “desarrollados” no se detendrán ante nada pues les va la vida en ello. Esos países, cada vez con mayor dinamismo están poniendo en marcha las medidas domésticas que pueden adoptar solo que esto no será suficiente. La verdadera guerra gracias a la globalización, se dará en distintos frentes con diversos alcances…en la política, la economía, la energía, el comercio, la materia ambiental y muy lamentablemente, en la continuación y acendramiento de los conflictos armados. Y para muestra un botón...

De un lado, los países de la Organización de los Países Exportadores de Petróleo -acostumbrados a inmensos flujos de efectivo, unos para financiar su desarrollo, otros para fortalecer pretensiones de liderazgo regional y otros más para el simple dispendio han visto frustrados sus planes ante la dramática caída de los precios del crudo a niveles no vistos desde hace ya muchos años. Ellos, los países de la OPEP, desesperadamente buscan todavía sin éxito, ya no digamos recuperar los niveles de precios anteriores, si no detener la estrepitosa caída. Por su parte el Foro de Países Exportadores de Gas (FPEG) recién creado en la víspera de la Navidad, de igual manera busca elevar los precios del gas natural que es la materia prima que da inicio a muchas de las cadenas productivas en el mundo. De no lograrlo, los países de la OPEP y de la FPEG asegurarán más tarde o más temprano la bancarrota de sus precarias economías y el sojuzgamiento a los poderes hegemónicos de siempre.

En el bando opuesto, los países altamente industrializados adictos a la energía no podrán de ninguna manera recuperar sus economías sin mantener a niveles convenientes -para ellos naturalmente- los niveles de precios de sus insumos energéticos. La gran pregunta aquí es ¿Los líderes políticos mundiales podrán establecer los acuerdos que aseguren equidad para las partes o prevalecerá la actitud de “sálvese quien pueda” que pareciera se está dando? Y más allá de los impactos obvios ¿Cómo afectará a México todo este embrollo? ¿Podremos adoptar las medidas que nos permitan minimizar el impacto del tsunami que se avecina?

La respuesta a la primera de las preguntas, dadas las circunstancias y la dinámica de la geopolítica actual, es poco optimista y siendo así es factible un escenario donde la recuperación de la economía americana sea mucho más lenta de lo que pudiera esperarse. Un escenario donde los países de la OPEP y del FPEG presionan al alza los energéticos, si bien no a los niveles de precios que llegaron a alcanzar, si lo suficiente altos para significar un freno a la economía de nuestro vecino del norte.

Un escenario que México debe aprovechar para resolver nuestras debilidades de antaño de manera expedita buscando las condiciones de equidad y apoyo por parte de los Estados Unidos que en otras épocas no habría estado dispuesto siquiera a considerar. La realidad es que el estado de las cosas en el mundo cambió de forma dramática, esto es un hecho indiscutible. La correlación de fuerzas ya no es la misma. Se nos ofrece una nueva circunstancia y oportunidades que pueden y deben aprovecharse dejando de lado la cerrazón política y los intereses gremiales a favor del interés nacional.

Se preguntará… ¿Y Yo qué puedo hacer? Ahorre energía, evite el desperdicio. Cada foco prendido, cada litro de gasolina, cada papel tirado en la calle, cada minuto adicional que la llave de agua o del gas de su estufa permanezca abierta son recursos que se podrían canalizar hacia actividades productivas. Evite pagar intereses, la gran mayoría de los bancos no son mexicanos y así buena parte de cada peso que usted les paga ayudará a resolver la crisis, pero júrelo, no la nuestra, ¡la de sus países de origen!... Lo mismo ocurre con cada compra en las cadenas o franquicias de tiendas o productos extranjeros. El país entero necesita ahorrar divisas e invertirlas en actividades productivas que fortalezcan la economía nacional, no gastarlas importando gasolina, gas, productos suntuarios o plásticos que van a dar al bote de la basura saliendo del supermercado.

Solo en el frente energético de la guerra global por la supervivencia económica, al mando de los maquinistas de los países productores y consumidores, dos trenes están en marcha, acelerando en la misma vía, acercándose a un choque que parece inminente. De nosotros depende quedar o no atrapados en medio.

Con mis mejores deseos, ¡Feliz Año!

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 21 de diciembre de 2008

Mateo 16:28... de Hamburgo a Estambul

“La guardia de la hora nona siempre era aborrecible. Aún más ese día cuando una multitud excitada y amenazante cerraba nuestro único camino. En verdad no era mi día, ni menor el miedo que impulsó el fuerte golpe de adrenalina que sucedió cuando las puertas se abrieron de improviso para dar inicio al tortuoso recorrido en medio de aquel tumulto donde podía ocurrir cualquier cosa.

Los improperios y golpes, que surgieron de inmediato para conminar a la multitud a abrir paso a la escolta, fueron el preludio de una fatídica jornada. Transpirando miedo, mi angustia se acrecentaba conforme la gente nos rodeaba, insultando al hombre de aquel rostro de serenidad inexplicable, cuyos ojos en esos dramáticos momentos miraban muy lejos, ahora lo puedo decir, más allá de la distancia, más allá del tiempo.

Mi destino quedó anclado al suyo sin saberlo, cuando en medio de la violenta tremolina el tiempo pareció suspenderse para dar paso a unas breves y confusas palabras… las finales. Las de un demente que descargaba al fin la furia contenida hasta entonces por su inexorable final.

Estuve equivocado por mucho tiempo, no eran las palabras del resentimiento, sino las de quien miraba lejos, muchísimo más lejos de mi escaso entendimiento en esa época. Solo al cabo de muchos años que ahora me parecen nada, entendí el significado real de sus palabras…Y la comprensión me llevó primero al entusiasmo ignorante de quien sabe que no agotará su tiempo…Años después, al sufrimiento, a la impotencia, y al dolor de quien siempre ve partir a los amados…Más tarde, al ostracismo y a la resignación, rendido ante la vida, que ya no te puede ofrecer más sorpresas ni mayor significado.

En todos mis años que ya son muchos, me ha tocado vivir de todo. He sido pobre unos años e inmensamente rico en otros; he sido esclavo y señor de esclavos; humilde en unas épocas y soberbio en otras; activista y solidario de cuando en cuando, e indiferente al sufrimiento ajeno muchas veces; he amado hasta la locura y cuando no, me han hecho sujeto de amor idolatrado; en alguna época me alabaron como arquetipo de santidad solo para repudiarme después como el peor de los malvados; culto y refinado por largo tiempo en tanto que ignorante y patán en las estaciones del hastío.

Pero por sobre todas las cosas, ahora lo sé, he sido él privilegiado cronista anónimo de la historia…pero no solo como observador. He sido el personaje principal de muchos de los actos de esta obra donde he degustado, sin prisa alguna, el mejor vino o la peor de las miserias de la experiencia humana.

Y así querido amigo, poseedor de esa experiencia, como lo soy por gracia de aquel hombre, puedo decirte que nuestras almas son el campo donde se baten en una lucha eterna las fuerzas de la ignorancia y el egoísmo, con las de la Conciencia y el Amor. Lucha épica y encarnizada donde se darán triunfos y derrotas pero nunca ganadores ó vencidos.

¿Qué la balanza se inclina hacia un contendiente? No sufras, no vale la pena gastar tus lágrimas, pues siempre surgirá el contrapeso divino que recupere el equilibrio como sucedió, cuando en esa época, con su sacrificio supremo en la vía crucis, camino del calvario, colocó la más conocida, tal vez la última de las pesas de Amor y de Conciencia que aún fortalece a las almas de buena voluntad con la Fe que Él sabía necesitaríamos en los momentos de tribulación. Pues como dije, sabe mirar de lejos, más allá de la distancia, más allá del tiempo.

En estos días cuando celebramos su nacimiento recuerdo siempre el día de su muerte cuando me dictó la orden, que no condena, para permanecer aquí ahora sé para qué…

Mateo 16:28

“De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino”

Tu amigo de siempre…

Catáfito…”

Catáfito es un discreto personaje cuya presencia irradia la tranquilidad de los muchos años que seguramente carga sobre sus espaldas. Las raras veces que se deja ver, acostumbra relatar pasajes de la historia que acompaña siempre con una moraleja evidencia de su sabiduría y lo hace de tal manera que parece que él lo hubiera vivido. No está loco, eso me queda claro, pues sus comentarios expresados siempre en un lenguaje sencillo e impecable y con el buen humor entrelazado, nunca están basados en supuestos. Obedecen a un profundo conocimiento de la naturaleza humana. A él jamás lo verás alterarse ante la ofensa y si acaso, se concede una sonrisa que delata su intima satisfacción cuando recibe una muestra de cariño o de agradecimiento.

Catáfito realmente es un personaje misterioso; cuando alguien le pregunta sobre sus orígenes o sobre su quehacer cotidiano cuenta que nació en algún lugar de su hogar que es el mundo y que se dedica simplemente a vivir y contar cuentos.

Que el Amor de sus seres queridos les cobije hoy y siempre…

¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 14 de diciembre de 2008

Carta de un ciego a los Reyes Magos

-La verdad no veo cómo es que ahora si las cosas van a cambiar...a ver dime, ¿Por qué tendría que ser diferente? ¿Qué tiene este que no tengan los otros?…bola de descuidados, irresponsables que han estado a punto de matarme más de una vez… ¿Recuerdas a Rogelio? Aquel que por andar de coscolino y seguir a una muchacha me dejó a media calle y por poco me atropella un coche… ¿Y al tal Juan? que no daba una para encontrar una dirección y que me traía a la vuelta y vuelta desgastando mi bastón hasta que nos enteramos que no sabía leer el muy burro…No, no, la verdad no “veo” como pueda confiar en esa runfla de pelafustanes que malamente se hacen llamar lazarillos… ¡Yo ciego y ellos unos pillos buenos para nada!

-Me llevan por donde se les pega la gana, mis zapatos apestan a todo lo que te puedas imaginar después de pasar charcos e inmundicias; me arrastran en medio de multitudes y acabo todo lleno de moretones –que no veo pero si siento- Se aprovechan de mi ceguera para hacerme de chivo los tamales con mi dinero… ¡Se roban todo lo que pueden! Y cuando les reclamo me dicen que merecen todo eso y más porque sin ellos, sería yo un perfecto inútil que no sabría como llegar ni a la esquina…En fin, no veo como pueda volver a confiar en ellos…

-Te entiendo, es muy difícil dejarse conducir por alguien en quien no confías. Pero te aseguro que ahora todo va ha ser diferente. Tu nuevo Lazarillo ha estudiado para serlo, no te robará, será el compañero discreto y fiel que tanto has buscado, se sentirá satisfecho si le das casa, comida y cuidas de él en la enfermedad; ten por seguro que estará dispuesto a dar su vida por la tuya. ¡Créeme amigo ciego que él es lo que siempre has buscado!

-¿Estás seguro que no me engañará, que no se robará mi dinero, que no me meterá en charcos, ni hará que pise inmundicias y que tampoco me dejará abandonado a mi suerte cuando más lo necesito?

-Sí, así es, podrás confiar totalmente en él, pero habrás de tomar en cuenta que no te resolverá la vida. Tu nuevo Lazarillo, si lo aceptas, solo te prevendrá de los peligros cuando camines por las calles de la ciudad pero quien tendrá que saber a donde quieres ir y como, serás tú…Tendrás que esforzarte por comunicarte con él como nunca lo has hecho con tus anteriores Lazarillos, pues no habla, ladra…

Fin de la historia.

La moraleja es que el ciego necesita confiar en su lazarillo para dejarse conducir y que el éxito de la pareja ciego – lazarillo depende justamente de la confianza. Conclusión que también es perfectamente aplicable para los ciudadanos, empleados, miembros de cualquier tipo de organización ó comunidad que requiera de un liderazgo. Para que ellos estén dispuestos a dejarse conducir y contribuir a lograr las metas de la comunidad necesitan confiar en sus líderes. Pero…

¿Cómo confiar en diputados que pagan impuestos pero que no los pagan? ¿Cómo confiar en mandatarios con familias incómodas? ¿En funcionarios que actúan como empresarios? ¿En empresarios ricos con empresas y empleados pobres? ¿En gobernadores preciosos, dadivosos, cariñosos y demás calificativos? ¿En funcionarios que se reparten con la cuchara grande? ¿En policías que asaltan a los asaltantes y a quien se deja y a quien no se deja también? ¿Cómo confiar en los impunes que castigan a inocentes? ¿Cómo confiar en quienes por complicidad, ignorancia u omisión tienen al país sumido en la incertidumbre y el temor?

¿Cómo transformar la apatía y la desconfianza en el entusiasmo y compromiso de todos hacia un esfuerzo transformador? La respuesta es simple: repartir equitativamente la riqueza sin embargo esto no es una tarea sencilla pues cuando de esto se trata, prevalece en la mayoría de los casos el comportamiento avaricioso y mezquino de quienes con visión estrecha no ven más allá de lo que miran sus ojos y que por esa misma razón no miden el impacto de sus acciones en la sustentabilidad de las cadenas productivas en las que participan. Cada cuál lleva agua a su molino y barre su pedacito sin importarle lo que le ocurra al vecino.

La forma lograr ese compromiso y entusiasmo sería construyendo una visión de futuro compartida que permita conocer a todos cuál es la medida de su participación y en consecuencia lo que en justicia, con equidad, le corresponde del valor creado al final de la cadena en la que participa. En comunidades pequeñas siempre es posible desarrollar una visión de futuro compartida con la participación de todos, sin embargo, en una comunidad numerosa, dispersa en una amplia y diversa geografía, multiétnica, multicultural, con contrastes enormes en cuanto a educación y economías como lo es nuestro país, la tarea constituye todo un desafío prácticamente imposible de vencer.

Pero no imposible, yo todavía creo que los Santos Reyes nos traerán entre otros muchos regalos… que los diputados devuelvan el dinero de los impuestos que pagaron pero que se regresaron, que las familias incomodas donen sus fortunas mal habidas a las causas justas, que los funcionarios acepten vivir con la medianía que les permitan sus salarios y no con el lujo que les permiten los negocios que hacen al amparo de sus encargos, que los políticos se comprometan al bien común y no al propio, que los empresarios declaren lo que realmente ingresan y paguen buenos aguinaldos, que los burócratas de ventanilla se olviden de pedir para los “chescos”, que los medios informen lo que deben no lo que les conviene o lo que les ordenan, que los agentes de tránsito dejen de morder, que los policías de asaltar a los que no deben y metan a la cárcel a los que si la deben, que los de la cuadra barran su banqueta, saquen la basura a tiempo y saluden al vecino…

Y ya le paro porque la carta a los Santos Reyes no terminaría nunca y pensándolo bien ellos traen regalos, no hacen milagros…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 7 de diciembre de 2008

La privacidad en Internet ¿Cuál?

En la Internet todo deja huella, se registra y se analiza. Basta hacer una búsqueda en Google, Yahoo, Alta Vista ó cualquier otro buscador para que se registre en alguna base de datos nuestra actividad al utilizar esos prodigios de la tecnología de información que se han convertido en una herramienta indispensable para los 22 millones de internautas que cotidianamente visitan la red en México.

¿Te interesa conocer algo sobre algún tema? ¡GoogleIt! ¿Buscas a un amigo ó enemigo; a un cliente o un proveedor, la nueva Ley sobre el tabaco, la población de Timboctú? ¡GoogleIt! ¡GoogleIt! GoogleIt es el nuevo término que se ha acuñado para decir búscalo en la Internet ¡seguro lo encuentras! Y normalmente así ocurre.

¿Sabía usted que el índice de interés -calculado por Google Insights- de los usuarios de la Internet en México en el tema de “la seguridad” subió abruptamente en el mes de agosto de niveles inferiores a 40 puntos a más de 60 y se ha mantenido a partir de entonces? ¿Qué el Distrito Federal, Baja California, Jalisco y Nuevo León en orden descendente son los que muestran mayor interés en el tema en tanto que a Baja California Sur aparentemente no le interesa?

¿Qué el interés mostrado por los usuarios en la muerte de Juan Camilo Mouriño fue similar al mostrado por las elecciones presidenciales de los Estados Unidos, duró escasamente un mes y que ya prácticamente desapareció?

¿Qué en los últimos 7 días el fallecido Carlos Abascal, las tarjetas navideñas, el equipo de futbol Cruz Azul y el hule, si el hule, fueron los temas preferidos de los Internautas en México? El hule en los estados de Nuevo León, Jalisco y el Distrito Federal.

Los resultados son francamente sorprendentes y estremecedores por todo lo que implica para nuestra privacidad y seguridad pues no solo se registra lo que buscamos. También se registra las páginas que visitamos, las noticias que leemos, los productos que compramos, las horas que empleamos frente a la computadora, en fin todo lo que hacemos al momento de conectarnos al mundo de la Internet.

Hoy día la cantidad de información que existe sobre una persona en la Internet permite conocer prácticamente todo de ella y aún más, si esta inscrita en cualquiera de las redes sociales como Facebook, y Hi5 que ofrecen información de tus amistades, familiares, eventos en los que participas, los lugares que conoces, tu nivel de vida y todo absolutamente todo está al alcance de unos cuantos clicks del ratón de quien, bien o mal intencionado, ponga sus ojos en nosotros.

Y si de hacer maldades se trata, el asunto se pone peor. Bastan conocimientos y programas que se pueden obtener muy fácilmente para que un delincuente pueda robar, extorsionar, secuestrar, intimidar o corromper a los ingenuos internautas de todas las edades que se ponen en peligro al publicar sus datos personales o no adoptan medidas preventivas para proteger sus equipos de intrusos. Si esto lo puede hacer un estudiante, ¿Se imagina usted lo que puede hacer un gobierno mal intencionado, un proveedor de servicios de internet o la delincuencia organizada?

La Internet en un medio de comunicación, de información, de hacer negocio, etcétera que sin duda alguna es el avance de nuestro siglo. Lamentablemente también representa un riesgo real sobre el que debemos tomar conciencia y en consecuencia protegernos.

De no hacerlo, el impacto sobre nuestra familia, nuestro patrimonio y nosotros mismos es imprevisible.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 30 de noviembre de 2008

Los regalos de Papá Noel…

Las pantallas de la sala de control operativo –el último grito de la moda en tecnología- mostraban el estado de las líneas de producción de juguetes a un Santa Claus verdaderamente preocupado. El retraso en la instalación de las computadoras, los sistemas de soporte, la implantación de los complejos sistemas de información y la curva de aprendizaje de su personal, lo tenían a punto de la desesperación pues estaba en riesgo de no cumplir los deseos navideños de millones de niños de todas las edades, porqué han de saber estimados lectores, que ser niño no es cuestión de años cumplidos…

Santa estaba realmente arrepentido de haber hecho caso a los consultores –y al equipo de duendes encargados de los procesos de innovación tecnológica- que le prometieron el oro y el morro. Le habían dicho que todo estaría listo y a punto para iniciar la producción en la temporada navideña, pero no esta, ¡la anterior! solo que como siempre pasa, nunca leyó o no pudo ver –recuerden que usa lentes de fondo de botella- la letra chiquita en los contratos que decía…. “Cumpliremos salvo causas de fuerza mayor…” Causas de fuerza mayor que incluían, entre otras cosas, las condiciones meteorológicas extremas –frío de la chiflusca- que, como ustedes y yo conocemos, prevalecen todo el año en la fábrica de juguetes de Santa. ¡Dos años se llevó el proyecto cuando esperaban concluirlo en tan solo 6 meses!

La buena noticia era que todo estaba funcionando a la perfección. Las líneas de producción ahora empleaban robots de última generación (los duendes se encargaban solo del control de calidad, de capturar los pedidos y otras actividades de soporte) estaban funcionando a toda su capacidad y si nada fallaba, la entrega empezaría justo a tiempo para que DHL hiciera llegar los regalos a quienes los esperaban ansiosos en todo el mundo… Se preguntaran ¿Y los renos? Siento decirles que jubilaron a los renos y a alguno que otro duende consecuencia de la política de “outsourcing” para optimizar costos.

Hasta ahí todo era lo mismo de años anteriores, nueva tecnología pero al fin y al cabo lo mismo, con una pequeña salvedad…el alcance de las operaciones había sido extendido como resultado de un cuidadoso ejercicio de planeación estratégica. El Plan de Negocios de Santa Claus Inc., que por cierto ya cotizaba en la bolsa de Nueva York; había sido aprobado por el consejo de administración en fecha reciente e incluía dar regalos ya no solo a niños y adultos que no han olvidado al niño que llevan dentro, si no también a países enteros lo que era todo un reto, ¡obligaba a Santa a estar al tanto de todo lo que ocurría en el mundo como si no tuviera ya mucho que hacer!

Para esto, una de las innovaciones que recién estrenaba, además de la información y control en línea de las operaciones de la fábrica de juguetes, era el constante flujo de información que se desplegaba continuamente en las pantallas de su juguete nuevo, la sala de control operativo. La información de las casas de bolsa Dow Jones, Nasdaq; de las agencias noticiosas la CNN, la BBC de Londres, France Press, EFE, Notimex y muy particularmente de las empresas encuestadoras era utilizada por los duendes especialistas en el análisis de información de mercados donde aplicaban modelos computarizados muy complejos con variables económicas, demográficas, culturales, etcétera para estimar las tendencias de la opinión ciudadana de un país, conocer sus preferencias y así recomendar los regalos más adecuados a un Santa que aún se hacía bolas con la jerga estadística del “marketing”.

Aun y que todo parecía estar bien la situación era complicada, los programas de producción de juguetes que se concluían normalmente al cierre del segundo trimestre del año previo, en esta ocasión, en razón de los retrasos en la entrega de los sistemas, estuvieron listos solo hasta finales de agosto; el consejo de administración si bien aprobó el nuevo Plan de Negocios solo hasta diciembre autorizó el presupuesto… En fin, que en esos días el pobre de Santa Claus ya no sabía a que santo encomendarse; el estrés lo agobiaba pues los tiempos estaban apretadísimos, sin embargo nunca había quedado mal y este año no sería la excepción así que sacando fuerzas de flaqueza, al ritmo de los villancicos, olvidó sus temores para concentrarse en el trabajo hasta que las alarmas de su cuarto de control se tornaron del amarillo pálido –nunca estuvieron en verde- a tonos más subidos y de ahí al rojo en solo unos minutos al tiempo que el duende jefe de analistas entraba con una expresión de pánico en el rostro…

-Señor, tenemos un problema… -¿Uno?, mas bien diría yo que muchos - contesto Papá Noel llevándose la mano a la cabeza abrumado… ¿Qué pasa ahora?

-Nuestras más recientes estimaciones indican que los consumidores americanos se quedarán sin dinero para pagar las hipotecas, las colegiaturas de los niños, el préstamo del coche, el combustible y demás chunches. El índice de confianza de los consumidores caerá por los suelos… ¡dejarán de comprar! El resto de las economías, Japón, Alemania, Francia... se verán en serios problemas… el escenario más plausible será una recesión global sin precedentes… En lo que a nosotros toca nos cancelarán muchos pedidos y el valor de nuestra acción perderá más de un 50% en unos pocos días… Señor, ¿Qué hacemos señor? –Por lo pronto reúne al equipo duende de control de crisis y ni una palabra de esto a nadie… ¿Entendido?

Sala de control de crisis, 10 minutos más tarde, el silencio que se podía cortar con tijeras fue roto por la voz firme de un Santa Claus en pleno control de la situación… -Señores, no les voy a mentir, se acercan momentos difíciles para el mundo… He puesto al tanto de la situación al Consejo de Administración y ellos me han felicitado por el regalo que decidí dar al mundo en forma de una recesión global y una crisis financiera que no tendrá precedentes. Como medida complementaria he decidido dar el siguiente regalo al pueblo de los Estados Unidos: Barack Obama ganará la carrera presidencial. También les pido disculpas a todos ustedes por mantener esta operación en secreto y más aún por el susto, pero como entenderán no siempre les puedo informar de todos los regalos que decido dar. Una última cosa, señor duende jefe de finanzas, antes de que se caiga la bolsa por favor… venda, venda…

La crisis financiera y la recesión son un hecho, podemos elegir sufrirla o aprovecharla como un magnífico regalo que nos brinda la oportunidad a muchos de aprender en cabeza ajena y a otros de recomponer sus vidas…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 23 de noviembre de 2008

De la Revolución y el desfile del 20...

Corría el año de 1888 cuando la Tía Lencha, hija de Mamá Siveria, nació en la Huasteca Veracruzana justo el mismo año cuando el Circo Atayde abrió sus carpas...

Le recuerdo hermosa, con el cabello inmaculadamente blanco, delgada, con el rostro surcado por profundas arrugas, siempre acompañada de los inseparables cigarros que en la niñez presumía de forjar a mano hasta que finalmente concedió paso a la modernidad para fumar argentinos, aquellos de cajetilla blanca riveteada de filos azules envuelta en papel celofán…

Ella tenía veintidós años cuando estalló la Revolución Mexicana. Juventud perdida entre el ir y venir de los grupos revolucionarios, los enfrentamientos en 10 años de lucha, el sufrimiento y la muerte de millones de víctimas que fueron el dolor del larguísimo parto del México deseado que parece aun no concluye.

¡Ahí vienen los villistas! Nos decía y a poner todos cara de villistas, esconder la honra y el oro dejando poquito para cambiarlo por bilimbiques villistas… ¡Ahí vienen los carrancistas! Y vuelta la burra al trigo, todos a cambiar de cara y a esconder la honra y el oro dejando poquito para cambiarlo ahora por bilimbiques carrancistas que los otros ni para papel tapiz servían…

La lucha por el sufragio efectivo y la no reelección, llevó a Francisco I. Madero a proclamar en San Antonio, Texas el Plan de San Luis donde convocó a todos los ciudadanos a tomar las armas el 20 de noviembre de 1910 “para arrojar del poder a las autoridades que actualmente nos gobiernan” 10 años después la revolución triunfó, dieron inicio las celebraciones, pero solo 16 años más tarde llegó el desfile y cuando lo hizo ahí estuvo siempre la Tia Lencha…

El día 20 de alguno de esos años, cuando aún yo no desfilaba, me tocó acarrear la silla, la sombrilla, acomodarla “en la sombrita” como cariñosamente solicitaba solo para ver después como se perdía su mirada al paso de los contingentes sumida en los recuerdos de aquellos tiempos…Hoy ya no hay mas Tía Lencha, se nos fue a sus 95 años, le sobrevivimos muchos, pero no lo hicieron sus recuerdos, pues no hay más desfile, ni celebración. Celebración que finalmente no era la de ella pues no tenía pintado el color de ningún partido.

Pero si pertenecían a ella los recuerdos de los muertos propios y ajenos, el sufrimiento y el dolor de parto que ahora ya nadie más entiende. El 20 de noviembre no era la parafernalia partidista, era el memorial de respeto a tantos que se sacrificaron en el anonimato pensando en un México que quiere, que puede ser mejor.

Como Tony Meléndez quien dijo “Yo quiero, yo puedo” y a quien agradezco su mensaje que es él mismo. Gracias a la Fundación Cangrejera por la voluntad, humildad y ausencia de protagonismos con la que han conducido su altruismo a favor de los niños con capacidades diferentes; gracias a todos los que trabajan por el bien común.

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Agradezco a las autoridades que han dispuesto los operativos de “seguridad”, sin embargo les pediría respetuosamente que no permitan que se conviertan en operativos de extorsión. El pasado viernes por la noche, regresaba a casa acompañado por mi esposa, me marcaron el alto al mismo tiempo que sorprendentemente dejaron pasar un auto con los cristales polarizados. El “oficial” que dirigía el “operativo” solicitó la licencia y la tarjeta de circulación. Parsimonioso, revisó los documentos con la cabeza agachada, cuando la levantó lo hizo con una sonrisa cínica para espetar: -Yo a Usted lo conozco, ¿no anda usted borracho como la semana pasada cuando lo dejé ir?

No me costó trabajo hacer caso omiso a la intimidación y continuar mi camino. Los hechos son 1) No había cometido ninguna infracción y conducía a una velocidad moderada; 2) Pudieron detener a un auto con cristales polarizados que ameritaba una revisión de seguridad en cambio me detuvieron a mí; 3) El “oficial” mintió, ni me conocía, ni antes me dejó ir, y yo no estaba borracho.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 16 de noviembre de 2008

Las vueltas que da la vida...

Uno propone y Dios dispone. Si señor… planes, programas, intenciones todo queda en propuesta y las cosas terminan siendo, ni más ni menos, como nunca lo previmos pues la vida da muchas vueltas, algunas veces de tan despacito que ni se notan, otras tantas de tan rápido que espantan…

Vivimos en un mundo de recetas inventadas que nos dicen que el mole no nos gusta cuando de lo que no gustamos son de las manchas en la camisa... Vivimos en un mundo de dilemas entre lo que deseamos y lo que se necesita; entre lo que hubiera sido y realmente fue… entre lo que nos gustaría y lo que simplemente es… Vivimos en la lucha por el bienestar cuando no se sabe bien a bien lo que realmente significa que recuerda aquel patrón piensa que el pobre soy yo...

Vivimos tan sujetos a nuestros apegos olvidando que afuera hay mundo... buscando ser buenos cuando la bondad solo por la maldad se define… sintiéndonos víctimas cuando nosotros creamos a los victimarios… Y eso como personas que somos, pero también como país, pudiendo ser diferentes solo por no dejar…

Olvidando los deseos para resolver las necesidades; olvidando lo que hubiera sido para reconocer lo que es; olvidando el prado ajeno para disfrutar del propio; olvidando lo que ya fue para resolver lo de hoy.

El mundo entero hoy toma nota en la crisis que no todo es el mercado pero que tampoco es el estado… también que el reto se enfrenta sumando sin asumirse como víctimas si no como iguales, que los gigantes no lo son tanto y los pequeños tampoco…

México toma nota en la crisis que no se finca gobierno en los hombres si no en las instituciones porque estas permanecen y los hombres mueren…Que las instituciones no deben tener color si no grandeza, en razón de los hombres que conocen que los granos de arena son los que hacen playa…

Hombres que saben que la realidad permanece solo lo justo para expresar más planes, más programas, mas intenciones que igual quedan en propuesta pues, si señor… la vida da muchas vueltas, algunas veces de tan despacito que no se notan y otras tantas, de tan rápido que espantan…

Después de un periodo de relativa estabilidad que inició a partir de la caída del muro de Berlín, los habitantes del mundo encaramos un nuevo contexto caracterizado ahora por la crisis financiera de alcance global, los efectos de la recesión de la economía americana que arrastra a las otras grandes economías del mundo, el impacto climático y las exigencias ambientalistas, las naciones que recuperan gradualmente el control de sus recursos naturales con un discurso de franco desafío a las hegemonías tradicionales, el incremento del terrorismo y el narcotráfico, el agotamiento de las reservas de petróleo y gas natural, el sincretismo cultural favorecido por las tecnologías de la información y el avance en los medios de comunicación electrónicos y la creciente participación ciudadana que exige de la clase política una actitud diferente sin los fundamentalismos ideológicos que separan para emprender la búsqueda conjunta de soluciones pues los paradigmas tradicionales simplemente ya no funcionan.

¿Hasta a donde podremos llegar? Dependerá de la suma de sus pequeñas grandes acciones cotidianas por que ¿sabe usted?

Son los granos de arena los que hacen playa…

Reflexión: La humildad no está reñida con el ego pues las dos se necesitan porque… ¡Qué lindo es el vino! / El que se bebe en la casa del que está limpio por dentro y tiene brillando el alma… Así pues ni alcohólico, ni abstemio…

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 9 de noviembre de 2008

Víctor, Mike, Charly ¿Me escucha?

Poza Rica de Hidalgo Ver. 26 de enero de 1970.- El ceño fruncido y la cara de preocupación de mi Madre no auguraban nada bueno… en cuanto me vio, el tono del interrogatorio no dejó lugar a dudas ¿Dónde está tu licencia de conducir? ¿Dónde andabas? ¿Qué te pasó? Me dijeron que te perseguía la policía y después que el coche estaba estacionado frente al palacio municipal… ¿Qué hiciste?

Todo inició al pie de la escalera del estrado donde Luis Echeverría iniciaba un acto más de campaña ante miles de trabajadores petroleros cuando de pronto, algo ocurrió y el candidato, alterado, se encaminó apresuradamente rumbo al hospital de Pemex que se encontraba muy cerca del lugar. A partir de ese momento todo sucedió muy rápidamente. La comitiva entró al hospital y nosotros, que conocíamos bien el edificio, lo hicimos por una puerta sin vigilancia del área de urgencias aun a tiempo para ver el rostro del candidato endurecerse apretando las mandíbulas cuando recibía los detalles del accidente de aviación donde acababan de perder la vida 14 de los periodistas que cubrían su campaña. No dudó en ordenar un transporte para acudir al lugar del accidente.

Nos fuimos entonces al aeropuerto a donde llegamos justo en el momento en que despegaba el primer helicóptero; otro más lo hizo entre las protestas de quienes no alcanzaron lugar… De entre ellos, un par, desesperados, a gritos preguntaron si sabíamos como llegar al cerro del Mesón, lugar donde había ocurrido el accidente. Nuestra respuesta fue inmediata, ¡Si, súbanse! Ya en el coche, los “periodistas” (nunca supe realmente si eso eran) me pidieron-ordenaron ir lo más rápido posible… ¡enciende los faros, toca el claxon! vamos, ¡muevete! ¡rápido!

Y así emprendimos una loca carrera que incluyó burlar una barrera policial colocada para alejar el tráfico del centro de la ciudad que en esos momentos estaba inundado por los miles de asistentes al mitin que retornaban a sus casas… Fue entonces cuando la patrulla de la policía nos persiguió… ¡no te pares! me dicen, ¿dónde está el palacio municipal? ¡Ahí, ahí, deténte! Me detengo y veo al oficial enfurecido que se dirige a mi auto. Yo me encargo, ¡sube la ventanilla y ni una palabra! dijo perentorio uno de los “periodistas”… ¿Qué fue lo que le dijo el “periodista” al oficial de policía? Ni idea, solo se que mi coche quedó estacionado frente al palacio municipal, que nosotros emprendimos de nuevo el camino a toda marcha ¡en la patrulla! con la sirena encendida… y que el oficial se quedó calladito a media calle…

Minutos después llegamos al lugar de la tragedia, la escena era sobrecogedora, los soldados colocaban en bolsas de plástico los restos mortales tomados de entre el fuselaje humeante y destrozado que se encontraba disperso en bosque, el candidato con la mirada perdida caminaba de regreso al helicóptero. Entonces mi excitación se torno en una profunda tristeza y volviendo la vista a la ciudad me arrepentí de estar ahí… Ese día los coches incendiados eran árboles, los restos calcinados del avión eran los de un Corvair XC-00K propiedad de la CFE no de un jet… Pero el olor a quemado, el dolor y la muerte fueron las mismas que las del martes pasado. Solo que en ese entonces nadie dudó de la causa oficial del accidente, “error del piloto” dijeron, salvo tal vez el candidato, pues él iba a viajar a Poza Rica ese día… en ese avión.

Hoy, rallando en el morbo, la impertinencia de las televisoras dio cobertura al accidente cuando el fuego aún calcinaba a las víctimas alimentando con sus comentarios a la especulación que no abona y si siembra la duda.

Hoy Guillermo, mi hijo, me dice que siente estar en un país extraño, porque esto que vemos dice, no es México, México es mejor.

Y tiene toda la razón.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 2 de noviembre de 2008

Símbolos patrios...

Señoras y Señores, el Sr. Presidente de la República…

Fueron las palabras del conjuro proferido por el maestro de ceremonias que transformó, por acto de magia, el murmullo de la impaciencia en el aplauso que los presentes ofrecieron al primer mandatario de la nación cuando al frente de su comitiva apareció al fondo del salón.

Lo sucedido entonces apenas fue perceptible. Ocurrió un brevísimo momento de duda que el Presidente salvó cuando decidió saludar de mano a quienes por razón del azar o de la oportunidad buscada, esperaban justo a la vera del pasillo que conducía al estrado.

Y así lo hizo, lentamente, con un rostro que denotaba ausencia, estrechó con gesto mecánico las manos de unos cuantos más de los cientos de miles que no recuerda pero que sabe que siempre han estado ahí… esperando en su mensaje la solución a los problemas de los cuales, todos y ninguno, los de antes y los ahí presentes, hemos sido y somos responsables…

Al finalizar, con una mano que de acostumbrada no se cansa, el jefe de las instituciones ocupó el lugar al centro, él que no tiene necesidad de letrero pues de tenerlo no sería el suyo. Pero lo hizo tan solo por los breves momentos que dilató la voz del mago para invitar a los presentes a entonar el Himno Nacional y rendir los honores de ordenanza que llevaron la mirada del Presidente a perderse en el infinito al tiempo que los acordes iniciaban y se escuchaba el emocionado cantar de las estrofas aprendidas desde niños…

Crisis, pero… ¿Qué es si no crisis lo que se desprende de la imagen del águila del escudo nacional, que es nuestro México, parada con su garra izquierda sobre un nopal y sujetando con la otra y con el pico, a una serpiente que es la representación de los males que nos aquejan? Crisis, sí, pero no de un águila pasiva esperando soluciones sino con las alas desplegadas combatiendo y devorando a sus enemigos.

Guerra, pero… ¿Qué no se nos ha gritado hasta el cansancio que estamos en una? Si, estamos en guerra pero en una donde pocos han tomado el acero y el bridón para defender lo que es nuestro… ¿Donde quedó nuestra palabra empeñada a la patria tantas veces en cánticos tan emocionados como inútiles?

¿Dónde quedó aquello de exhalar en sus aras, nuestro aliento si somos convocados a la lucha como lo hemos sido tantas veces? ¿Dónde quedaron las voces resonantes de unión y libertad?

¿Serán acaso nuestros males consecuencia de que quienes en esa ocasión y siempre cuando de cantar el Himno Nacional se trata, apenas lo musitan tal vez por la vergüenza de haberlo recitado tantas veces sin entender siquiera que no es ceremonial, si no esencia? Y el Presidente entonó el Himno, después habló y los presentes escucharon lo que quisieron escuchar por que de procurar soluciones… solo conocen de las propias.

La anterior es una brevísima crónica de lo acontecido el pasado viernes 30 de octubre del presente año durante la visita del Presidente de la Republica al acto de clausura del XL Foro Nacional de la Asociación Nacional de la Industria Química que reunió a senadores, secretarios de estado, empresarios, funcionarios, analistas internacionales donde, por cierto, el vaso de la petroquímica lució medio vacio como siempre.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 26 de octubre de 2008

Después de la reforma ¡A trabajar!

Don Petronilo, un venerable setentón, emprendía todos los días el camino a las instalaciones de la mina donde trabajaba como chofer de un automóvil de la empresa que de tan viejo, se caía a pedazos; y de tan frágil, que se movía de un lado al otro al paso de los otros vehículos que a fuerza de toques de bocina le conminaban a apartarse del camino.

Atado su destino a la mina por razones del todo incomprensibles, Don Petronilo acudía a cumplir con sus religiosas 8 horas -mas tiempo extra ¡naturalmente!- a las ordenes de un obeso y explotador patrón que en su opinión solo conocía de exigir dinero para mantener a una familia de desobligados buenos para nada.

Si bien flaco, cansado, ojeroso, triste… por dentro… pero con un aspecto relativamente saludable por fuera, en el fondo del corazón de nuestro amigo Petronilo brillaba aun la luz de la esperanza de un milagro para salir de su penosa circunstancia. Con esa plegaria en mente cerraba sus ojos al final de la jornada a la espera de un nuevo día que siempre esperaba promisorio pero que al final resultaba como siempre, deprimente.

Así las cosas, su máxima ilusión era conducir uno de aquellos flamantes, aerodinámicos y potentes autos de los que olía el escape y recibía insultos cada mañana. ¡Muevete! ¡héchate el carro al hombro! Y Petronilo aguante y aguante ¡vamos! que podían decir del modelito como el que él conducía, ya casi un clásico, prófugo del deshuesadero dirían otros desde hace ya muchos años… y era así pues todo era para el patrón y nada para la mina, casi abandonada a su suerte, con los tiros al punto del derrumbe, con las vetas a punto de agotarse, con una maquinaria que de tantos remiendos se descomponía un día si y otro también.

Sin embargo un buen día al cabo de casi 20 años de continuas quejas lo impensable ocurrió ¡soplaron vientos de cambio! y de pronto los enemigos irreconciliables, los que de la descalificación pasaban al insulto y de ahí a los golpes, los que nunca se podían poner de acuerdo, lo hicieron por primera vez promulgando nuevas leyes que no fueron las mejores pero tampoco las peores, se dijo en ese entonces que fueron las que podían ser.

También se dijo que las condiciones estaban dadas, que la mina podría ahora llegar a ser lo que fue, que ahora lo que faltaba era ponerse a trabajar…y un viento frío permeó hasta los huesos del setentón de Don Petronilo cuando reflexionó en sus achaques, en sus pesares... ¿Trabajar? ¿Yo? ¿A mis años? Está bien ya me dieron el sí pero ahora ¿Cómo?

Petróleos Mexicanos ante el cambio de circunstancias enfrenta los más grandes desafíos. El principal de todos serán los muchos “Don Petronilo” que hay en la émpresa y no necesariamente setentones. “Petronilos” con conocimientos, si; con experiencia, si; honrados, sí; pero flacos, tristes y sin ilusiones a fuerza de tantos años de ver como deterioraban paulatinamente la institución. La caja ya tiene nuevas herramientas ahora falta ver si se sabe que hacer con ellas.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 19 de octubre de 2008

Bisquets con nata...

Una de mis lectoras me hizo saber su gusto por el artículo de la semana pasada arguyendo que me salí de los temas trillados y por lo que pude ver en las estadísticas de consulta de mi blog, no se si por esa u otras razones, mis lectores fueron más de lo acostumbrado así que, apegándome al dato duro me dije, puede que tenga razón… En otras palabras lo que mi apreciada lectora quiso decir… fue “Toc, toc” –sonido de los nudillos chocando con mi cabeza- Enrique: “ya chole” de tanto hablar de la corrupción, la crisis, la inseguridad y de todo aquello que ya es cotidiano en nuestro querido México y el mundo.

Y así, con ese mensaje y las estadísticas del blog en mente las preguntas empezaron a revolotear cuál pajarillos ¿zopilotes? en mi cabeza… ¿Será, no que pueda, si no que mi lectora tenga razón? ¿Será que si el apego, que si la conciencia, que si la creación de valor, que si la equidad, que si las margaritas… ya aburrió a mis lectores?

Pues no lo sé de cierto, pero lo que sí se, es que después de pensarlo un rato a lo mejor la cuasi “depre” que ando cargando últimamente en mis espaldas no es causa de la andropausia si no que tiene sus raíces en la crisis financiera por aquello de que los bancos van a subir los intereses; o en la reforma petrolera por si se agotan las reservas; o que se pueden inundar las casas por vivir cerquita de la playa con eso del calentamiento global; o en la corrupción si alguien de los incómodos de la ex familia presidencial llega a comprar baratas las hipotecas; o por la inseguridad si la última letra del abecedario nos confunde con algún adinerado…

De ahí que después de sesuda reflexión le concedí la razón a mi lectora: ¡Ya chole! Mira que si no puede uno resolver lo propio, menos gana preocupándose por lo que los demás no pueden resolver. Siendo así, ni una gota de tinta más gastada en calamidades que si bien no son del todo ajenas, poco puedo hacer por resolverlas… ¿O será que sí? Pues será el sereno pero lo que es hoy, lo que se dice hoy ¡Ya chole! Ni una idea más para esa caterva de inútiles a los que, con el debido respeto les repito lo que ya les dijeron… si no pueden ¡renuncien! empezando por Bushito… así pues a buscar temas más agradables…

El resto de la semana fue de hurgar en el baúl de los temas y nada. Tan pronto encontraba uno digno de elogio del cual podríamos sentirnos orgullosos todos los mexicanos, de inmediato saltaba el “pero”. Pensé en las medallas de los juegos para-olímpicos y no bien lo hice, recordé los parches en los uniformes y que a nuestros campeones se les hizo chiquito el premio con aquello de los impuestos… Vino a mi mente el orgullo de tener un joven mexicano superdotado estudiando en una escuela de superdotados en Noruega y me saltó lo mal educado del chamaco… Y así un tema tras otro regresó al baúl en espera de mejores momentos. Terco insistí en la búsqueda, me dije, sigue buscando, habrá por ahí algún buen tema de interés general, de esos con buen “rating” que le llegue a mis lectores y que de paso sirva para sacudirme la “depre”.

Pero no, hasta el amanecer del día de hoy, el día de la entrega obligada, no encontré nada… ¡Chin! Me pregunté ¿Ahora de que escribo? Con eso desperté y con eso mismo salí mas tarde rumbo al desayuno dominguero haciéndoseme agua la boca con el delicioso bisquet cubierto de nata con un poquitín de azúcar que me aguardaba junto a una taza del mejor café de la ciudad… y así camino al restaurante saboreándome de antemano el bisquet, de pronto observé a una joven pareja que con el rostro feliz caminaba rumbo a la iglesia de su fe… más adelante a una muchacha con la vista al cielo al tiempo que alegre sostenía una conversación con su enamorado a juzgar por el rubor de sus mejillas… Más adelante a un hombre joven orgulloso caminando a lado de la madre que envolvía en el capullo de sus brazos al primer retoño de su amor… Y me dije ese es él tema, ¡en contra de eso no hay nada! Así que por favor…

Cierren sus ojos y recorran con su mente los milagros innumerables y cotidianos alrededor de ustedes que de tanto serlo no se les aprecia y maravíllense con ellos… Imaginen a la gente buena que como ustedes se esforzó en su momento para hacerlos realidad; al artesano que hizo el obsequio que recibieron de tierras lejanas; a los miles de científicos, ingenieros, técnicos, obreros que hicieron posible las maravillas de la tecnología que disfrutan en sus hogares…

Ahora imaginen que están en el lugar más alto desde el cual puedan ver el horizonte con la ciudad a sus pies… y cuando estén ahí piensen en la sonrisa de felicidad y el sentimiento de amor de las más de 300 mil Mamás que en el mundo dieron a luz en las últimas 24 horas, piensen que ustedes se funden en ese amor…

Por favor cierren sus ojos y recuerden ahora a toda la gente buena que en algún momento de su vida les brindó apoyo sin esperar nada a cambio. Piensen en lo que podrían lograr haciendo lo mismo por alguien más, sin esperar nada a cambio. Seguro que será mejor que hacer recuento de las calamidades, al menos por hoy.

Y que les cuento… ¡Ya no había bisquets con nata!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 12 de octubre de 2008

Tarde de toros...

No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo pero han de saber que eventualmente viajo a la ciudad de México por cuestiones de trabajo y que la historia de hoy corresponde al último de esos mis viajes de “voy” rumbo a la capital en el primer vuelo y “vengo” a casa en el último del día. “Voy, vengo pues…” Empezamos…

06:00 AM Despertar y vestir el uniforme chilango por excelencia ¡el traje! 7:00 AM Salir a esperar en la banqueta a donde me dan las 7:05, las 7:10, las 7:15 y el “aventón” ¡nunca llega! Activar el plan b, sacar de volada el coche, correr al cajero, “volar” al aeropuerto; solo me quito el cinturón –el guardia estaba de buen modo- para superar el control de seguridad del aeropuerto, abordar, escuchar por enésima ocasión las instrucciones de seguridad al tiempo que una aeromoza -que vio pasar ya sus años mozos- hace la calistenia habitual para señalar las salidas de emergencia, las mascarillas de oxígeno, a la que escucho “con toda atención” para no parecer mal educado. Superar la tensión del despegue para relajarme después en medio de turbulencias entre “ligeras y moderadas” que hacen brincar, igualmente entre ligera y moderadamente a la nota del periódico que me esfuerzo por leer…

El aterrizaje de regular a bueno, –el avión no rebotó más de una vez- corro a la fila del taxi para salir rumbo a la cita, llego con tiempo para un "tente en pie" en el Sanborn’s de la esquina, el café ¡a todo dar! y el pan de muerto ¡buenísimo! servido por una mesera de la segunda ¿tercera? edad de lo más amable y... hum... listo, ¡barriga llena y corazón contento! Ahora si... ¡a la faena! ¡Venga la reunión con los auditores que nos harán lo que el viento a Juárez!

12:30 en punto, ya en el ruedo con el público impaciente se abre la puerta de toriles por donde salen al ruedo no uno, ni dos, ni tres ¡cinco toros-auditores de lidia! listos a coger entre sus astas a los temblorosos integrantes-funcionarios públicos de la cuadrilla... Pronto la afición muestra su entusiasmo con el primer ¡Ole! de la tarde por el magistral pase del matador ante la primera embestida. ¡Uff! exclaman cuando por poco se llevan entre las patas al de las banderillas... finalmente todo termina en un empate... nada para nadie, ni sangre, ni dolor en la arena... ¡será para la próxima! Y así regresan con enfado los toros-auditores a los corrales... y la cuadrilla a comer y brindar por el "éxito" obtenido, a realizar el recuento de los daños y ordenar el remiendo del terno de luces para la próxima y definitoria faena donde seguramente la sangre llegará a la arena... y los pañuelos pintaran de blanco el graderío exigiendo el indulto del toro ó las orejas y el rabo para el matador…

15:30 PM ¡Al aeropuerto por favor que ya nos vamos! Qué si... ¿tuvo feliz estancia? ¿El tráfico está del demonio? ¿Llegaremos a tiempo? la charla mata los minutos del tedioso recorrido hasta llegar justo a tiempo para abordar el avión… pero, ¡nunca falta un pero! La voz cada vez más fea -que me recuerda la de las estaciones de autobuses- nos trae el anuncio mas odiado -Su atención por favor pasajeros del vuelo 9323 con destino al aeropuerto de Minatitlán se les informa que por las condiciones meteorológicas su vuelo está retrasado…- anuncio tras el cual un diligente empleado de la aerolínea nos invita a esperar en el salón “ejecutivo” donde dice encontraremos refrescos, bebidas, pastelillos y demás chunches cortesía de la casa para hacer menos cansada la espera…

¡Y ahí vamos! Como cuando se espera que la tienda agote la oferta –en este caso las bebidas-, nos dirigimos en tropel al ponderado salón solo para que justo al momento de dar el primer trago, antes siquiera de tocar la botana, el mismo empleado con la misma sonrisa amable –pintada seguramente- nos apresura a regresar a la sala de última espera para bordar el avión ¿Por qué le dirán así? ¡Dan ñanaras!

Y el enojo surge de pronto, a repelar todos por el desperdicio, se exige tiempo para dar cuenta de la bebida recién servida, solo que no hay pero que valga para el mensajero y de nuevo ahí vamos solo que ahora a pasito “tun tun” refunfuñando por la oportunidad perdida de cortar una flor del jardín de la aerolínea…De nuevo a sacar el boleto y la identificación, presentarlo a otro empleado –este con cara de ya estoy por acabar mi turno- recorrer los largos pasillos, embarcarse en el autobús, contar historias trágicas de aviones para fastidiar a los que transpiran el miedito que les da subirse a estos prodigios de la aviación –sobre todo cuando se espera que se mueva como batidora- saludar a la aeromoza, acomodarse en el asiento y ¡Oh, sorpresa! no pasa nada… los motores apagados… ¡Malandrines, ya entiendo! Nos vieron con muchas ganas de acabar con su despensa y prefirieron encerrarnos en la cabina del avión… Finalmente después de 15 o 20 minutos de larga espera con la advertencia de que si el tiempo no mejora regresaremos a la capital, escucho y siento la vibración de los motores que invitan a prepararse, de súbito el “arrancón” del despegue que en estos aviones si se siente y la vista que nunca deja de maravillar, de la gran ciudad a tus pies… Solo que hoy el paisaje es diferente, con la vista al infinito embelesado me captura la maravillosa sinfonía de colores de una puesta de sol que se difunde entre las nubes blancas que de tan blancas deslumbran y las negras, que de tan negras espantan enmarcando por momentos a un Don Goyo inquieto, humeante, tal vez enojado por nuestros desatinos, tal vez divertido, o simplemente indiferente pues conoce lo que ha sido y sabe que estará en lo que será. Y a su eterna compañera Iztaccihuatl la que no ve pues está dormida pero que acompaña el momento mágico que deseo interminable.

¿La crisis? ¡Cuál crisis! ¿La inseguridad? ¡Cuál inseguridad! ¿La corrupción? ¡Cuál corrupción ¡Humildad! es lo que respiro y debieran respirar todos los ciegos que no ven porque no quieren, escondidos tras la muralla que construyeron ellos mismos y ya olvidaron como cruzar… Y así del embeleso a la penumbra y de ahí al sueño y después al despertar en sobresaltos cuando una voz que no era de ángel anunció… “Sres. pasajeros estamos por iniciar nuestro descenso, favor de abrochar su cinturón, colocar el respaldo de sus asientos en posición vertical y abrir las cortinillas…” para dar paso a que los monstruos antes desvanecidos cobraran vida de nueva cuenta al conjuro del último anuncio del día “Señores pasajeros favor de permanecer en sus asientos por su propia seguridad hasta que el avión se haya detenido por completo en plataforma”

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 5 de octubre de 2008

Tristeza...

¡Todo era excitación! La ciudad se preparaba para dar la bienvenida al candidato que arribaría en unas cuantas horas a una colonia muy cercana a la escuela donde en esa época cursaba yo el sexto año de primaria. Los planes para irse de “pinta” estaban a punto, ese día no seríamos clientes de la tienda escolar pues tan pronto tocara el timbre del recreo encaminaríamos nuestros pasos al campo de juegos donde, bien oculta tras unos arbustos, estaba la rendija secreta que, de cuando en cuando, nos permitía correr las aventuras que no pueden faltar en la experiencia de todo jovencito que se respete…

Y así se dieron las cosas, salimos al recreo, la guardia pretoriana de la escuela se descuidó –como siempre- y ni tardos ni perezosos minutos más tarde nos encontramos entre cientos tal vez miles de acarreados, curiosos y otros escolapios “de pinta” que esperaban el arribo de la comitiva que no se hizo esperar.

Muy pronto, entre porras, confeti y uno que otro recordatorio familiar (no al candidato naturalmente, si no al abusivo que siempre quiere ubicarse en la primera fila a costa de empujones y codazos) el autobús se acercó lentamente hasta detenerse precisamente donde estaba yo tratando de no perder el equilibrio, la cámara, los lentes o los dientes pues como comprenderán en esos años mi talla no correspondía de ninguna manera a la de los militantes y chismosos que arremolinados buscaban llamar la atención del candidato quien, exultante, con la sonrisa a pleno les saludaba desde la ventanilla justo a unos cuantos centímetros arriba de mi cabeza.

Y el momento esperado llegó, la mirada del futuro tlatoani y su sonrisa posaron para mí los instantes necesarios para lograr la foto que entre movida y fuera de foco fue mi tesoro por un buen tiempo en ese año de 1964.

Cuatro años más tarde ahora era el país quien estaba alborotado pero con otro motivo, el estribillo “De colores, de colores se visten los campos y las azucenas…” con música de estudiantina anunciaba la llegada de la televisión a color con motivo de las próximas olimpiadas que ocurrirían en México ¡Mí país! Nadie hablaba de otra cosa hasta que casi sin sentirlo, todo cambio… las noticias llegaban a cuenta gotas, se hablaba del movimiento de huelga de los estudiantes, de la toma de la universidad sin saber nadie a ciencia cierta nada… como casi nadie supo de la manifestación que fue disuelta rápidamente en nuestra ciudad para perderse en las sombras, en el rumor, en la nada… al igual como días más tarde se disolvieron las noticias del 2 de octubre tras los escenarios y la parafernalia de los Juegos de la XIX Olimpiada gallardamente resguardados por el Batallón Olimpia…

Vinieron después los años de las grandes decisiones, ¿Ciencias, biológicas o humanidades? ¿Ingeniería ó física?, que me llevaron en el año de 1970 a transitar cotidianamente junto a la estatua de Prometeo, ahí donde Dr. Moshisnky, desde la ventana desde el ¿tercer? piso de la Torre Ciencias, pedía a gritos silencio para que lo dejáramos trabajar; rumbo al centro del movimiento estudiantil en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México donde las encendidas asambleas, la crispación y las diatribas de los líderes que restaban del movimiento del 68, el oscuro cubículo del Comité de Lucha con imágenes del Ché y consignas pintadas en sus paredes y las historias que se contaban provocaban un callado temor en quienes como yo apenas atinábamos a entender lo que había atrás de todo eso.

Después volaron a la caza los “Halcones” un fatídico día jueves de corpus del año de 1971 para cometer su infamia en contra de los estudiantes del Casco de Santo Tomás y desaparecer junto con las almas de los muertos de ese día y otros días… Porque los “Halcones” no existieron, como tampoco los muertos grandes, ni los muertos chicos, ni el sufrimiento, ni el dolor, ni la angustia de tantos, en tantos lugares, que los fantasmas que tampoco existen, esconden y siguen escondiendo bajo el manto de la impunidad.

Y así un buen día el destino me llevó junto a un personaje que solo y taciturno conducía su auto por las calles de la gran ciudad. Dicen que la mirada “pesa” y ese día así fue, volvió su rostro y por un instante pintó aquella sonrisa franca, la que registró la instantánea que tome como recuerdo de un día “de pinta” cuando él, que era el candidato llegó a mi ciudad.

Hacen ya 44 años desde que estuve en aquel mitin donde conocí a Gustavo Díaz Ordaz, 40 años desde la masacre del 2 de Octubre y tal vez 30 años desde aquel encuentro fortuito en el periférico. Fui testigo de oídas de una historia que creció junto conmigo pero que realmente nunca pude dimensionar si no hasta ahora cuando el cinismo que cuestiona “dónde están los cientos de víctimas…” trata de enterrar lo que por su propia fuerza emerge y acusa.

Bastaría una sola víctima para no olvidar el 2 de Octubre, ni el jueves de corpus, ni los Acteales, ni las Aguas Blancas, ni la muerte de tantos inocentes no solo por las balas asesinas si no por la soberbia que condena a la desesperanza y al abandono.

Reconocimientos:

Muchos ciudadanos se unieron el año pasado para preservar nuestra playa y así, lo que hubiera sido una muestra más de la corrupción se convirtió en una plaza para beneficio de la comunidad. Hoy otro grupo de ciudadanos solicitan que en ese espacio ondee la Bandera de la Paz junto a nuestro Lábaro Patrio y en mi opinión no habría otro lugar más adecuado. Bienvenida la iniciativa de nombrar a esa plaza la “Plaza de la Paz” y todo mi reconocimiento a quienes contribuyen a sumar las voluntades para construir un México mejor.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 28 de septiembre de 2008

Al borde de la debacle...

¡Chin! ¡Qué gacho!

Ahora resulta que el león no es como lo pintan… El omnipotente, el autonombrado policía del mundo, el “bien” encarnado, el arquetipo del libre mercado y de la no intervención del estado, el campeón olímpico por antonomasia, el del orgullo americano resulta que no lo es tanto…

Dice el senador Barak Obama que están perdiendo en Afganistán donde Osama Bin Laden y su Al Qaeda están más fuertes que nunca; que les falló la “inteligencia” cuando decidieron la guerra en Irak; que deben entablar conversaciones con el “mal” representado por Irán, que ahora los chinos les han prestado dinero…

El presidente Busch dice ahora que libre, libre, lo que se dice libre, el mercado no es y que por lo tanto necesita dinerito de los contribuyentes USD ¡$700, 000, 000, 000.00! –Setecientos mil millones de dólares ¡hágame usted el favor!- para salvar a las empresas y a su economía en desgracia con un FOBAPROA a lo gringo que sería manejado en forma discrecional por el secretario del tesoro…Solo que menso, menso, lo que se dice del todo menso, el senado americano no es y se está tomando su tiempito para decidir…

Y resulta que todo deriva –dicen los economistas- de un problema de confianza de los consumidores… en el país… ¡Chin! ¡Qué gacho! ¿Y donde quedó el orgullo americano? ¿Será que lo empezaron a perder aquel fatídico 11s?¿En la guerra que les dijeron que ya habían ganado y resulta que siempre no, que va a tardar otro ratito?¿En las hipotecas que iban a poder pagar y ahora resulta que no les alcanza… porque la gasolina subió, porque en Walmart les racionaron el corn flakes, porque la coca, coca, no la coca cola, subió y les cuesta mas “relajarse”…? ¿Será que la confianza en si mismos quedó en China junto con las medallas que no pudieron traerse? ¿Será porqué en Nueva York los rascacielos ya no son los más grandes ni son suyos?

Será por lo que sea, pero el león definitivamente ya no es como lo pintan. El senador McCain repitió una y otra vez durante el pasado debate que el senador Barak Obama no comprende muchos de los argumentos fundamentalistas de una elite soberbia y voraz que ha colocado a su país al borde de la debacle política, militar y económica.

Sin embargo cuando dice el senador McCain que tienen que dar oportunidad a sus tropas para regresar, victoriosas y con honor; es él quien no ha logrado comprender que el verdadero honor está en reconocer los errores y rectificar con humildad; que el verdadero honor es contribuir a construir un mundo justo y equitativo; que el verdadero honor es evitar la muerte, la destrucción y el dolor de una guerra que nunca debió ser; que el verdadero honor está en no gastar cantidades millonarias financiadas con préstamos, recortes en salud, educación e incremento en los impuestos en tanto se derrumba su economía…

De continuar Estados Unidos en esa ruta, el daño colateral en las economías emergentes y particularmente en uno de sus principales socios comerciales, México, será mayúsculo por más que nuestro gobierno se vea optimista. Miles de trabajadores migratorios que fortalecen con sus remesas nuestra economía, serán los primeros despedidos. Los productores americanos buscarán desplazar sus productos a nuestros mercados ante la debilidad de los suyos. Los recursos para el crédito se verán disminuidos. El futuro visto así no es nada promisorio.

Lamentablemente lo único que si veo que el senador McCain comprende y muy bien, es que el senador Barak Obama ahora es el principal enemigo para todo lo que él, el senador Mc Cain representa.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

Chin. 2. interj. coloq. Méx. U. para expresar sorpresa o enfado de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.

Gacho, cha. 5. adj. Méx. Malo, feo, desagradable de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.

domingo, 21 de septiembre de 2008

¡Hay que salir en la foto!

Enfrentados a la inmensidad de la tragedia causada por el sismo de 1985, una vez superados los primeros minutos de pánico, los habitantes de la ciudad de México se unieron en un comportamiento colectivo que les permitió mitigar el dolor y el sufrimiento.

¿Qué fue lo que ocurrió en los primeros días? Simplemente se rompió temporalmente el paradigma del liderazgo ejercido por el poder en México. Los afectados no se sentaron a esperar las decisiones de quien se ve a si mismo como el único capaz de proveer soluciones a los complejos problemas de un pueblo tradicionalmente sumiso y mediatizado.

Sobrevino, como por arte de magia, el trabajo en equipo sustentado en la confianza, la coordinación, la comunicación, la colaboración, el compromiso, la solidaridad, el desprendimiento y la honestidad que surgieron, entre la gente hasta ese momento desconocida, como el vínculo primordial para enfrentar la catástrofe. Los ciudadanos en esos momentos, ante la inacción de la autoridad, eligieron asumir el liderazgo transformador que nuestro país requiere no solo para enfrentar las emergencias si no también, para conducir el esfuerzo de todos hacia una nueva y mejorada realidad nacional.

Ocurrió que los ciudadanos hicieron simplemente lo correcto: se convirtieron en líderes de si mismos y actuaron. Aplicaron lo mejor de ellos para resolver lo que estaba a su alcance. Decidieron lo que tenían que hacer, confiaron en gente desconocida, se coordinaron sin discutir ni pretender controlar a los demás, colaboraron sin esperar reconocimiento ni recompensa alguna, se comprometieron a enfrentar un reto superior a sus fuerzas, fueron solidarios con el más necesitado al margen de las propias tragedias.

Hoy nuestro país enfrenta desafíos de tal magnitud que solo podrán resolverse con el mismo tipo de liderazgo transformador que se ha hecho presente en catástrofes como la del sismo de 1985. En ese año la tragedia se presentó de súbito y los habitantes de la ciudad de México reaccionaron de inmediato en contraste con la experiencia de estos días, cuando la podredumbre que subyace se ha hecho evidente de a poco hasta llegar a los extremos que se han vivido. Y porque ha sido así, de a poco, la reacción no se ha dado con la contundencia que se requiere pero no solo para quejarse y marchar, si no también para comprometerse y ser proactivo en la construcción de soluciones antes que esperar que estas provengan de alguien más.

Cuando lo anterior se logra, cuando se asume la responsabilidad de ser nuestro propio líder, se abre la puerta a un enorme campo de acción con solo hacer lo correcto respecto de nosotros mismos, de nuestra familia, de nuestra colonia, de nuestra comunidad y de nuestro trabajo. Enfocando nuestra energía y competencias donde podemos contribuir al cambio y evaluar cotidianamente los resultados.

¿Qué el reto es muy grande para nuestras fuerzas? Si, si actuamos solos el reto será muy grande para nuestras fuerzas, pero si todos aportamos nuestro granito de arena podemos constituirnos en playa. ¿Saben ustedes porqué el que se mueve no sale en la foto? Es por que no le han dado “línea” o esta ha sido equivocada. Lamentablemente ese es el caso de México quien hasta ahora solo se ha movido en respuesta a la “línea” equivocada dictada por unos cuantos y de seguir así, jamás saldrá en la foto de las naciones que han logrado proveer de una vida digna a toda su población.

Sin embargo la solución está al alcance de nuestra mano, decida ser su propio líder y actúe. Aporte su granito de arena y seamos playa.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 14 de septiembre de 2008

México creo en tí...

El siguiente artículo lo escribí en septiembre de 1995 a propósito de las Fiestas Patrias, lamentablemente hoy no le puedo cambiar una sola letra… sigue vigente:

Esta frase, que en nuestra niñez demandaba el mayor de los esfuerzos para construirnos un futuro promisorio, el día de hoy no tiene mayor sentido.

¿Cuál es el México en el que debemos creer?

¿En el México de los privilegiados? ¿En el México de la pobreza extrema y la ignorancia? ¿En el México de una clase media endeudada, en peligro de extinción, sumisa y temerosa? ¿En el México de las “privatizaciones”? ¿En el México que nos pintó Salinas? ¿En el México de la corrupción generalizada, el narcotráfico y la violencia?...

Realmente no encuentro un México en el cual creer. Tendríamos que regresar a lo básico, darle plena vigencia a los principios fundamentales que hoy solo han sido teoría pisoteada una y mil veces: democracia, federalismo, municipio libre, derechos humanos, estado de derecho…

Banderas que han sido retomadas solo cada seis años, promesas incumplidas una y otra vez que han tornado a un pueblo decidido y solidario, que en 1938 se unió a un líder, su presidente el General Lázaro Cárdenas, en un pueblo que hoy ya no cree en nada.

Golpe tras golpe, la roca de la credibilidad del pueblo y la fe en las instituciones republicanas ha sido pulverizada. El daño está hecho y aún con las mejores intenciones recuperarlo será una labor muy, pero muy difícil.

Pudiera ser que nuestro presidente actual fuera el líder que buscamos, pudiera ser que su visión del México del futuro fuera la correcta, pudiera ser que su honestidad fuera real… pero lo que aún así le haría falta para superar la crisis es reencontrar a aquel pueblo decidido y solidario que en 1938 se unió en torno a su líder.

En estas fiestas patrias cabría la reflexión… ¿Qué es más importante, controlar las variables macro económicas o recuperar la fe que el pueblo ha perdido? ¿Cómo debería el gobierno hablarle al pueblo de México? ¿En términos de balanza comercial, tasas de interés, UDIS, ADE, etcétera o con hechos satisfaciendo el anhelo de justicia metiendo a la cárcel a los que han dispuesto y siguen disponiendo con impunidad del patrimonio del pueblo?

Debe evidenciarse la voluntad política de llegar hasta las ultimas consecuencias y cumplir fielmente, con transparencia lo que solo hasta ahora ha sido teoría; democracia, federalismo, municipio libre, derechos humanos, estado de derecho…

Y entonces, solo entonces se podría decir de nuevo: México creo en ti.

¡VIVA MÉXICO!

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

El día que mi mundo cambió

World Trade Center de la Ciudad de México (WTC), martes 11 de septiembre de 2001, 08:00 AM. Hoy a escasos 9 meses de asumir la Presidencia de la República Vicente Fox Quezada inaugurará el seminario anual de Tecnologías de la Información para el Desarrollo de la Administración Pública, (TIDAP).

Personal del Estado Mayor Presidencial controla los accesos, revisa minuciosamente los vehículos que ingresan al recinto y recorre los pasillos con perros entrenados que inquietos, olfatean a quienes hacemos fila para obtener el gafete. No tengo que esperar mucho para dar mi nombre y recibir la primera mala noticia del día: -lo siento señor, no aparece en la lista, siguiente por favor- Disgustado, salgo a la explanada anexa donde con el teléfono en ristre, doy vueltas como león enjaulado, intentando localizar sin éxito al responsable de mi inscripción al evento… ¿Y ahora qué? ¿Viajé en balde? Nooo… ¡Yo entro!

Como si me hubiera leído el pensamiento, una persona en las mismas circunstancias me dice, -no se preocupe, mi nombre tampoco apareció en la lista pero el Secretario está por llegar y entraremos con él. Y dicho y hecho, arribó. -Pégate, pégate- fue la instrucción y todos a la carga, entre empujones y codazos el Secretario se abrió paso hasta el primer control con la experiencia que solo pueden dar los años en el oficio…–ellos vienen conmigo exclamó, pásenle- Superado el primer trago amargo –solo para mi por supuesto- tras un breve recorrido, por fortuna ya sin codazos, llegamos al segundo control donde el encargado alcanzó a expresar –Perdón Señor Secretario pero…- -¡Que vienen conmigo hombre! Pásenle-

Ya en el salón, me dirijo a mi inesperado apoyo para agradecer el favor -Mil gracias por su ayuda señor, estuvimos a un tris de quedarnos afuera- -Ya, ya, tomen su lugar, el Señor Presidente no tarda en llegar…- ¡Suerte la mía! pensé para mis adentros, mira que entrar sin gafete y en tercera fila… ¡ni quien me lo crea!

La espera transcurre en medio de la charla acostumbrada en estos casos, -¿Dónde trabajas? ¿A qué te dedicas? ¿Llegaste hoy? ¿Tienes una tarjeta? - Lo siento se me acabaron… (¡Hace tres años! je je)... hasta que el sonido local anuncia con toda solemnidad la presencia en el recinto del Sr. Presidente de la República quien ocupa rápidamente el lugar principal en la mesa de honor en medio de un nutrido aplauso bajo el parpadeante resplandor de los flashes que iluminan brevemente el salón.

Acto seguido, se escucha el típico “toc, toc” del chocar del dedo del maestro de ceremonias contra el micrófono como preludio del inicio de la ceremonia…-Señores y señoras a continuación las palabras de nuestro Señor Presidente de la República, Vicente Fox Quezada- quien esbozando una sonrisa se dirige al atril para el ofrecer el discurso inaugural.

Vicente Fox solo alcanza a expresar unas cuantas palabras cuando un ayudante le entrega una tarjeta. Tras leerla, el Presidente muestra un rostro demudado y se dirige a la concurrencia: “Hoy el mundo entero --y aquí, en México-- iniciamos el día con esta noticia de alto impacto: este criminal acto terrorista, el cual rechazamos, tajantemente toda forma de violencia...” Un breve murmullo de sorpresa recorre el salón, -¿Qué pasa, sabes algo? Pregunté; –No- fue la breve respuesta y por la cara de quienes nos rodeaban nadie tenía la menor idea, salvo la percepción de que algo verdaderamente grave estaba ocurriendo.

Vicente Fox termina apresuradamente su discurso y a zancadas se dirige a la salida seguido de su comitiva a la que nos unimos tras el Secretario. Una vez afuera, me dirijo a la cafetería donde los televisores muestran la imagen humeante de la primera de las torres. No entiendo aún lo que pasa, solo cuando escucho la narración, justo en el momento cuando transmiten en vivo el impacto a la segunda de las torres me doy cuenta de que Estados Unidos está bajo ataque…

De súbito un miedo profundo permea mis entrañas. Con un hueco en el estómago imagino lo peor, la guerra total, la represalia inmediata, contundente e inmisericorde del gigante y un mundo incendiado llevado a los extremos por el resentimiento. Lentamente me encamino a la salida sin atinar a pensar mas nada, acompañado solo por el asombro, el desconcierto y el temor…

Ese día el mundo cambió. El terrorismo escaló a una nueva dimensión, el eje del mal se instituyó, se convocó a la guerra santa y las víctimas inocentes acumulan miles en cada bando.

En una guerra del bien contra el mal dice uno…

En una guerra del bien contra el mal dice el otro…

En una guerra de necios digo yo.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto

domingo, 7 de septiembre de 2008

Paso a pasito...

Hoy no escribiré ni de la reforma, ni de la pena de muerte, ni de la impunidad, ni de cosa alguna que se le parezca. Ahí está uno escribe y escribe sobre los pesares del mundo sin que se resuelva nada cuando seguramente hay mejores temas donde invertir el cacumen y la tinta. Así que ¿Cuál es el tema? Hum… ¡Ya sé!

Hace ya casi 14 años conocí a un personaje que forma parte del paisaje sabatino del malecón de Coatzacoalcos. Eso fue cuando un grupo de amigos dimos por reunirnos religiosamente cada semana a disfrutar la vista del mar, del chisme, de la risa franca y ¡por supuesto! de una que otra botana sin olvidar el correspondiente alipús ¿O es al revés? Siempre a la misma hora, siempre en la misma mesa, siempre quejándonos del servicio, pero siempre regresando, nosotros, a los que han dado en llamar los “Guavinos” tal vez por que así se llama el establecimiento o quizá con alguna otra mala intención…

Recuerdo cuando el personaje de esta historia apareció por primera vez en escena. Con la mirada al piso encorvado por el peso de los años, vestido con ropa modesta y su inseparable portafolio, apoyado en el bastón, avanzando paso a pasito con una lentitud desesperante que primero pensé fingida, como el preludio de la mano extendida de quien pide limosna…

Pero él siguió de largo como lo ha hecho durante todos estos años, si acaso saludando, sin pedir nunca nada, sin decir nunca nada… salvo en aquella ocasión cuando los inclementes rayos del sol le merecieron un breve descanso al pie de nuestra mesa. Ese día me dirigió unas breves palabras pero no para pedir, si no para ofrecer su apoyo en aquel movimiento ciudadano en defensa de nuestra playa ¿lo recuerdan?

Y volvió al silencio de su lentísimo deambular hasta hace unas pocas semanas cuando para sorpresa de los Guavinos ahí presentes emprendió por primera vez la larga cuesta de unos cuantos escalones para acercarse a nuestra mesa. Necesitaba ayuda –nos explicó- pero no para él, si no para Bety, una anciana enferma necesitada de una silla de ruedas para acudir a tratamiento médico…

Hoy Bety tiene ya su silla de ruedas y a nuestro amigo lo vi ayer, empapado hasta los huesos, imperturbable bajo un torrencial aguacero, paso a pasito, apoyado en su bastón, pensando ahora lo sé, seguramente en ayudar…

Mi más sincero y especial reconocimiento al Sr. Presidente de la Asociación Trabajo, Fuerza y Espíritu Para Personas con Discapacidad, Don Jorge Salazar Hernández.

Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com

domingo, 31 de agosto de 2008

Duda razonable...

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional vigente establece que se entenderá por crimen de lesa humanidad al asesinato, a la desaparición forzada y a la tortura cuando se cometan como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil.

Nada es más apropiado que el concepto de “lesa humanidad” para calificar a los asesinatos, los secuestros y la tortura que sistemáticamente, sin él menor atisbo de humanidad, sin escrúpulo alguno y con extrema crueldad comete la delincuencia organizada en contra de una ciudadanía inerme ante la corrupción y la impunidad prevaleciente por la incompetencia, la negligencia o la complicidad de las autoridades.

Son crímenes de lesa humanidad que estampan un hierro, candente, indeleble, por la profunda frustración, impotencia, pesar y enojo que provocan en el ánimo de las víctimas incluyendo en estas, no solo a los directamente afectados, si no también a sus familias y a la sociedad entera.

Son crímenes de lesa humanidad que han motivado a muchas voces al reclamo de la justa satisfacción, por los agravios y los daños, a través de la implantación de las penas más severas, incluyendo la muerte para los culpables. ¡Qué más podría pedirse como compensación ante el sufrimiento extremo y la muerte cruel de un ser querido! Difícilmente una madre, un padre, un hermano, un hijo podrían conceder la gracia del perdón a un delincuente cuando no es posible regresar el tiempo.

En los países donde es un jurado imparcial quien juzga a un individuo y el juez solo impone la pena, se le exige al jurado unanimidad en la decisión y se le instruye a que cuando no exista, basada en los hechos, la plena convicción de culpabilidad fuera de toda duda razonable, el acusado debe ser declarado inocente. Y esto es así por que la muerte de todos los culpables del mundo jamás equilibrará el fiel de la balanza ante la muerte por error de así sea solo un inocente.

Ese es el criterio que, a pesar del dolor y el tamaño de los agravios, deberíamos aplicar cuando consideremos exigir la aplicación de la pena de muerte para los responsables de los crímenes de lesa humanidad. Porque aquí no tenemos aún jurados imparciales y por que tampoco se aplica el principio de presunción de inocencia no obstante que está elevado a rango constitucional. Porque el que juzga también dicta sentencia. Porque en las cárceles hay muchos inocentes.

Imaginemos por un momento la estampa indeleble de un hierro candente por la profunda frustración, impotencia, pesar y enojo que provocaría en el ánimo de una madre, de un padre, de un hermano la ejecución del ser querido al que sabe inocente de los crímenes que se le atribuyeron.

Porqué, basados en los hechos, existe la duda razonable y fundada de que nuestro sistema de impartición de justicia tenga los atributos de honestidad, imparcialidad y efectividad que asegure la muerte de los culpables y la libertad de los inocentes.


Con mis mejores deseos,

Enrique Chávez Maranto


enrique.chm@gmail.com