Si algo me ha enseñado la vida es que
las 12 uvas esas, las de los buenos propósitos de cada inicio de año, como que
no tienen mucho sentido. Será porque nos hacen desarrollar planes para cumplir
con las buenas intenciones. Pensando en que en cuanto tengamos… en cuanto
lleguemos a la meta… o en cuanto no sé qué, alcanzaremos la felicidad.
Tanto tiempo se invierte en eso, en lo
que a lo mejor viene, o a lo mejor será, que olvidamos la felicidad que está al
alcance de la mano.
Lo único que existe, es lo que está
aquí, ahora; y solo aquí y ahora es donde podemos sentir, experimentar y
disfrutar la vida con plenitud pues mañana, ustedes saben, ¡Uno propone y Dios
dispone!
De nada sirve realizar un esfuerzo
extraordinario y meticuloso haciendo planes y programas si, la verdad sea
dicha, solo podemos responder, si acaso, por lo nuestro, de lo demás, de lo que
depende de otros o de la naturaleza, nunca.
Siendo así, tener la certeza de lograr
en el futuro aquello que pensamos que pudiera darnos la felicidad es imposible.
De ahí que en el camino surja el miedo de no alcanzar lo inalcanzable, el miedo
de la incertidumbre y de la inseguridad. El miedo, padre del sufrimiento y la
angustia.
¿Sufrimiento y angustia en el camino a
la felicidad? ¿Eso es lo que deseamos? ¡No! Construyamos hoy una visión de
futuro, la casa de nuestros sueños, la realización anhelada pero no esperemos
ser felices hasta lograrlo. Seamos felices todos los días acometiendo con
pasión y entrega la labor de pegar el más humilde de los ladrillos.
Sean felices hoy, vivan hoy, disfruten
hoy. Todos los amaneceres son hermosos así que no hay porqué despertar unos
días enojados y otros contentos. Si tienen una pareja disfrútenla, si tienen
una familia ámense, si se tienen así mismos sean conscientes del milagro que
son, eso es lo verdaderamente importante… todo lo demás es descartable. Fuera
de eso, de lo importante, no consideraría nada.
Recuerdo circunstancias que he
considerado muy difíciles. Ahora sé que ha sido porque estuve apegado a un
sueño y al tratar de alcanzar lo inalcanzable me acometió el miedo de la
incertidumbre, del fracaso, de la muerte. Pero al cabo del tiempo todo se ha
resuelto. Si, al final del día todo se resuelve.
Finalmente les deseo que disfruten
mucho con su familia la navidad, el año nuevo, ¡todos los días! y… que no
piensen tanto en las uvas y en los buenos deseos.
Piensen y hagan lo que pueden hacer
hoy, en el beso omitido; en el abrazo rehusado; en el cariño y en la mirada
hacia el ser amado, a los amigos o hacia quien sea… que niegan y se niegan hoy.
Con mis mejores deseos,
Enrique
Chávez Maranto
enrique.chm@gmail.com
twitter.com/enriquechm